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Teoría del caos 2

Por: Alberto Rivera El Día Lunes 09 de Enero del 2017 a las 20:51

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Segunda parte:

Los japoneses viven en espacios pequeños. Por eso aprenden a soltar objetos para tener un hogar prolijo y minimalista. Se preguntan: ¿tengo demasiadas cosas? ¿Eso me hace feliz? En Japón hay desbalance entre la cantidad de cosas que se pueden comprar y las viviendas pequeñas. Las cosas, las personas y las experiencias, llegan a nuestra vida para enseñarnos. La idea es agradecerles por eso y despedirse de ellas cuando se busca un cambio. El orden pasa por asignarle un lugar a cada cosa. El objetivo es optimizar el espacio haciendo una curación sobre los objetos que uno quiere ver todos los días. De esta forma queda afuera un alto porcentaje. Si se les da un mejor destino, el trabajo es más profundo y duradero.  Para mantener el orden hay que planificar el cambio. Cada casa tiene su tipo de desorden. Si se entiende su patrón, ordenar es más fácil. Alguien que tiene un gran desorden interior puede buscar un excesivo orden afuera, a veces de manera compulsiva. El orden externo no reemplaza ni asegura el interno. El orden varía según sea la estructura psíquica, lo que para uno puede ser un orden para otro puede significar un caos.

Vencer al caos. La sociedad de consumo lleva a acumular cosas por las dudas pensando que algún día van a servir. Cuando todo es importante nada lo es, no se pueden fijar prioridades y se termina perdiendo el control. No tener un sistema para ordenarse significa no tener control: tomar malas decisiones, perder oportunidades, cometer errores. La vida moderna ya es complicada como para agregarle todavía errores no forzados. Por eso, para ordenarse, hay que aprender a eliminar. Como uno no quiere perder en nada, entonces termina perdiendo en donde no eligió. O, peor aún, perdiendo en todo a la vez: cuando el desorden ya es tan grande que no queda ni idea de qué cosas eran  imprescindibles.

La terapia del orden digital. Uno de los grandes beneficios del espacio virtual es que libera los ambientes físicos, pero la otra cara es la acumulación y el desorden que trae almacenamiento infinito. Así se instalan aplicaciones que nunca se usan, y jamás se borran. Con el tiempo, es complicado encontrar algo. El principio más importante que hay que seguir es elegir. La lógica es: si no es necesario, ¿para qué conservarlo? Pero la necesidad personal no siempre va de la mano de la profesional. La organización digital es indispensable para su productividad. Para el orden profesional, el back up es una regla de oro: es el antídoto contra el miedo de perder todo. Hay tantas maneras de ordenar el caos.

Para bajar el estrés. En el caos digital, no sólo se acumulan los archivos: en última instancia, y contra toda recomendación, podemos optar por ignorarlos, dado que no los tenemos ante nuestra vista. Pero parte del desorden también viene de la mano de las notificaciones que se acumulan de manera incesante: mails, mensajes de texto, chats, noticias, ofertas. La necesidad de orden deja de ser algo físico y pasa a ser mental.

Consumo de energía. Todos los pendientes generan al cerebro un gran consumo de energía. Eso produce un embotellamiento y una confusión al terminar el día o cuando se llevan muchas horas saltando de estímulo en estímulo. El día a día está plagado de estímulos simultáneos a través de diversos canales. Esto genera un estado de ahogo mientras se corre detrás de las demandas de otros sin priorizar las propias tareas.

La clave, es organizarse: encontrar pequeñas estructuras que se adapten a la rutina y nos permitan identificar tareas y definir las prioridades.

Se puede sacar del cerebro ese desorden clasificando por urgencia o importancia, eso libera la mente. El cerebro se sobrecarga de información cuando procesa todo con la misma importancia, no tiene modo de filtrar. Por eso es necesario adjudicar un orden y prioridades.

El método es tener pequeños “cajones digitales” donde almacenar la información. La organización pasa por encontrar las herramientas que faciliten nuestro trabajo. Así, el primer paso es identificar cuáles son nuestras necesidades y luego elegir el método indicado: back ups, ampliaciones de memoria, discos externos, carpetas súper específicas, aplicaciones. En otras palabras: tomar las riendas del caos virtual, en la forma que mejor se lo pueda ajustar. El siguiente paso es determinar cómo podemos expandir lo aplicado a otras áreas de la vida. Limpiar no el objetivo final. La limpieza digital es, al igual que la material, una expresión del estilo de vida que queremos tener cuando la casa esté en orden.

El orden surge del desorden. La teoría del caos busca encontrar el orden en el desorden. Por ejemplo en geometría moderna surgen figuras “caóticamente raras y bellas” como resultado de modelos recursivos que generan comportamientos impredecibles, sin embargo estos conservan un cierto orden. Una aplicación interesante de esta teoría al ámbito comercial la hizo Dee Hock, fundador de VISA. Su idea de organización basada en valores y metas comunes, fundamenta su concepción del “caos ordenado” de donde surge el orden y la estructura evoluciona. La vida es un fenómeno, un patrón reconocible dentro de su diversidad. En este sentido se le otorga a la organización un carácter orgánico, como una entidad viva, cambiante y dinámica en donde cada parte, por pequeña que parezca, cumple una función primordial en el funcionamiento de la organización. Hock dirige su reflexión hacia la importancia que tiene cada persona cada proceso, cada instrumento que interactúa en la organización  y lo concibe como un todo, no lo ve tanto como una entidad desordenada y sin funcionamiento. Con tal filosofía critica a las empresas que se iniciaron con modelos estático-jerárquicos y que hasta nuestros días los mantienen vigentes, dándole a la organización un carácter de frialdad total, de pasividad, cortando espacios para aportar ideas y experiencias en pos de la suma de conocimiento ¿Cuántas veces no nos sentimos importantes en nuestro lugar de trabajo cuando se nos invita a participar, a proponer ideas, a discutir posturas? Aprender a vivir en el caos no significa aprender a controlarlo, ni a predecirlo. Al contrario somos parte del caos, no nos podemos considerar ajenos ¿Lo anterior propone que jamás estaremos en condiciones de obtener una verdad total de nuestro mundo? ¿Es reconocer que entre más “avanzamos en el conocimiento” nos damos cuenta de nuestra tremenda ignorancia? Parece que la modestia es una virtud, tal como la de Sócrates cuando dijo: “Sólo sé que no se nada”.

Los pueblos antiguos; a través de sus mitos y sus poemas nos han dejado una visión del mundo repleta de dioses y de fuerzas creadoras, que si bien no parece demasiado racional sí despiertan dentro nuestro a través de la poesía y de la intuición un mundo que nos resulta muy familiar. En esos mitos el Caos siempre aparece como la gran causa creadora, una especie de sustrato básico del cual surge el Orden, desde los dioses primordiales hasta la propia humanidad. Todos ellos están en el Caos, como de alguna forma misteriosa para nosotros el árbol está presente en la semilla.

Alberto Rivera

Construyo procesos de comunicación siendo y haciendo cosas diferentes, provocando emociones y moviendo conciencias hacia la participación social y política.

Ayudo a potenciar marcas de proyectos políticos y gubernamentales a través del descubrimiento de insights, arquetipos de marca y estrategias de comunicación política.

Soy consultor, catedrático y speaker en Estrategias de Campaña Política y de Gobierno. Director General de Visión Global Estrategias.

Soy originario de Tampico, Tamaulipas y cuento con una Maestría en Educación, Maestría en Política y Gobierno y Doctorado en Filosofía; además de tener diversas especializaciones en Comunicación Política, Consultoría Política e Imagen.

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