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Viven donde les caiga la noche

La Comisión Estatal de los Derechos Humanos de Baja California emitió una recomendación a los cinco presidentes municipales que integran esta entidad, con el propósito de atender a las personas que viven en condición de calle
Por: Alfonso López/Tijuana El Día Miercoles 20 de Diciembre del 2017 a las 08:20

En la actualidad, salvo en Ensenada, en el resto de los municipios no se tiene un censo de cuantas personas viven bajo esa condición
Autor: Alfonso López
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Tijuana, Baja California.- A penas el fin de semana, la Comisión Estatal de los Derechos Humanos de Baja California emitió una recomendación a los cinco presidentes municipales que integran esta entidad, con el propósito de atender a las personas que viven en condición de calle.

En la actualidad, salvo en Ensenada, en el resto de los municipios no se tiene un censo de cuantas personas viven bajo esa condición.

En el caso particular de Tijuana, se podría decir que ninguno es originario de la ciudad, todos son migrantes ya sé que pretendieron cruzar ilegalmente y no lo consiguieron o que fueron deportados de Estados Unidos y no encontraron la manera de vivir dignamente.

Hay quienes la causa por las que no tienen donde vivir o como subsistir fueron provocadas por otros motivos, como es el caso de María Luisa Castro Valenzuela, es la indigente más famosa de Tijuana, es conocida como “La Maguana”,  en sus tiempos de juventud fue una famosa vedette, pero las drogas, el alcoholismo y otros factores la llevó a que en la actualidad ande vagando y pidiendo limosnas.

Por lo regular se sienta a fuera de catedral a pedir limosnas, duerme a una cuadra de ahí sobre un pedazo de cartón y se tapa con una cobija frente a un puesto de periódicos que deja sin temor a que lo lleven, todo mundo sabe que es de ella, comenta un señor que pasaba por la zona y al ver que tomábamos fotos preguntaba si sabíamos quien dormía ahí, “es de una mujer que fue muy famosa, pero hoy es muy agresiva, a veces anda en la calle toda desnuda, golpea e insulta a las personas que se vaya topando, es de La Maguana”, decía, para después retirarse sin decir más.

Momentos antes nos habíamos topando con María Luisa, estaba enferma, como con gripa, justo en el piso a fuera de una de las entradas a la Catedral, nos decía que se sentía muy mal, se veía sudorosa, era difícil entenderle más de lo normal.

“Me siento mal mijo”, nos decía, “no puedo ir con el médico, me siento muy mal”, volvía a decirnos, ante la vista de quienes pasaban por ahí y que no se detenían en su paso.

Una persona, luego de retirarnos de ella, nos cuestionaba el porqué tomábamos fotos de lo malo, refiriéndose a los indigentes, “habiendo cosas tan bonitas, solo se fijan en cosas negativas ustedes”, criticaba.

Otro señor a fuera de Catedral, sentando en una silla de ruedas pedía limosna, parecía invisible porque a sus espaldas otra persona que salía del templo se dio la vuelta para persignarse y retirarse, jamás volteo a ver al señor en la silla que le había estirado la mano con un bote pidiéndole dinero.

Muy cerca de ahí, otra persona ya mayor levantaba sus cobijas y guardaba muy lentamente sus cosas dentro de una maleta deportiva ya deteriorada, él se llama Arturo Iturbe, es originario de la Ciudad de México, pero se fue con su familia a vivir a Estados Unidos de donde lo deportaron, desde hace 18 años vive como indigente en la calle.

“Vivo en la calle, días que voy al albergue, días que he trabajado, ando bien y todo eso”, comentaba quien a duras penas puede caminar.

Dice que la policía lo mueve cada rato, ya lo conocen y lo tratan bien, prefiere dormir en la calle que en los albergues porque le cobran de 20 a 25 pesos la noche, dependiendo el lugar y no tiene para pagar.

