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EnCRISISjada

Por: David Vallejo El Día Lunes 10 de Abril del 2017 a las 09:15

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Consejo: La democracia es el peor de todos los sistemas políticos, con excepción de todos los demás. W. Churchill

Esta semana murió Giovanni Sartori referente de politólogos en cuanto a sus aportaciones sobre sistemas políticos, sistemas de partidos y la teoría de la democracia; para comunicadores por sus reflexiones sobre los efectos de la televisión en la opinión pública; y para abogados por sus escritos sobre ingeniería constitucional comparada. Sin duda, un convencido de la democracia liberal, un hombre de ideas claras que como buen filósofo de la modernidad, provocó o generó empatía ideológica manteniéndose vigente siempre, ahora desde la trascendencia.  

Para Sartori la democracia es el poder del pueblo, el acto democrático por antonomasia es el voto, pero el sistema democrático va mucho más allá requiere del interés de los ciudadanos en la cosa pública y su participación. Tiende hacia el control por parte de los ciudadanos de las acciones de sus gobernantes. Dicho sistema requiere de un marco para su desarrollo en el que a su vez debe existir democracia social y económica que permita libertades, elecciones y separación de poderes para garantizar el equilibrio de un sistema en tensión constante porque tolera a sus enemigos quienes buscan corromperlo a su favor, ya sea por dinero, vigencia o fama, en fin, por poder. Ventajas y debilidades propias de la libertad y la competencia que representan una enCRISISjada presente en el mismo ADN democrático.

Dicho esto en la actualidad se habla de una crisis del modelo democrático argumentando que ha dejado de representar a la mayoría, que dejo de ser el poder del pueblo porque en los países vota entre el 40 y 60% y basta el 51% de dichas preferencias para llegar el poder, representando solamente una tercera parte del electorado. Sin embargo, las competiciones democráticas siempre han sido así.

Por otra parte, porque el sistema de competencia está favoreciendo que personajes conservadores, populistas y nacionalistas como Trump, Putin o incluso Le Pen y Boris Johnson mediante la manipulación y la polémica ganen los reflectores permitiéndoles acceder a cargos relevantes en sus naciones. Qué la "mayoría" está apoyando a dirigentes que van en contra de los valores necesarios del sistema democrático. Qué dicho apoyo se debe a un rechazo del electorado a los políticos tradicionales. Sin embargo, algunos estudiosos como Uri Friedman señalan que el fenómeno tiene que ver más con la pérdida de fuerza de los partidos que hasta hace poco eran hegemónicos propiciando una balcanización del escenario electoral argumentando que en las recientes elecciones tan en cuestión, el triunfó lo dio una mínima diferencia en las preferencias electorales, es decir que el statu quo no es uniforme, por más que las voces que se expresan al respecto se hagan sentir más que otras. El argumento es que la fragmentación está polarizando generando ruptura en los consensos sociales.

Otros señalan que se debe a la explosión de desigualdades económicas y geográficas como lo explica el economista francés Thomas Piketty. Sin embargo, otros como Timothy Heyman y Jorge Marmolejo elaboraron recientemente una gráfica sobre el crecimiento del PIB per cápita mundial que muestra una multiplicación por 30 veces de 1960 al 2015. También existen datos de organismos internacionales que señalan que la pobreza extrema ha ido disminuyendo y que existen avances notables en materia de salud. No existen pruebas contundentes que evidencien que hay fracaso en los hechos sociales y económicos, y más bien, lo que justifica las tentaciones populistas tienen que ver con la imposibilidad de explicar y asentar verdades sobre la factibilidad de un mejor futuro.

Qué gobiernos elegidos legítimamente mediante el acto democrático del voto están limitando las atribuciones del poder judicial, que pugnan por leyes electorales a modo y que en algunos casos, convierten a los medios de comunicación en su arma propagandística, como sucede en Venezuela. Tenemos países que se dicen democráticos, que tienen elecciones pero que van reduciendo paulatinamente las libertades con la justificación de la necesidad de hacer sacrificios presentes por un futuro mejor o de tener que afrontar enemigos que van desde exterior por supuestas amenazas que les representan, hasta el interior por cuestiones de raza, religión o migración.

Se argumenta que la democracia dejo de ser el mejor sistema porque no garantiza la estabilidad, que en el mundo moderno y futuro sólo la tecnología la propicia. Qué Estados Unidos por sus excesos de libertades va perdiendo el poder desde dentro porque realmente quienes controlan el mundo son "los Zuckerberg o los Gates que sólo son responsables de sí mismos y que han provocado que existan grandes fortunas sin un proyecto social ni político, dando origen a un mercado que se puede hackear y destruir no sólo imponiendo al presidente de Estados Unidos, sino controlando todo su software" como lo señalara Antonio Navalón en su reciente columna titulada "la guerra de los mundos" publicada en el periódico El País.

Si bien todos los argumentos antes expuestos son válidos, estoy convencido que la principal crisis del sistema político está siendo motivada por nosotros mismos, nuestra participación es fundamental para el sistema democrático y si bien, compro la idea de que en México somos una sociedad poco participativa por el corporativismo estatal adoptado después de la revolución, por el monopolio del poder de un sólo partido y de la acción política que vivimos por muchos años, me parece que ya pasó mucho tiempo de eso y que ni la apatía ni la corrupción son virus contagiosos. Hoy somos más libres que las sociedades anteriores, sin embargo dicha libertad nos volvió esclavos de otras cosas, volcados en sí mismos y expuestos a múltiples estímulos desordenados que nos auto imponemos potenciados por la tecnología y que provocan apatía, cansancio y hartazgo. Vivimos corriendo, buscando pertenecer ya que es mejor parecernos a estereotipos que el riesgo del aislamiento por autenticidad. Estamos volcados al exterior y cansados como para participar en la política, mejor sólo aceptamos las cosas de manera sumisa, las criticamos en el café o las redes o las acumulamos como información por morbo o costumbre, nos volvimos subversivos de closet y disruptivos de imaginación. También nos ganó la desesperanza de querer cambiar las cosas, cambiar los partidos, cambiar los gobiernos, ya que cuando lo intentamos obtuvimos siempre los mismos resultados.

