México,(Notimex).- Para que una persona tenga conciencia con respecto a la prevención de incendios, se requiere que una campaña se mantenga vigente en medios de comunicación por lo menos durante una década, ya que si es menos tiempo, el mensaje no penetra, afirmó Virginia Sendel.

“Si el objetivo es que una campaña funcione, las autoridades tendrían que hacerla intensiva y permanente, o por lo menos con una duración de diez años. Sólo así podríamos decir que descendió el número de gente quemada. Lamentablemente, no existe una campaña como tal en México”, precisó la fundadora y presidenta de la Fundación Michou y Mau.

Desde hace casi 20 años, la organización no lucrativa que preside trabaja en colaboración con el Hospital Shriners en Galveston, Texas, donde brindan atención especializada a niños con problemas ortopédicos, quemaduras, lesiones de la médula espinal, y labio leporino, entre otros.

“En Estados Unidos aceptan a nuestros niños quemados porque allá sus campañas sí funcionaron y tienen un mínimo de pacientes. El 80 por ciento del hospital tiene 30 camas en el área de terapia intensiva, las cuales están ocupadas por niños mexicanos”, señaló en entrevista con Notimex. 

La Fundación Michou y Mau suma más de 18 años de experiencia en dar asistencia integral a niños mexicanos con quemaduras severas y a sus familias.

Nació luego de que en diciembre de 1998, un cortocircuito en el pino navideño de la casa de su hija Michelle, envolvió en llamas su hogar. La joven salvó a dos de sus hijos, pero murió calcinada en su intento por rescatar a otros dos, sin saber que los bomberos ya los tenían en sus manos.

Camila, de entonces dos años y medio, y Mauricio, de cuatro años, fueron trasladados a un hospital del Distrito Federal que les ofreció un deficiente servicio médico y el pequeño murió.

La fundación se creó por enojo, coraje e impotencia al saber que mi nieto había muerto, no por el grado de quemaduras que tenía, en un 50 por ciento, sino porque no recibió la atención que requería. Tras 10 días del accidente, él llegó infectado al hospital de Estados Unidos y perdió la vida", señaló.

“Mi nieta, de entonces dos años y medio, tenía 45 por ciento de quemaduras en su cuerpo y no llegó infectada. Con el tiempo, la fundación se convirtió en mi táctica de salvación, cambió mi química y mi forma de pensar porque comencé a dedicarme a salvar a los niños quemados”, platicó.

A la fecha cuentan con ocho unidades de atención en distintos estados del país.

“Hemos apoyado a unos ocho mil niños y les damos seguimiento hasta que cumplen 18 o 21 años. Es mucho lo que hemos hecho, más de lo que me imaginé que pudiéramos haber logrado”, destacó Virginia Sendel.

La periodista y filántropa indicó que a lo largo de casi dos décadas, la Fundación  Michou y Mau ha capacitado a más de 30 mil personas para que atiendan de manera correcta a personas con quemaduras, desde bomberos, paramédicos, médicos, enfermeras, camilleros, y a los pilotos.

Mencionó que más de dos mil niños han sido trasladados al Hospital Shriners en Galveston, donde son atendidos de manera gratuita hasta que cumplen 18 o 21 años.

“Pero sigue faltando los más importante, una campaña de prevención para enseñarle a todo México: niños, papás y abuelos para evitar que los nuestros se quemen. Nos hemos aliado con el Consejo Nacional de Fomento Educativo, para llegar a las áreas donde están los más pobres del país”.

Resaltó que ya cuentan con el apoyo del Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (ISSSTE), del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) y del DIF que ha sido su máximo impulso a nivel nacional.

"Eso nos dio un respiro porque luego de que el dólar subió y con la situación económica del país, ha sido difícil conseguir gente que quiera donar. Cada niño nos cuesta de 200 a 250 mil pesos para lograr su traslado en avión o ambulancia y que sea atendido de manera gratuita en uno de los mejores hospitales de Estados Unidos", puntualizó.

La Fundación Michou y Mau cuenta con tres camiones-museo itinerantes que recorren varias ciudades de la República Mexicana para enseñar a los niños los métodos de prevención en incendios y quemaduras. Se lograron gracias al  apoyo de Motorola Foundation y el diseño de Distroller.

“Sí hemos logrado cosas buenas, pero ya también me canso. Hay veces en que he dicho: ‘no puedo más’, pues ya no soy jovencita. Tengo dos cirugías fuertes en la columna vertebral aunadas a todos los achaques propios de mi edad (72 años); además, tuve una piedra en el páncreas", señaló.

“Lo que me mantiene viva es cada niño que se salva, porque cada uno tiene un poco de Michou y Mau. Aunque no quisiera dejar la fundación, llegará el día en que deba hacerlo y quiero capacitar a quien quede en mi lugar. Me gustaría mucho que fuera mi nieta Camila, pero aún está muy chiquita para pensar en eso”.

Recordó que su hermano menor era la persona ideal y quien fungía como director de la organización, pero hace dos años murió.

“Mientras encuentre a quien quede en mi lugar, seguiré viajando a cada estado en búsqueda de ayuda. Cada seis años cambian las administraciones del gobierno y es volver a empezar, volver a llamarles e insistirles para que atiendan a sus niños quemados, o que lancen campañas. Es difícil pero no, todavía no quiero tirar la toalla, seguiré adelante”, concluyó Sendel.