Hablar de un trabajo es imposible, “¿por qué cree usted? míreme a los ojos y vea porque no me dan trabajo, no se va a equivocar porqué no trabajo”; tiene problemas de alcoholismo, esta ya mayor y no tiene fuerzas para trabajar, el mismo alcohol deterioro su salud.

En respuesta de cómo es vivir en la calle dijo “es un éxtasis, es como un éxtasis”, volvía a repetir, “es algo más allá de lo que una mente puede soportar precisamente con el frío, con la sed, con el hambre, es algo que se te junta y no puedes y le pides a Dios y le pides, todo se te hace difícil, ahorita no puedo moverme, porque mis pies no me permiten mover, estoy débil”.

Su día inicia cuando él quiere y termina de la misma manera, dice que hace lo mismo que en la noche, nada.

Vive de lo que la gente que le conoce le da, “me bendicen con un atolito o así”.

Menciona que solo le hacen falta fuerzas para levantarse “las fuerzas del búfalo, de Dios, no las fuerzas del hombre”.

Entre las personas como él que viven en la calle no tienen problemas, no es como la ley del más fuerte, “nosotros no mandamos aquí, el sistema, solamente estamos viviendo en los subsuelos”.

Sobre el papel del gobierno hacía con ellos respondió “a nosotros nunca nos han apoyado, para mí no cualquier tipo (de ayuda es buena), que me estén sometiendo a una casa a estar bajo los rudimentos de la gente que está ahí, no aguanto”.

Anoche durmió sobre la calle segunda entre Niños Héroes y Constitución, cuando se vaya la luz del día dormirá en donde se encuentre en ese momento.

Otra conocida entre los indigentes, dice ella misma, es Reina Patricia López, originaria de Nogales, Sonora, es muy callada, con nadie le gusta hablar, la respetan los demás que viven en la calle, tiene entre nueve y diez años viviendo en la calle.

Por lo regular duerme por la zona del bordo, “a mí también me han dicho, póngase a trabajar, ya está grande, y sí, yo les he pedido trabajo, me han dicho vente cambiada, me voy así y me dan con la puerta en la casa”, explica.

La razón es que no tiene donde bañarse, a veces se va y se baña con el agua de la canalización, no tiene más ropa más la que trae puesta y cuando se cambia es porque la gente le da algunas prendas de vestir.

Lo mucho o poco de dinero que llega a tener producto de las limosnas, lo utiliza para comprar droga, es así como dice que puede soportar más el frío y el hambre, “heroína con cristal, pido limosnas, siempre he vivido de eso, pido limosna y pues busco donde venda”, comenta.

Por lo regular son las organizaciones civiles las que les brindan ayuda, entre ellos mismos se corren la voz cuando van y les avisan que les llevaran de comer o vestir en algún punto de la ciudad, principalmente de la zona centro.

Las autoridades municipales había estado evitando que deambularan en la zona centro, en el bordo o en la canalización del Río Tijuana, por presión de los empresarios, bajo el argumento de que daban mal aspecto a los turistas.

En un breve recorrido, nos volvimos a percatar que están volviendo a esta zona poco a poco, algunos nunca se fueron.

La recomendación emitida por la CEDH de Baja California a los presidentes municipales de Mexicali, Tecate, Tijuana, Playas de Rosarito y Ensenada, es por la violaciones sistemáticas a los derechos humanos de las personas en situación de calle.

Por ese motivo pide que los municipios en la medida de sus competencias, implementen mecanismos que primeramente visibilicen a la población en situación de calle, al ser preocupante que no se cuente con estadísticas que permitan el acotamiento de acciones o recursos que se deban destinar para sufragar las necesidades inmediatas o básicas de las personas como son la protección a la saludos, su integridad, su seguridad personal.

Expone derechos humanos que las personas en condición se calle se encuentran expuesta a múltiples factores victimizantes, que debe de atender la autoridad.

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