Los políticos fueron perdiendo representatividad por falta de resultados y los partidos políticos porque buscaron más votos situándose en ejes que no fueran los tradicionales de derecha - izquierda dejando morir sus ideologías e ideólogos que decepcionados, aislados en sus oficinas y perdidos en sus recuerdos terminan muriendo por los años, el azúcar o el colesterol.

Para tener un sistema democrático sano necesitamos cambiar nosotros mismos, necesitamos promover sus bondades, utilizar la misma tecnología para generar ciudadanía abriendo canales de participación política que permitan la construcción de liderazgos éticos, capaces de afrontar nuestros grandes retos. Dicha reflexión debe traducirse en acciones que sólo nuestros espacios de autonomía pueden generar, las universidades; la prensa libre; el internet y sus redes sociales; y la sociedad organizada debieran ser los protagonistas.

Algunos autores proponen una democracia stealth, sigilosa, en la que sean los expertos quienes tomen las decisiones, no suena mal ya que las decisiones de gobierno cada vez son más complicadas y requieren tomar en cuenta muchas variables. Sin embargo, los expertos hoy ganan más en la empresa y el riesgo del escrutinio de la opinión pública hace de esta oferta, una poco atractiva. Por otro lado, la alternativa para fortalecer la participación ciudadana y los niveles de confianza más común tiene que ver con la democracia directa, haciendo corresponsable a los ciudadanos en la toma de decisiones con un propósito de consenso, compromiso y formación a la vez.

¿Quizás educación de valores ciudadanos desde la primaria? ¿Mayor financiamientos para las Organizaciones de la Sociedad Civil? ¿Mayores y más atractivos mecanismos de seguimiento de la acción pública para la toma de decisiones? En fin, seguramente como en todo fenómeno complejo una mezcla de lo anterior en combinación exacta para atender la enfermedad del paciente que en este caso es nuestro sistema democrático antes de que muera y pueda dar paso al autoritarismo.  

En la actualidad, un índice de Freedom House que mide el nivel de transparencia de los procesos electorales, el pluralismo, la libertad de expresión, la independencia judicial entre otros factores, publicó que el año pasado fue el onceavo consecutivo donde se dio un retroceso en las libertades. También de acuerdo al Latinobarómetro el 81% de los mexicanos están insatisfechos con la democracia, ubicando a México como el país de América Latina con menor apoyo a esta forma de gobierno. 

O cambiamos y participamos exigiendo anteponer la ética sobre los intereses personales y la congruencia como norma de actuación política o somos testigos de cómo los candidatos de siempre recurren a los lugares comunes y nos dicen sus promesas inviables técnicamente o políticamente que tantos aplausos provocan mientras evolucionan en los políticos de siempre. Porque mientras el gobierno federal que dice que acabar con la inseguridad es su prioridad pocos han caído en cuenta que destina en justicia y defensa el 1.3 por ciento del PIB cuando los países parecidos destinan el 5%. Porque la economía nos duele y preferimos ese dolor que estar en el escrutinio social de las minorías que exigen, prefiriendo no ver o sólo indignarnos sabiendo que el  gobierno tuvo los recursos suficientes provenientes del aumento de impuestos, pero en cambio aumentó más el gasto y no aplicó los planes de austeridad que prometió y así gobiernos estatales y municipales que prometieron un cambio, lo cumplieron en cuanto a los nombres de funcionarios pero con iguales o peores resultados.

Nuestro Valium cívico son las mentiras y promesas porque la realidad a veces duele y requiere el esfuerzo de su búsqueda. Quizás es tiempo de bajarle al acelere, pensar en el futuro que queremos y detenernos a escuchar, sobre todo a reflexionar para ser aliados críticos y propositivos, buenos ciudadanos. Pasar del quien gana al para que gana recordando que los políticos van de la mano de lo que la ciudadanía exige. Empecemos por cambiar el pensamiento de ganadores - perdedores en la competencia electoral a la política responsable que sigue el ejercicio de la eficiencia. Dejemos que Sartori descanse en paz y no siga su alma en pena ante las tentaciones del autoritarismo o que la democracia pierda en su enCRISISjada.

Placeres culposos: Para no salirnos del tema, leer a Felipe González y José Fernández- Albertos con "¿Quién manda aquí? la crisis global de la democracia representativa".

Ver la inducción de uno de mis artistas favoritos al Rock and Roll Hall of Fame, Pearl Jam, https://www.youtube.com/watch?v=Ie38dpnmM5Y

Y Claro llevar procurar llevar a mi hija por primera vez a que se meta a la playa...

David Vallejo

Nació en Tampico, Tamaulipas en 1979.  Es licenciado en Ciencia Política y Administración Pública por la UDEM, cuenta con maestrías en Política y Gobierno por el Colegio de Tamaulipas y Administración Pública por el INAP - IOUG. Actualmente estudia la maestría en Comunicación política y Gobernanza y es doctorando en Ciencias Sociales. Ha sido funcionario y profesor, comprometido con la buena política y la naturaleza, hombre de familia, melómano y lector.

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