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Data mata carita

Por: David Vallejo El Día Sabado 04 de Marzo del 2017 a las 12:04

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Consejo: Intenta no volverte un hombre de éxito, sino un hombre de valor. A. Einstein

            Seguimos viviendo un proceso adelantado para elegir Presidente de la República, esto no es nada nuevo, Fox y Calderón supieron leer el timing adecuado para competir. ¿Está haciendo lo mismo Andrés Manuel López Obrador (AMLO)? Pareciera que sí, las encuestas que son vistas más como bola de cristal que como fotografías del momento ponen nerviosos a muchos partidos y actores políticos que parecieran estar en la casa de los espejos o en los carritos chocones. Mientras ello pasa, pareciera que López Obrador baila como mariposa y pica como avispa en un round de sombra donde con mensajes sobre la corrupción y la pobreza muestra tanto jabs como cruzados; con la suma de empresarios y escritores, uppercuts; y con la de perredistas y priistas, crochets. Sin embargo, pocos han caído en cuenta que no es lo mismo mostrarse ante la sombra que ante rivales de carne y hueso. Quizás el uppercut que ante el vacío pareciera demoledor resulta sólo un cariño ante el contrincante y más si es aguantador y de buena quijada. La clase media y parte del sector productivo está esperando un guiño del tabasqueño para ver si los convence ante la desilusión del rumbo del país y del dinero que alcanza para menos, sin embargo éste no ha llegado.

            Aun falta para el 2018 y si bien, aún no hay nada definido, los triunfos se construyen y no se ve que el PAN o el PRI lo estén haciendo. Ambos juegan a pegarle al puntero para restarle o  bien, a dividir para que los posibles votantes indecisos no se inclinen sólo ante quien en este momento se muestra con más posibilidades de triunfo. En el PAN están repitiendo los errores de la elección pasada en cuanto a los tiempos de definición y la unidad. Además desde su dirigencia creen que el triunfo del Estado de México les permitiría mostrar su músculo y les daría las vitaminas necesarias para el 2018. No han entendido que cada elección es distinta, que de un proceso electoral a otro puede cambiar todo y que si bien, el Estado de México es importante no es el factor de factores para la elección presidencial, tienen que trabajar desde ahora en esta, estableciendo los acuerdos necesarios que privilegien la unidad para así tener más posibilidades de obtener la confianza que les permita construir el poder mediante alianzas con quienes más pudieran influir en el país que aún no se han decantado o que juegan a ganar - ganar apoyando por debajo del agua a todo aquel que tenga posibilidad de triunfo. Tienen una coyuntura muy favorable que no les permite ver, porque están más a la expectativa del cacareo de la gallina o el canto de los dos gallos que no ceden terreno en el corral y que hoy propicia que su partido se presente dividido y miope de su historia. ¿Quién de los tres debe ceder? En política siempre es difícil, pero deben tener presente la máxima que a veces es mejor hacerlo para ganar que perderlo todo.

            Por su parte el PRI sigue en la espera de una señal divina creyendo que sólo con su voto duro es decir, el de sus incondicionales, pueda tener posibilidades de triunfo. El objetivo pareciera que la elección se pulverice tanto que con un 30% de las preferencias baste para ganar. Y ante este escenario parecieran sólo esperar a que la popularidad del presidente no los perjudique tanto y que los aspirantes a ser candidatos independientes sigan surgiendo como por generación espontánea para que uno o dos puedan ser de 10 o 15 puntos en las preferencias. ¿Dónde quedó aquella maquinaria que se alimentaba con el orgullo del triunfo? ¿La posibilidad de derrota está acabando con el orgullo de sus militantes? Ahora más que nunca están obligados a evolucionar para sobrevivir y demostrar que no sólo son un partido desde el poder y para el poder. Dicha evolución debe ser en las formas ya que el fondo debe ser el mismo, ganar votos ¿Cómo? Quizás con aquella receta que promulgó Colosio, el PRI en todos lados, todo el tiempo. Para poder competir, de entrada, deben de dejar los lamentos de café o restaurante fino para volver a las bases y salir a la calle, aceptar los errores y enmendarlos con un proyecto de nación acorde a nuestros tiempos, con el entusiasmo del conquistador y con nuevos liderazgos que sepan emocionar. También si el presidente intenta imponer a uno de los suyos, seguramente lo arrastrará con su popularidad, que aunque mejore en los últimos meses de su mandato, no bastará para ser algo que le sume a su candidato, reduciendo las posibilidades de triunfo que serán tantas, como las mismas de que D. Trump construya una de sus torres doradas en el zócalo capitalino.

            Tanto en el PRI como el PAN antes de pensar en el AMLO deben pensar en lo que deben hacer y no están haciendo o lo que deben hacer mejor. Todavía tienen tiempo para tener candidatos competitivos, una propuesta profunda y una campaña innovadora que sorprenda y emocione al electorado. Deben comprender que ambos han perdido votos en los últimos años y que es ahora o nunca para recuperar la fuerza o legitimidad que daba la representación político partidista, ser rémoras del sistema político o bien, ir muriendo proceso tras proceso.

