Independientemente de quien resulte vencedor en las elecciones para presidente de los E.U., lo importante es ver y analizar lo que todo este proceso electoral sacó a relucir. Es para reflexionar que en el todavía considerado país más poderoso del mundo existe gran divisionismo interno, tanto ideológico como también de clases sociales o razas. El caso Donald Trump resume mucho de ello. Primeramente nadie le daba ninguna esperanza desde que se inscribió en el partido republicano para contender por la nominación y después de ganarles a todos, estar en una posición real de ser presidente. No solo sorprende por su inusual e irreverente forma de ser, desde insultos, burlas, mentiras, mensaje bélico, etc. sino que a pesar de ser duramente ridiculizado en su propio país por parte de muchos programas televisivos y personajes conocidos, su popularidad no solo no mermó sino incrementó.

Este personaje, porque eso es lo que es, nos está enseñando que existe una gran parte de la población con un hartazgo hacia los políticos tradicionales, nos muestra que en el país que alberga muchas culturas, existe una gran porción de su sociedad, que se apega a su sentido conservador y separatista, que a su vez raya en un racismo cada día más evidente. Nos enseña que no todo es color de rosa allá en la tierra de los sueños y de la “libertad”.

Debemos de estar pendientes de todo eso, porque aunque el tremendo Donald no gané, creo que marca un antes y un después en muchas no solo para nuestros vecinos los gabachos sino para la relación socio-cultural y comercial que guardamos con ellos.

La gran moraleja en todo esto debe de ser que nosotros debemos de aprender a verdaderamente conjuntar esfuerzos y generar un escenario más prometedor para nuestro país y quitarnos de encima la enorme interdependencia que tenemos con ellos. No vaya ser que en día no muy lejano, sí quieran cortar de tajo los acuerdos existentes o que salga otro personaje menos controversial que Trump pero con la misma ideología y que llegue a ganar. Porque no solo serán muros sino un problema de grandes proporciones para nuestra nación tanto en lo económico como en lo social. Dejemos de ser comodinos y exigir que ellos generen acuerdos para la situación de los migrantes y mejor generar las condiciones para que en lugar que nuestros hermanos se nos vayan, puedan quedarse en su tierra, trabajando, produciendo y engrandeciendo a nuestra hermosa nación. Ojala y no esperemos a que pase como con lo del petróleo, que hasta que se vino lo duro se comienzan a tratar de generar soluciones.

Jorge Alonso Infante Alarcón  

Carrera Licenciado en Relaciones Internacionales.

Maestría en Administración Pública en la U.A.M. Francisco Hernández García (U.A.T.)