Nuevo Laredo, Tamaulipas. – Cubanos, africanos, centroamericanos, de todos los migrantes se habla en Nuevo Laredo, pero en ocasiones se olvidan de los que pudieran ser más importantes, los mexicanos.

Sandra Patricia Ramos Chávez se mezcla en el refugio con migrantes de diversas nacionalidades, duerme donde mismo, come lo mismo, aunque ella sí está en su tierra, una tierra que le ha dado pocas oportunidades.

“Cuando estás en tu país eres discriminado, pero cuando estás aquí, te pasa lo que a los demás migrantes, lo hacen de menos a uno acá”, expuso.

Originaria de Tapachula, Chiapas, Sandra está consciente de las dificultades que pasan los migrantes para llegar a México, pues aún ella, estando en su país, tiene que migrar de su hogar para buscar una oportunidad.

“Lo que me motiva ahorita, es mi hija, porque quiero tener algo para ella, no quiero que esté como yo, no tengo nada, no tengo a nadie”, comentó la mujer de 30 años, con su bebé en brazos.

A diferencia de migrantes de otros países, ella solo tuvo que tomar un autobús para buscar la oportunidad de cruzar a los Estados Unidos, pero a pesar de todo, tiene que esperar.

“Yo ya tengo dos meses, voy a hacer tres, aquí pues no hemos pasado travesías grandes, porque viajamos normal, pero estando aquí es bien difícil porque los hijos no están acostumbrados a vivir aquí, se aburren”, comentó.

La madre soltera cuenta que en Chiapas la vida ha sido bastante difícil, ya que sin un hogar propio y con el abandono del padre de su pequeña, ella ha tenido que sacarla adelante, incluso en Nuevo Laredo para sobrevivir y conseguir pañales y leche para su hija tiene que lavar ropa y hacer otros trabajos.

“Allá está difícil porque la gente cierra sus tiendas por todos los problemas que hay, todos los migrantes que vienen para acá, le echan la culpa que los migrantes asaltan y eso”, precisó.

A pesar de todo, Sandra asegura que de no lograr el sueño americano buscará en esta frontera el darle a su pequeña lo que necesita.