            Mientras esto pasa en el PRI, PAN y Morena surgen aspirantes a candidatos independientes, casi de uno por día, unos con ánimo de revancha porque consideran que el destino  o algún partido político no les ha sido justo a pesar de sus enormes cualidades; otros por estrategia para venderse y negociar; y quizás alguno con sentimiento puro y legítimo de amor por México o convicción de proyecto de nación. Sean de uno o de otros, compiten con una regulación que les favorece poco y un sistema político electoral que ante la dificultad de generar una estructura territorial les brinda posibilidades mínimas de triunfo. Aunque llegarán pocos a la contienda, seguramente le pondrán sabor al caldo con propuestas y posturas en contra de la partidocracia costosa e ineficiente que tanto daño nos ha hecho.  

             Aún faltan muchas historias y definiciones para el 2018. Cada coyuntura hace de cada elección una distinta, al igual que los candidatos que se presentan. Viviremos nuevas maneras de comunicar, donde la forma se volvió fondo y el carisma mató la sapiencia porque el estomago gobierna las emociones del molesto o inconforme por olvido o por injusticia. Nuevo tiempos donde el Data (datos/información) mata carita, es decir, campañas más profesionales que tomarán como base para la toma de decisiones un análisis más profundo de una importante cantidad de información que la tecnología de hoy en día permite. Los todologos expertos se convertirán en asesores de ornato y los jefes de campaña serán líderes capaces de aglutinar equipos multidisciplinarios, sensibles en la interpretación de output´s sencillos que encierren una enorme complejidad de información. 

            Mientras el ruido del escándalo y el morbo está presente en la información y la opinión pública, poco se dice de las agendas pendientes, temas fundamentales que nadie retoma porque se cree que no venden, cuando la realidad es que no se han sabido vender. Muchos políticos están concentrados en cómo ganar elecciones, como gestionar mayores recursos para sus partidos y representantes y como obtener ventaja en todo. Definitivamente esta ambición ha sido semilla de corrupción. Dicho esto, recordemos que existen más allá del tema de la relación con Estados Unidos que domina los espacios de opinión, otros como los que nuestro congreso tiene pendientes y que hay que seguir por su trascendencia. El fiscal anticorrupción que ponga en marcha el Sistema Nacional Anticorrupción, así como los magistrados de la sala especializada de combate a la corrupción del Tribunal Superior de Justicia Administrativa; la reforma a la Ley de obras públicas en el contexto del combate a la corrupción; la Ley General de Archivos que es la base del derecho de acceso a la información; la aprobación de los diputados de la Ley General contra la Trata y la Ley General contra la Tortura; la Ley General sobre desaparición forzada; la Ley de Seguridad Interior; la Ley de Salarios Máximos para establecer topes y eliminar privilegios a servidores públicos; así como lo relativo a modificar el presupuesto para campañas y partidos políticos, las propuestas para permitir los gobiernos de coalición, la segunda vuelta electoral y la reducción del número de legisladores por citar sólo algunos temas. ¿Qué diputado o senador se anima a hacer consultas o foros digitales o presenciales para informar en sus distritos o estados de los avances legislativos?, los pros y contras de las distintas iniciativas...¿Quién? ¿Le seguimos?.

            ¿Quién se anima a explicar la conveniencia de un alza especial al salario mínimo?, ¿En qué términos se puede renegociar el Tratado de Libre Comercio para fortalecer el peso?, ¿Qué propuesta puede lograr romper el ciclo inter generacional que caracteriza la pobreza en nuestro país en las últimas tres décadas?, ¿Cómo nos preparamos mejor para los trabajos del futuro?...¿Quién?.

            Se percibe un agotamiento de régimen político y un hartazgo social. Aunque me quieran convencer que el problema es que no ha habido presidentes buenos últimamente porque la sociedad y el sistema están corrompidos, el problema está en el régimen político presidencialista y en nuestro sistema de partidos que propicia la corrupción. México requiere de una gran coalición de fuerzas de la sociedad civil y los políticos para salir adelante, ojala sean estos los que aprovechen esta coyuntura histórica y encabecen un movimiento de transformación y evolucionen en el pensamiento de ¿Cómo gana mi partido y gano yo? a ¿Cómo le sumo a México y ganamos todos?...¿Quién dice yo? ¿Le seguimos?...me parece suficiente por hoy.

            Los nuevos tiempos evidencian que los evolucionistas se equivocaron. La sobrevivencia no está en el más fuerte, sino en el que sabe cooperar. Necesitamos antes que políticos de éxito, que presuman triunfos electorales, mujeres y hombres de valor dispuestos a trabajar en conjunto por el bien de todos.

Placer culposo: Un libro, Homo Deus de Yuval Noah Harari. Interesantísimo sobre el futuro de la humanidad.

Un disco, Got soul de Robert Randolph. Soul y Blues guitarrero del bueno. Bueno, mejor dos, Accept, Blind Rage. De lo mejor del heavy metal en vivo de los últimos años.

Una actividad, pasar todo el domingo con mi compañera de viaje y motivación quien es un año menos joven y más mujer. Gracias Grecia, Gracias.

David Vallejo

Nació en Tampico, Tamaulipas en 1979.  Es licenciado en Ciencia Política y Administración Pública por la UDEM, cuenta con maestrías en Política y Gobierno por el Colegio de Tamaulipas y Administración Pública por el INAP - IOUG. Actualmente estudia la maestría en Comunicación política y Gobernanza y es doctorando en Ciencias Sociales. Ha sido funcionario y profesor, comprometido con la buena política y la naturaleza, hombre de familia, melómano y lector.

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