Sin lugar a dudas, el sentirnos bien en todos sentidos implica que nuestra forma de ser, nuestras reacciones y más sean positivas: aunque la navidad es un tiempo tradicionalmente nostálgico, porque con su alegría y regalos, su convivencia y detalles de energía nos lleva a la nostalgia de los seres queridos que ya no están con nosotros, o a lo que dejamos de hacer en el año que prácticamente concluye en breve, y eso a veces duele mucho.
Pero tenemos que pensar en los mejores regalos para nosotros y los demás. No, no es una equivocación, y tampoco es algo egoísta, pero tenemos que pensar siempre primero en nosotros, en el sentido de que, cuando queremos regalar algo a una persona de nuestra cercanía, la prioridad será tenerlo, es decir: si queremos regalar un disco, hay que tener dinero para comprarlo; si queremos dar cariño, tenemos que querernos a nosotros mismos, y si queremos dar o regalar amor, tenemos que haber aprendido a amarnos a nosotros mismos, porque no podríamos entregar nada de lo anterior si no lo tuviéramos.
Para regalar algo, primero ha que tenerlo, en otras palabras.
Y la salud constituye el mayor baluarte, el más grande tesoro y la forma en que podemos establecer muchas cosas más: de ahí parten los proyectos, porque sin salud no podríamos hacer nada, absolutamente nada.
Entonces, resulta prioritario buscar tener salud, cuidarnos en tiempos como los que vienen donde el frío constituye el enemigo a vencer, y los cuidados nos harán evitar enfermedades bronquiales y respiratorias entre otras cosas. La salud es el tesoro más importante que podemos tener los seres vivos, y es necesario buscar las acciones que nos lleven a recuperarla o conservarla, según sea el caso.
En este sentido, entendemos que es difícil cubrir las necesidades de todos, más, cuando las medidas de prevención no dependen de una oficina o secretaría sino de la actitud en conjunto que debemos manejar, autoridades, servidores, sector sanitario y ciudadanos. Sin alguno de estos elementos, simplemente no se puede garantizar que haya salud, así de claro.
Y por eso es muy importante el saber que seguimos siendo objeto de una serie de medidas preventivas que surgen en los centros de salud oficiales, pertenecientes a al Secretaría de Salud, y ahí nos pueden orientar respecto a lo que tenemos que cuidar para no tener esas recaídas que implican sacrificios y pérdida de tiempo, salud, dinero, recursos en general y bienestar, que es lo que más afecta.
Entonces, tenemos que entender que solos no podremos hacerla, pero tampoco la autoridad sola podrá hacerlo, y finalmente, quienes se beneficiarán somos nosotros, porque los comunicados y acciones ahí están, estemos o no, y el resultado puede ser la diferencia entre vivir bien y sobrevivir, ya que cuando estamos “tocados” por algún padecimiento no quisiéramos que nos hablen siquiera.
Es entonces cuando valoramos estas acciones.
Y a punto de iniciar las vacaciones tenemos que entender que la primera acción surge en el hogar. Cuidemos a nuestra gente más vulnerable –que no es la única- como son nuestros viejitos y nuestros niños, pero nosotros también extrememos las medidas que debemos tomar para evitar complicaciones.
Acerquémonos a las instituciones de salud para que nos orienten, y vayamos con la idea de que nos ayudarán. No nos solucionarán el problema porque no tienen varita mágica, pero nos darán la pauta y orientación necesaria para que, en conjunto, encontremos ese bienestar.
Las fiestas de diciembre son mejores cuando uno está pleno de salud, así que ya lo sabe, es el tiempo de buscar mantenerse con bienestar en todos sentidos, y entonces sí, disfrutar los momentos con la familia, con los amigos y lo que implica una temporada como la decembrina.
Vivamos tranquilos, busquemos la salud, y entonces tendremos muchas cosas que nos ayudarán y colaborarán enormemente a tener tiempos de felicidad. ¡Créame!
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