Consejo: A menudo me he tenido que comer mis palabras y he descubierto que eran una dieta equilibrada. W. Churchill

Los Chifladitos fue un sketch del programa de Chespirito en el que dos "chiflados" hablaban incoherencias y llevaban una vida aparentemente normal dejándose llevar por disparatadas acciones y pensamientos que eran presentados ante las personas normales sin ningún tipo de reparo.  Sabían que la gente decía que estaban locos, sin embargo, en su mundo no comprendían el motivo y ni siquiera tenían la posibilidad de reflexionar en ello, porque su imaginación siempre viva e inoportuna se echaba a volar para dar paso a diálogos como el siguiente:  

Lucas: ¿Cómo te fue de cacería en Checoslovaquia?

Chaparrón: Regular yo quería cazar algunos churruminos

Lucas: ¿Qué es eso?

Chaparrón: Son algunos animales que yo invente en la imaginación

Lucas: ¿Pero cómo son?

Chaparrón: No se, todavía no atrapo ninguno

 Sin duda, analogía y preámbulo perfecto para abordar el esfuerzo de nuestro presidente para generar empatía ante su alta desaprobación. Él y su equipo de asesores construyen una narrativa en cuanto a la necesidad de asumir costos presentes con responsabilidad para estar mejor preparados para él futuro. También el discurso de la unidad se ha vuelto recurrente ante la voluntad de presentar la fortaleza que da la solidaridad ante quienes agravian desde fuera. Enrique Peña Nieto memoriza sus discursos y los pronuncia con naturalidad, generalmente ante auditorios que lo rodean y que le permiten proyectar la seguridad de un maestro que se puede desplazar en el escenario cuál salón de clases, denotando a la vez, una mayor cercanía con la audiencia. Y sin embargo, como lo dijo alguna vez, no le aplauden.

El problema en cuanto a la desaprobación presidencial está en que él y la clase política como Lucas y Chaparrón viven en otra realidad y no tienen la capacidad de comprender el contexto ya sea por los aduladores que con argumentación técnica sesgan la realidad para justificarse o señalar, o bien, porque aceptar las cosas como son, siempre es duro, y más cuando hay que asumir con responsabilidad las consecuencias de los actos. Seguramente en estos momentos se preguntará ¿A que me refiero con aceptar las cosas como son? Simplemente al hecho de que la corrupción ha cobrado relevancia en los últimos años, quizás porque hoy en día con mayores libertades (prensa y difusión) y tecnología (redes sociales) los hechos y complicidades quedan expuestos con facilidad, o bien, a ello más el hecho de que la economía no crece y ante la exposición de las faltas, nos sentimos agraviados. El caso Higa y la novela que se construyó en torno a esté, representaron la cicuta de la administración federal, hecho que se dio luego de una reforma fiscal que contribuyo también en generar la tormenta perfecta.

La corrupción como tema está presente mínimamente en el discurso y ausente ante actos que demuestren voluntad política. Hoy el Sistema Nacional de Combate a la Corrupción sigue en la espera de concretar algunos nombramientos clave, además de la legislación relativa a temas como el de los archivos (transparencia), pero sobre todo en el hecho de que la nueva regulación encuentre reflejo en las legislaciones locales.

El gobierno federal priorizó desde un principio en las reformas energética y económica. Fue después del escándalo de la Casa Blanca cuando tuvo que dejar pasar el paquete anticorrupción. Intentaron que el actual Procurador permaneciera como fiscal general para los próximos años, cargo del cuál dependería la fiscalía anticorrupción que hoy se encuentra vacía ante la postura del senado de posponer su nombramiento. Mientras esto sucede, nombres como el de Duarte, Medina y Borge por citar algunos, siguen generando dolor, decepción y enojo entre todos los mexicanos.

La cero tolerancia a la corrupción hoy es sólo utopía y el Sistema Nacional Anticorrupción en lo que se refiere a la Fiscalía es papel escrito con tinta de buenas intenciones. Pareciera que la premisa sigue siendo "El que tranza avanza" y que actuar contra ello sólo son cañonazos al cielo de nuestro sistema político. El talento y el mérito no representan membrecía para los clubes cerrados en los que se convirtieron los partidos políticos que sólo se abren para quienes pegan postes y pendones y acuden a cada mitin y manifestación de apoyo, mientras permanecen cerrados para sólo herencia o solvencia se puede acceder a un puesto directivo o de elección.

Por otra parte, se presume de estabilidad económica y de la generación de empleo, sin embargo es la inflación con la que nos enfrentamos día a día, la cual ante hechos como el gasolinazo contribuyen negativamente en el humor social. La inflación se espera que este año esté por arriba del intervalo objetivo del Banco Central.

Se publicita que se cuenta con altas tasas de crecimiento económico sostenido e incluso mejor que el de muchos países europeos y sudamericanos. También que el rezago social retrocedió. La realidad es que nuestro promedio nacional de crecimiento es bajo en comparación a lo que necesitamos para elevar el ingreso per cápita y esté año será aún menor que el anterior, los pronósticos del Banco de México recientemente se ajustaron a la baja y se ubicarán en un rango de entre 1.3% y 2.3%. Además el crecimiento no es parejo y mientas algunas entidades crecen a tasas de entre el 4 y 6% de manera sostenida, hay otras como Tlaxcala, Tamaulipas, Sinaloa, Ciudad de México, Durango, Estado de México, Tabasco, Guerrero, Veracruz, Campeche y Chiapas cuya tasa oscila entre el .7% y el promedio nacional. Seguramente la informalidad, la poca inversión extranjera y la dificultad para abrir un negocio representan algunos de los factores que no permiten crecer con mayor ritmo.

