Pareciera que se repite de nueva cuenta la historia de las pasadas elecciones federales presidenciales, en donde López Obrador sigue pareciendo el rival a vencer. El hartazgo popular, el desencanto en contra de varios partidos políticos, tiene al oriundo de Tabasco en una posición fuerte para ahora sí tratar de dar la campanada. Para muchos analistas no sería su primer triunfo, ya que se pregona que hubo un fraude o colusión maquiavélica, para que este no llegara a ser presidente de la república en los pasados comicios. Él por lo pronto, sigue con su discurso en contra del sistema, de la corrupción e impunidad, se propone como la única solución para derrocar a la “mafia” del poder, como el lleva llamando a los gobiernos por años, con mucha razón o ridículamente, dependiendo como se le vea, sigue aseverando que Salinas está detrás de todo lo malévolo que sucede en la política nacional.

Controversial y carismático, perseverante y terco, megalómano y sencillo.

No es fácil encuadrar a este singular personaje, se le quiere o se le repudia, pero nunca se le puede subestimar. En alguna ocasión ya mencionó que si en esta elección no gana, se retira de la política, habrá que ver que tan cierto es en caso de no salir avante o esperar para ver que finalmente y no con eventos “alternos oficiales”, ahora sí, se logra poner la banda presidencial. Lo que claro se nota y la verdad es por demás difícil refutar, es que cada día que pasa incrementa la cantidad de golpeteo político en contra de su persona. Desde los partidos rivales, medios de comunicación, redes sociales, etc., comienza a verse una clara tendencia de tundir al Peje. Y eso solo es porque saben que la posibilidad de que se lleve el triunfo es fuerte, tanto así que ya comienza a verse una desbandada de diversos personajes que juraban amor por otras camisetas y/o colores y que ahora dicen les sienta mejor el color Morena.

Todavía falta tiempo y como todo en la vida, nada está asegurado, lo único que sí, es que entre más crezca en popularidad, más se entretejerán redes opositoras, que prefieren la continuidad de un sistema con el cual se han beneficiado, en lugar de darle pasó al pensamiento izquierdista o popular. O peor aún para ellos, que por fin llegue el “loco”, aquel que para ellos representa un verdadero peligro para México.

Pasando el dato…

En amena charla y en el contexto de la reciente celebración de los 88 años del tricolor, con algunos tragos de tequila encima, se preguntaba un buen amigo:

¿Y dónde están todos aquellos que se pavoneaban en los eventos masivos, los mismos que se sentían semi-dioses, los que por años se beneficiaron del sistema, aquellos que llenaron sus alforjas a costas del partido y gracias a los compadrazgos del poder, donde chingaos están esos cabrones?

Ahora sí les da vergüenza dar la cara o resultaron ser lo que siempre se sospechaba, unas sanguijuelas que chuparon bonito cuando la vaca estaba gorda y ahora que es época de vacas flacas, ni se asoman los muy sin vergüenzas.

A pesar de mis risas e intento de puntualizar en algunas probables causas de justificación, remató….

¡No manches compadre, ni empieces a querer defender lo indefendible porque tú también te vas a la chingada, y eso quiero que lo escribas carbón y sin adornarle!

En desacuerdo con el recuerdito, pero cumplido compadre…

Jorge Alonso Infante Alarcón  

Carrera Licenciado en Relaciones Internacionales.

Maestría en Administración Pública en la U.A.M. Francisco Hernández García (U.A.T.)