Ciudad Victoria, Tamaulipas.- Carlos Iván Martínez Yado vive en su mundo interior. Él es un niño autista y un novel pintor tamaulipeco.

Gracias a las artes visuales, se abrió una ventana que le permite convivir con sus padres y compañeros de escuela.

Su madre Karla Yado, comentó que fue a los dos años y medio cuando descubrió que era autista.

En ese momento, el mundo se les vino encima.

Pero, no se rindieron y fue en esa lucha cuando gracias a su maestra Fernanda Izaguirre, descubrieron que el niño era bueno para la pintura.

“Empieza a descubrir que el niño depende del estado de ánimo en el que él anda, el niño empieza a jugar con los colores” comentó la madre.

Y Agregó “El niño empezó a pintar en tonos muy oscuros, posteriormente se le ocurre darle un lienzo y es allí cuando se da cuenta que Carlos se expresa, le gusta mucho pintar, se tranquiliza se comunica y ve una forma de comunicación con la pintura”.

Además, la madre de Carlos Iván da un consejo a los padres con niños autistas

“Yo les diría en principio séquense las lágrimas lo más rápido, lloren un mes, dos, pero séquense las lágrimas y empiecen a buscar apoyo. Mientras más rápido nosotros nos quitemos de encima el miedo y empecemos a buscar ayuda, más rápido nuestros hijos van avanzar.”

Hace cuatro años, Iván empezó a pintar y hoy a sus trece años ya ha expuesto en cuatro ocasiones sus obras en las principales galerías de Ciudad Victoria.

Actualmente cursa la secundaria. Sus padres aspiran que termine una carrera universitaria.

Mientras, Carlos Iván le gusta convivir con sus amigos, y hasta comparten su pasión por las artes visuales.

Para su maestra Fernanda Izaguirre, Carlos Iván ha sido todo un reto

“Ha sido todo un reto enfrentarte a maestros que dicen, es que yo no creo, no creo en el avance del niño, no creo en lo que están haciendo, o no entiendo porque lo tienes en una escuela regular si él debería estar en un Cam o que le estén dando clases en su casa”.

Carlos Iván ha demostrado que no hay límites. El arte se ha vuelto un lenguaje alternativo para él, es un chico que le gusta ir a la tienda a comprar sus golosinas y relacionarse con los demás.

Y gracias a la pasión por la pintura, le ha permitido romper los paradigmas del autismo.