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La eterna pareja

Por: David Vallejo El Día Jueves 17 de Noviembre del 2016 a las 09:42

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Consejo: No terminar creyendo lo que uno quiere creer.

               El triunfo de Donald Trump, sigue siendo el tema en la opinión pública y publicada. Día a día surgen explicaciones de las razones de su triunfo y señalamientos a los estudios de opinión que ponían a Hillary Clinton a la cabeza en las preferencias electorales. Sin embargo, existían índicos de las posibilidades de triunfo del candidato que importantes analistas, periodistas y entusiastas conversadores de café, pasaron por alto.

1. Estudios de opinión: Muchas de las encuestas que se tomaban como base para hacer pronósticos, no fallaron. Los sondeos presentados principalmente estimaban el voto popular, más no los resultados en estados individuales. Hillary Clinton obtuvo más votos del elector que Donald Trump. Además el promedio teórico de error fue de +/- 3 % en promedio y las encuestas levantadas semanas pocas semanas antes de la elección tuvieron un promedio de diferencia de dos puntos con los resultados oficiales como lo señaló el consultor político Carlos Varela.

               El sistema electoral en Estados Unidos se basa en el Colegio electoral por lo que las encuestas de tipo estatal para este caso, son más útiles. Dichas encuestas tuvieron un margen de error aceptable, predijeron correctamente al ganador estado por estado, excepto en cuatro entidades: Michigan, Pensylvania, Wisconsin y Nevada que resultaron determinantes. Una lectura seria de los estudios de opinión permitía saber que ambos candidatos tenían posibilidades de ganar, aunque todo el establishment se unificó para combatirlo.

2. Contexto: Los norteamericanos se dicen cansados de los demócratas y republicanos y más del 60% decía que era necesario un tercer partido. También su confianza en las instituciones era baja. El presidente Barack Obama si bien contaba con una percepción aceptable, era considerado un líder débil ante las amenazas del mundo globalizado, además que durante su gestión no hubo una mejora económica entre la clase media y que solo privilegios a las personas con escasos recursos.

3. Candidatos: La elección enfrentó a los dos candidatos con la peor imagen de la historia del país. En teoría ninguno debió ser candidato. El análisis tradicional señala que dos figuras que llegan al fin de campaña con un 50% de rechazo no pueden ganar, sin embargo, en este caso, al haber sólo dos candidatos se dio la excepción de la regla como lo señala el analista Jaime Duran Barba. Por un lado teníamos al empresario que ante la opinión ciudadana representaba al empresario sin escrúpulos e insensible y por otro, a la política que representaba el status quo, la elite política y que contaba con señalamientos de corrupción. Si se tratará de elegir por su prestigio, tanto en Estados Unidos como en México entre empresarios y políticos, ganarían los primeros.

               Trump durante su campaña iba ganando terreno etapa por etapa al conservar sus posibilidades enfrentando a los demócratas, a los medios universitarios, a las ONG, a casi todo el círculo rojo, a la mayoría de la prensa y al establishment republicano. Para el caso del nuevo presidente, el tema de los negativos a diferencia de Hillary actuaba de manera inversa, representaba un anti candidato que mientras más reglas rompían, más votos conseguía de todos aquellos que querían patear el sistema.

4. Los electores: En Estados Unidos existe una gran diversidad, tenemos un país liberal con ideas de avanzada y sede de las mejores universidades del mundo en sus costas y por otro, una población poco informada, pre científica hacia el interior. Sin embargo, los estudios de opinión lo que si señalaban era un anhelo por cambios radicales y un rechazo al orden político actual.

               Por un lado teníamos a la clase media de raza blanca que sentía que sus trabajos se habían visto afectados, que no esperaban que sus hijos pudieran tener una mejor vida que ellos y que se sentían incómodos con la presencia de inmigrantes a quien ven como responsables de la fuga de empleos como lo señaló el director de Latino Decisions, Gabriel Sánchez. También a los adultos mayores que ven riesgos de terrorismo y el avance de China y Rusia en el panorama mundial. Por otro lado, los jóvenes comprometidos con el desarrollo sustentable y de capital humano que desean mejores empleos y una nueva clase política alejada de cualquier señalamiento de corrupción. Los primeros fueron quienes determinaron la elección ante el ánimo de los mensajes bien dirigidos de Trump, mientras que Hillary no pudo hacer lo propio con los segundos.  

5. La campaña: Hillary logró el apoyo de todas las mayorías de los actores políticos e instituciones que tenían una imagen cuestionada. La mayoría de los congresistas, los Bush, Obama, Clinton, dirigentes republicanos al manifestar su apoyo sólo ratificaron que la candidata representaba más de lo mismo. Definitivamente en estos nuevos tiempos, hay sumas que restan.

               Después de la primaria demócrata parecía claro que había que buscar el voto de los simpatizantes de Bernie Sanders, en su mayoría jóvenes que querían un cambio profundo, sin embargo los apoyos políticos e institucionales y el mensaje del candidato terminó por ahuyentarlos o decepcionarlos a tal grado que salir a votar les fue indiferente. También cayó ante la astucia de Trump y aunque líderes de opinión y encuestas la presentaban como la ganadora de los debates, se prestó a discusiones de altura que se centraron en temas que terminaron por minar la confianza del elector.

               Existen muchísimos otros factores para el análisis como lo es la particularidad que se presentó en cada entidad, por ejemplo el caso de Florida con Gary Johnson. Sin embargo, he presentado algunas evidencias que pudieron determinar una mayor posibilidad real del triunfo de Trump. ¿Por qué no se comentaba más de todo esto en los principales medios de comunicación?, ¿Por qué la posibilidad de triunfo no permeó más en la opinión pública? Mi hipótesis es porque todo el establishment ante el riesgo de la llegada al poder de un político distinto, terminó creyendo lo que quería creer y buscó incidir en lo que consideraba mejor, situación común en todo régimen político y una vulnerabilidad constante para los políticos de altos egos que muchas veces creen lo que ellos mismos mandan publicar o que son seducidos por los aduladores.

               ¿Qué sigue para México? Sencillamente adecuarse a una nueva realidad y trabajar para establecer los mecanismos de comunicación, exigir y propiciar respeto, proponer políticas y conducirse con astucia y apego a la ley ante el reto que puede implicar una relación diferente.  Así ha sucedido históricamente, incluso en momentos de mucho mayor tensión como en la época de Carranza o Cárdenas, ya que al fin y al cabo, como escuche de un cónsul, México y Estados Unidos son como un matrimonio con momentos de alegría y de molestia, pero que a diferencia de cualquier otro, no se puede divorciar ya que el destino, la geografía y la historia los hace inseparables.

David Vallejo

Nació en Tampico, Tamaulipas en 1979.  Es licenciado en Ciencia Política y Administración Pública por la UDEM, cuenta con maestrías en Política y Gobierno por el Colegio de Tamaulipas y Administración Pública por el INAP - IOUG. Actualmente estudia la maestría en Comunicación política y Gobernanza y es doctorando en Ciencias Sociales. Ha sido funcionario y profesor, comprometido con la buena política y la naturaleza, hombre de familia, melómano y lector.

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