México, (Notimex).- Escenario del filme “El mar muerto”, del cineasta Ignacio Ortiz y anfitrión de personajes como el ex presidente de España Felipe González, el Café Río permanece en el gusto del público por su café y sus especialidades pero, sobre todo, por ser un espacio íntimo que invita a su clientela a regresar.

Fundado en 1961, el establecimiento se ubica en Donceles 86, Centro Histórico, donde permanece desde hace 56 años, gracias a la atención de Gema Magali Serna Hauayek y al gran café que ofrecen.

No obstante su limitado espacio, en él aún se aprecia el mobiliario tradicional de las cafeterías, que destaca en medio de un mural que cubre sus paredes, en el que destaca un colorido paisaje, lleno de plantas y montañas.

“En 1961 se abrieron las puertas de la cafetería, ahora ha cambiado mucho, cuando llegó aquí mi mamá estaban los juzgados en Donceles 100, que ahora están en otro lado, pero eran clientes de aquí, así como un grupo de maestros y otras personas que tienen 40 o 50 años de venir aquí”, explicó a Notimex Serna Hauayek, propietaria del lugar.

Durante una visita al lugar se observa un tostador alemán grande y al fondo otra máquina de mezclar el café, cuyo grano proviene de Coatepec, Veracruz, lo que le ha valido que el público regrese a este lugar tan especial, donde no se escucha música, s´lo el bullicio habitual de la zona.

Es entonces uno de los pocos lugares que quedan en el que se puede pasar a leer un libro o a platicar con la pareja, en completa traquilidad, mientras se disfruta ed un aromático café.

La propietaria aseguró que aquí viene la gente realmente le gusta el buen café. “Aquí no vendemos un litro de agua, aquí vendemos un vaso, o una taza de café, junto con las especialidades que son los dedos de novia, el pay de queso, la rosca de naranja, todo lo hacemos nosotros, todo es casero, pero la especialidad es el pay de dátil”.

Cuenta que entre sus clientes distinguidos ha estado el ex presidente de España, Felipe González, así como los hermanos Guillermo y Rafael Tovar y de Teresa, quienes eran clientes asiduos, así como el conductor y periodista Jacobo Zabludovsky.

Aunque otro de los momentos que dejaron huella en la cafetería fue que aquí se filmó una escena de la película “El mar muerto”, de Ignacio Ortiz, con las actuaciones de Joaquín Cosío, Ana Ofelia Murguía, Mario Almada y Aída López, entre otros.

En medio de los grandes cambios que ha tenido el Centro Histórico, cuyas calles se ven más limpias y llenas de peatones, que aprovechan la cada vez mayor oferta cultural, la cafetería sigue siendo testigo de estos cambios, porque la gente no deja de visitarla.

“Han cerrado muchos establecimientos y han cambiado de giro, sobre todo en este último rubro, por ejemplo saliendo a la izquierda había un negocio de plumas antiguas y cambió a uno de fotografías, enseguida había uno de deportes y se fue hacia el arte de la fotografía”, relató Hauayek.

Una cafetería que no ha tenido remodelación, a la que el público la sigue queriendo ver igual, y que se resiste a perturbar la tranquilidad con música, porque los clientes vienen a leer, estudiar y pensar, a descansar, es un espacio para la clientela, asegura la entrevistada.

“Cuando viene gente del medio político o artístico no le permitimos pasar a mucha gente, para que estén tranquilos y lo vean como un descanso, respetamos su tiempo y su predilección al visitar nuestra cafetería”, concluyó.