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Estado de cabeza

Por: David Vallejo El Día Domingo 18 de Diciembre del 2016 a las 15:49

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Consejo: La democracia es el régimen de las opiniones relativas. O. Paz.

¿Estados? ¿Unidos? Mexicanos. ¿qué a qué me refiero? Ahí les va, aunque primero es lo primero y luego lo segundo, como diría el filosofo de Güémez en el 21 se ch...ga la cosa.

Esta semana tuvo a dos protagonistas en la opinión pública: El Congreso y el Ejercito. Nuestros diputados fueron tema con sus bonos; con la legalización de la mariguana para permitir la importación y producción de medicamentos; y, con la conclusión del periodo de sesiones y sus grandes pendientes: La ley reglamentaria del artículo 29 (autorizaciones al ejecutivo ante emergencias), la fiscalía anticorrupción y la Ley de Seguridad Interna. En cuanto a la antes mencionada, las declaraciones en tono de reclamo de general Salvador Cienfuegos, Secretario de Defensa respecto a que no estudiaron para perseguir delincuentes y los soldados deberían regresar a sus cuarteles para cumplir con su función constitucional, caló hondo y puso varios temas en el centro del debate como son: el fracaso de la estrategia de seguridad nacional; el andamiaje legal que se requiere ante los señalamientos de violaciones a los derechos humanos por parte del ejercito y para reforzar la protección de los impartidores de justicia; pero sobre todo, la debilidad institucional y la falta de coordinación que las declaraciones evidencian.

Jorge Castañeda hace algunos días señalaba "el problema del ejército no es el marco jurídico, sino la orden presidencial infame de Felipe Calderón, perpetuada por Enrique Peña Neta.  Aunque tiene mucho de razón, pegarle al presidente se volvió el deporte que todos practican y si bien, puede ser el principal responsable, no es el único. Sin embargo, más allá de la decisión del ex presidente Calderón ante lo que era inevitable el fracaso y el desgaste de las fuerzas armadas, tenemos la inseguridad que afecta a personas como usted y un servidor, los asaltos, los secuestros y los asesinatos resultado de la pulverización del crimen organizado, en fin, una creciente ola de violencia.

Hace diez años el ejército salió a las calles y en ese periodo no se fortaleció a las autoridades civiles para que regresaran los cuarteles, además aún es difícil pensar en que desde Estados y municipios policías mejores preparados y equipados pudieran hacer frente a la delincuencia organizada que por años se vio beneficiada por las complicidades que supieron establecer con los funcionarios corruptos. Hoy estamos en un callejón obscuro y los Estados están de cabeza abonando a una crisis de esperanza y de expectativas.

En el tema de Ejercito y la educación (luego de los resultados de PISA) todo mundo sabe que urge, incluso así se pregona, pero siempre las propuestas específicas y la toma de decisiones quedan para después por la falta de acuerdos o los costos políticos que implica asumir posturas difíciles pero necesarias para el país. Partidocracia sobre democracia o mejor aún democracia delegativa en lugar de democracia representativa. Ambos temas han dado pie a reflexiones más de fondo respecto a la incapacidad del Estado y del sistema político federal de dar los resultados que las personas esperan.

La crisis del Estado Mexicano

Sobre el Estado nación

Más allá de la definición de la ciencia política que caracteriza al concepto con tener un territorio delimitado, una población relativamente constante y un gobierno. Hoy en México vivimos un Estado de cabeza. Un estado de apatía, miedo, ira y coraje en lugar de uno de orgullo y paz ante la falta de capacidad del Estado de satisfacer las expectativas y las necesidades de desarrollo.

Surgen voces que pregonan el fin del Estado aunque en realidad los estudios sobre el tema son escasos y el surgimiento de estructuras sustitutorias no es claro. El Estado sigue gozando de legitimidad política y proporciona cohesión social a pesar de los poderes supranacionales y la evolución de la ciudadanía y de la soberanía que cambia ante un mundo globalizado en el que la migración y la inter conectividad diluyen cualquier frontera. En definitiva el Estado está sufriendo un proceso de transformación y el debate no se debe centrar en la desaparición del Estado sino en la crisis del modelo de Estado de Bienestar.

Sobre el federalismo

La incapacidad desde lo local en cuanto a la tarea elemental de brindar seguridad a los ciudadanos, abona a la indignación asociada por falta de obra pública y de oportunidades de empleo de gobiernos limitados por deudas, mala administración e insuficiencia de recursos. La eficacia de los Estados aunado a los escándalos de corrupción de sus gobernadores afectan severamente al federalismo propiciando señalamientos simplistas en cuanto a que es la desconcentración regional de poder lo que no funciona, que los estados son incapaces y que se necesita un poder central más fuerte para poner orden. Sin embargo, vale la pena reflexionar si ¿el centro está ausente de los mismos problemas que se generan en los estados? Me parece que no, si bien se habla de un manejo financiero más ordenado gracias a distintos mecanismos de fiscalización, la corrupción, los abusos y la pérdida de confianza representan una epidemia nacional.

