Al tener la oportunidad de escribir una columna, es muy importante poder estar al tanto de los distintos acontecimientos en nuestro mundo, país, estado y ciudad. Al hacer esto uno tiene la oportunidad de formar su propio criterio acerca de lo que ocurre en nuestro entorno, tratando siempre de ser ecuánime, veraz y fundamentado en la crítica u opinión emitida. De igual manera otra manera de estar al tanto de las cosas es interactuando y escuchando a la ciudadanía, quien quizá no siempre son portadores de la verdad absoluta pero sí sirve para formar un criterio sobre el acontecer social. En fechas recientes he tenido la oportunidad de conversar con compañeros que también escriben y otros que laboran en distintas áreas del actual gobierno estatal, acerca de cómo perciben el ambiente y los resultados del mismo hasta el día de hoy.

Aún que yo he externado en diversas ocasiones en mis escritos mi sentir, siempre es interesante intercambiar posturas y generar de esta manera conclusiones más completas y diversas. A raíz de estos fructíferos encuentros uno puede darse cuenta que las opiniones se dividen mucho y según el ánimo social prevaleciente es que estas se intensifican o minimizan, por ejemplo con la escalada en temas de inseguridad  la gente tiende a ser más contundente en la crítica negativa hacia el hacer gubernamental. Se comienza a ver ya mayor coordinación en la implementación de programas, se van haciendo ajustes necesarios pero también se siente un cierto pasmo laboral, según algunos trabajadores de gobierno. Comentan que saben que es corto el tiempo pero dicen tener algunas dudas en cómo se están llevando a cabo las cosas. Unos aprueban y otros siguen sin sentir un cambio real según su apreciación o al menos desde la perspectiva de las áreas en donde laboran.

El título de la presente columna no lo escribí en el sentido de la frase que se utiliza para dar a entender que las cosas van sin un cierto rumbo definido sino para hacer la reflexión de pensar que hubiese pasado de no haber existido la alternancia en el gobierno, ¿en verdad estaríamos mejor de haberse dado la continuidad?

Dejaré que cada quien saque sus propias conclusiones pero si diré esto, según los aprendizajes en nuestra historia universal, hemos podido ver que todo sistema que se prolonga en el poder generalmente se corrompe o se distorsiona negativamente de una u otra manera. Los cacicazgos en mi punto de vista muy particular nunca son del todo buenos, aunque en sus procesos se hayan hecho muchas cosas muy buenas, pero el cambio es necesario para evolucionar. Simplemente veámoslo con nuestro hermoso planeta, lleva evolucionando miles de años y los cambios son cada vez más frecuentes. Muchas voces dicen que los vientos no venían tan cargados de tanta fuerza y que no han podido tumbar ciertas barreras que impiden nuestro progreso. Y aunque respeto ese sentir, discrepo de él, en el sentido que es injusto generar un juicio definitorio cuando corto ha sido el tiempo para demostrar mayores resultados. No concuerdo con diversas políticas internas implementadas y eso lo he enunciado pero si considero que es importante darles tiempo, espacio y apoyo a aquellas acciones que sean para el beneficio de todos. Si el gobernador secunda sus palabras, haríamos bien en no gastar nuestro tiempo en peleas que no nos llevaran a ningún lado y ver la manera de todos conjuntar los esfuerzos para respaldar los cambios cualitativos para nuestra tierra.

Colores, credos e ideologías aparte, el tiempo de actuar es ahora sin hacer distingos ni discriminación. Y si es el mismo gobierno quien no llegue a poner la muestra de ello, simplemente su credibilidad ira desvaneciendo y el encono social incrementando. Pero si su postura es de unificación y de verdaderamente velar por los intereses de los Tamaulipecos, hay que sumarnos todos a la causa, no de un color en especial sino de nuestra herencia, legado, de nuestra tierra. Por qué hablando de colores, yo en verdad ya no deseo ver más el rojo sangre que desafortunadamente mancha no solo nuestro suelo sino nuestro presente y futuro. Los Tamaulipecos nos merecemos más que eso y para ello hay que unir nuestros esfuerzos.

Jorge Alonso Infante Alarcón  

Carrera Licenciado en Relaciones Internacionales.

Maestría en Administración Pública en la U.A.M. Francisco Hernández García (U.A.T.)