Se le nota, ni el gimnasio hubiera sido capaz de lograr la reducción de la masa corporal que él presume a casi mes y medio que de asumió el cargo y, cómo no si, las jornadas de trabajo diario son titánicas, sin embargo se muestra tranquilo y satisfecho porque va consolidando rápido su propósito principal que es el crear más química con sus gobernados.

Desde las 6 de la mañana hasta las 9 de la noche, él avanza por las calles de Ciudad Victoria con su ejército de hormigas, no importa el calor, el frío o la lluvia, porque sabe bien que la población lo eligió para eso, para que a su alcance tenga una mano amiga que les sirva de apoyo para aliviar un poco sus males, que son muchos cuando se habita en una localidad que está en crecimiento.

Está en las colonias, en los ejidos, en los mercados y hasta en los drenes,  a dónde la misma ciudadanía lo lleva para solicitarle su intervención y para que corrija los defectos que son producto casi siempre de la apatía y del abandono.

Y es que él ha sorprendido, porque la alcaldía opera al cien y está pendiente de ella en las sesiones de cabildo, pero su mayor placer es trabajar en el campo, donde el contacto con los victoreases lo nutre, porque de viva voz y entre espontáneos abrazos se llega a acuerdos para corregir algunas obras y proyectar otras que le sigan moldeando el rostro que necesita la capital de Tamaulipas.

Anonadados, están, sus colaboradores, porque su hiperactividad va más allá de lo común, pero han pactado el acuerdo de que no brincaran del barco y lo acompañaran hasta el final, porque Ciudad Victoria, tiene prisa y lo merece.

Se antoja que con su trabajo, con su jovial forma de ser, con su apertura y con su sinceridad él le trata de callar la boca a quienes en otros municipios desdeñaron la seriedad de los priístas y optaron por otro partido, por eso multiplica su día para sacarle jugo y para que comprueben los ciudadanos que no se equivocaron, que a su lado tienen, a un amigo.

Puede ser, también, que llega con tanto entusiasmo a esta encomienda porque para él ésta es una gran responsabilidad y, cómo no, si después de muchos años le hizo justicia la revolución y, no fue la francesa.

En concreto, el alcalde Oscar Almaraz Smer está aprovechando la oportunidad que la población le brindo al favorecerlo con su voto y es por eso que para cada problema tiene una solución, algo propio de quienes se dicen ganadores.

Por ejemplo, buena impresión, ha dejado entre la población los módulos móviles de la Comapa que operan en diversos puntos de la capital del estado, luego de que ese organismo que se encarga del manejo del agua potable lucía descuidado y congestionado por una multitud de usuarios irritada por la modorra y los trámites burocráticos que no se sacudían las anteriores autoridades.

Y la esposa del munícipe, la Señora Tony, no se duerme en sus laureles, porque en lo que a ella corresponde camina con firmeza por las zonas más necesitadas de Ciudad Victoria, hasta donde lleva los programas asistenciales que despiertan una sonrisa en el rostro de los desprotegidos.

Y como dice una estrofa de esa bella poesía convertida en melodía del  uruguayo Mario Benedetti: Te quiero.

“Si te quiero es porque sois mi amor, mi cómplice y todo, y en la calle codo a codo, somos mucho más que dos, somos muchos más que dos”.

En ello radica la fórmula.

Para que todo asunto, funcione.

Correo electrónico: tecnico.lobo1@gmail.com

Javier Rosales
Columnista en Tamaulipas. Su columna Anecdotario es publicada en diversos medios de comunicación.