Crecer poco implica menor capacidad de recaudación fiscal, menores capacidades de gasto público, menos inversión en infraestructura para el desarrollo, menor capacidad para elevar la cobertura y calidad de nuestros servicios públicos.

También se señala que en 2016 aumento la recaudación federal distinta a la proveniente de PEMEX, sin embargo, poco se dice respecto a que el gasto público también creció. Que las tan publicitadas reducciones al gasto (corriente) no se cumplieron y excedieron en 7.7% el presupuesto ajustado.

Hoy la corrupción no se tolera porque comprendemos mejor como afecta nuestros bolsillos. A mayor inflación-molestia, a mayores impuestos-enojo, a inflación + mayores impuestos + más señalamientos de corrupción, sin duda, encabronamiento.

En otros tiempos, la corrupción igual existía pero el precio y los volúmenes de extracción del petróleo evitaban el alza en los impuestos.

La desaprobación del presidente está en que no genera empatía porque su discurso no es el que a la ciudadanía le interesa, él y la clase política pierden legitimidad por omisión porque mientras el colectivo espera que se aborden los abusos de poder, los dispendios, conflictos de interés y enriquecimiento inexplicables, o al menos se muestre voluntad real para que el Sistema Nacional Anticorrupción sea una realidad y encuentre eco en los Estados o bien, en que se cuente con un programa económico emergente para que se fortalezcan las empresas nacionales y se orienten en incrementar la inversión productiva, su tema es como señalar porque son mejores que el otro mientras sólo piensan en cómo ganar el 2018, 19 ,20...

Al presidente se le reconoce su esfuerzo y se le respeta por su investidura, sin embargo su liderazgo se ve mermado porque a pesar de sus capacidades oratorias y sus reformas, los discursos suenan huecos porque la economía no crece como debería y la deuda ha crecido. También porque a pesar de las participaciones federales, algunas deudas estatales también lo han hecho injustificadamente.

Se recurre a la incongruencia de por un lado, hacer un llamado a la unidad y por otro, hablar de izquierdas demagógicas o la parálisis de la derecha, polarizando aún más a la nación que no se sabe organizar, que se desespera ante la ausencia de liderazgos y que no encuentra eco a su malestar, viéndose tentada ante quienes con manual de populismo en mano, hacen sonar los tambores de guerra tanto contra molinos de viento como mafias del poder, sin una propuesta viable y responsable. Ante el desanimo social no hay mejor receta que la de quien se legitima políticamente actuando con el ejemplo. No hay mejor discurso que aquel que pregona lo que la gente quiere escuchar o bien, que convence de que lo que se dice, es lo más importante. En este sentido, millones de ciudadanos no tienen interés en si el país se pinta de rojo, amarrillo, azul, morado o café, sino simplemente de que con el sueldo les alcance para satisfacer sus necesidades y las de su familia.

Ojalá el presidente sea quien encabece un movimiento que encuentre eco en los partidos políticos para que el Sistema Nacional Anticorrupción sea una realidad y cuente con todos los elementos necesarios para su eficacia. Para que contemos con un plan económico que privilegie el crecimiento nacional sobre el cupular y el de la desigualdad. Ojalá sepa que aún queda un año, que recuerde que en su primer año de gobierno logró impulsar reformas importantes que aunque llegaron tarde establecían claramente una ruta. Hoy parece que la brújula se perdió. Las grandes reformas no sólo deben ser al inicio de una administración, deben estar presentes siempre que se requieran, por más difícil que parezca.

Quizás te imaginaste a Lucas y al Chaparrón como el Presidente y Videgaray, sin embargo bien podrían ser también Felipe Calderón y su esposa Margarita; Andrés Manuel y Barbosa; o Mancera y Barrales. En fin, ojalá nuestra clase política deje de hablar de churruminos o por fin atrapen alguno para que se les crea.

Gracias, Muchas gracias...no hay de queso nomás de papa

Placer culposo: 50 palos, el disco recopilatorio de Jarabe de Palo para escuchar en un día de lluvia. Heartworms de The Shines o Hot Thought de Spoon por si deja de llover. Descubrir y escuchar a Joep Beving (clásica/piano) o a Valerie June y su disco The order of time (muy recomendable) por si sigue lloviendo. Quizás leer el nuevo libro de Paul Auster 4321, o simplemente algo para romper la rutina en compañía de la familia, ya sea jugar escondidas (si las/os hijas/os son pequeños) o simplemente a algún juego de mesa (si las/os hijos ya no son tan pequeños).

David Vallejo

Nació en Tampico, Tamaulipas en 1979.  Es licenciado en Ciencia Política y Administración Pública por la UDEM, cuenta con maestrías en Política y Gobierno por el Colegio de Tamaulipas y Administración Pública por el INAP - IOUG. Actualmente estudia la maestría en Comunicación política y Gobernanza y es doctorando en Ciencias Sociales. Ha sido funcionario y profesor, comprometido con la buena política y la naturaleza, hombre de familia, melómano y lector.