Gran parte del problema lo propiciaron los que confundieron federalismo con feuderalismo y los culpables deben pagar culpas, debemos tomar en cuenta que son los Estados y los municipios los que tienen mayor sensibilidad de lo que ocurre en sus regiones y también mayor capacidad para atender gran parte de sus problemáticas. Debemos mirar hacia adelante para que desde la sociedad y desde los demás poderes se propicie una mejora en la administración de recursos, ese es el reto. Si bien, el tema de los pesos, pesa mucho, el desarrollo económico que se requiere en las entidades para solucionar los apremios financieros va más allá de las participaciones federales e incluso de las fuentes propias que puedan generar, tiene que ver más con la capacidad para generar condiciones de gobernabilidad y desarrollo que permitan que prosperen los negocios y que se invierta evitando el gasto público desordenado y sin rumbo.

El debate tampoco debe centrarse en la viabilidad del sistema político federal, sino en principio, en la deficiente democracia y en la ausencia de contrapesos en el ámbito local que son necesarios para evitar y castigar la corrupción desde la política, la opinión pública, la ley y el voto. Consideremos los riesgos del centralismo delegativo, del centralismo multiplicado o bien de una dispersión de las políticas púbicas y superemos el dilema del federalismo vs. el centralismo, e incluso si el federalismo debe ser de abajo hacia arriba o viceversa, valdría la pena mejor hacerlo en cuanto a si basta con una recomposición de las relaciones intergubernamentales o bien, una simple delegación de funciones. También reflexionar en cuanto a qué tipo de modelo federalista tomar o si el federalismo que más nos conviene sería uno de tipo administrativo/económico más que legislativo/político o viceversa.

La unidad nacional

Ya hasta la palabra unidad causa cierta repulsión luego de ser usada repetitivamente en exhortos políticos para cerrar filas sin que se defina claramente con que propósito. Repensar el entramado institucional entre órdenes de gobierno requiere de un aprendizaje cruzado entre niveles de gobierno, entre profesionales de la política y entre ciudadanos. Repensar el pacto social para establecer acuerdos en lo elemental donde la piedra angular es la voluntad que genera unidad. Pero ¿Cómo empezar? si el debate ha sido estéril en temas como los de la reelección; de las necesidades de fortalecer la hacienda pública estatal y municipal; de separar en las elecciones a presidentes municipales y cabildo; en la necesidad de rendir cuentas y fomentar la participación ciudadana.  Empecemos a organizarnos y solicitarle a nuestros representantes que requerimos de una agenda puntual que desde el ejecutivo o el congreso inicie el debate que el país necesita. Luego demos seguimiento y premiemos o castiguemos su representación.

Requerimos más que nunca unidad para el establecimiento de compromisos entre los ciudadanos y los políticos para impulsar un buen gobierno que privilegie el Estado de derecho, la sustentabilidad, la transparencia y los instrumentos de la sociedad del conocimiento. Por qué no, aprovechemos la coyuntura de la pérdida de legitimidad de los partidos políticos para ser creativos y abrir una ventana de oportunidad rompiendo los paradigmas que pregona la partidocracia o una democracia delegativa antes de que sea demasiado tarde y que la desesperación llegue al grado de propiciar loqueras y locuras desde el poder.

El poder desde lo local está en hacer las cosas bien y en adaptarse al contexto. El esfuerzo de Estados y municipios debe ir encaminado a ello, no en esquivar los mecanismos de control democrático sino en empoderar al ciudadano y en generar pesos y contrapesos que contribuyan en el fortalecimiento de de la democracia.

Estas son mis opiniones relativas y a pesar de lo que muchos digan, debemos pensar en nuestra nación por su nombre, en las palabras que la componen y que en su significancia está trazada la ruta para el desarrollo del país que queremos. Digamos con orgullo ESTADOS UNIDOS MEXICANOS y actuemos en consecuencia.

Placeres culposos: Haber visto la nueva de star wars y decirle a los amigos que me preguntan si esta buena, que sí, que me gusto, pero que no se encariñen con ningún personaje, con ninguno.

Les escribo de nuevo en navidad, sino no me leen porque andan enfiestados les deseo que la pasen muy bien con sus seres queridos y se den un tiempito antes del recalentado.

 

David Vallejo

Nació en Tampico, Tamaulipas en 1979.  Es licenciado en Ciencia Política y Administración Pública por la UDEM, cuenta con maestrías en Política y Gobierno por el Colegio de Tamaulipas y Administración Pública por el INAP - IOUG. Actualmente estudia la maestría en Comunicación política y Gobernanza y es doctorando en Ciencias Sociales. Ha sido funcionario y profesor, comprometido con la buena política y la naturaleza, hombre de familia, melómano y lector.

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