En estas fechas que nos acercamos a la celebración del día del muerto y con ello recordamos no solo a los que se han adelantado en el camino sino también nuestras tradiciones, sería conveniente reflexionar acerca de él apego a nuestras costumbres y todo aquello que importamos. Por ejemplo, cada día más nos invaden los comercios de esencia y/o descendencia estadounidense,  hamburguesas, pizzas, alitas, y hasta celebrar el Halloween, una fecha que ninguna incumbencia tiene para nosotros pero como muchas, ya la hemos adoptado. En lo personal no me molesta que sirva para hacer fiestas de disfraces o eventos relativos a ello, al fin y al cabo es diversión pero no entiendo por qué  en ocasiones se le llega a dar más relevancia a eso que a nuestras propias tradiciones. A mí siempre me da un enorme gusto ver a todos los que enaltecen más el poner altares, las catrinas, etc., que el estar esperando sacar a los niños a “pedir Halloween” (trick or treat) dulce o truco se dice allá en E.U. cuando a las puertas se tocan y no (we want halloween) “queremos halloween” como aquí se hace o adaptó, pero bueno.

Y no es que no le vea lo emocionante que pudiese representar para un niño el vestirse y pedir dulces, es más, yo lo hice por años al haber crecido en nuestro vecino país del norte, pero aun así eso es allá y no aquí. Yo no veo a los estadounidenses apresurándose para adoptar lo nuestro, (quitando a nuestros paisanos) al contrario, millones de ellos apoyan a un personaje que quiere poner un muro fronterizo y que nos llamó violadores, asesinos, entre otras tantas cosas peyorativas. Entiendo que el mundo cada día está más interconectado por el uso de las tecnologías existentes pero también comprendo que el conservar nuestras tradiciones y procurar más lo nuestro que lo extranjero es algo que todos tendríamos que hacer. Tenemos una gran historia, somos un país hermoso y bendecido y nuestras costumbres representan nuestra esencia, lo que somos y de dónde venimos.

Algo así pero en el terreno político me comentaba una persona en una charla que sostuve con ella recientemente, se preguntaba que si acaso no teníamos gente preparada aquí en Tamaulipas como para andar importando personas para ocupar altos cargos y más si estos venían con actitud de superioridad y los veían hacia abajo. “¿A poco de plano estamos tan mal o no apreciamos lo que tenemos aquí como para tener que traer gente foránea a arreglar nuestros problemas?” se cuestionaba muy incrédulamente.

¿Estaremos así, es algo necesario, estrategia y/o malinchismo político, halloween sobre el día de muertos, mejor la pizza o hamburguesas que nuestros tacos e infinidad de  deliciosos platillos?

Y usted mi amable y respetado lector, ¿qué opina?

Jorge Alonso Infante Alarcón  

Carrera Licenciado en Relaciones Internacionales.

Maestría en Administración Pública en la U.A.M. Francisco Hernández García (U.A.T.)