¿POR QUÉ? Disculpen las mayúsculas pero es que me da impotencia.
Me pasa muy seguido en consultas o platicando con diferentes personas que escucho el mismo comentario: “Es que yo prefiero no desayunar y no cenar para así bajar de peso”. No las culpo, probablemente la lógica humana nos lleva a pensar que así se maneja el asunto de la grasa acumulada, pero no, el cuerpo es mucho más complejo que eso.
Supongamos que el día anterior cenaste a las 10:00 pm. y al día siguiente tu tiempo libre para comer en el trabajo es a las 2:00 pm. Hagamos cuentas: ¡16 horas sin comer! Imagínate si no cenas, y peor aún, si te quedas dormido y tienes que levantarte corriendo. Tu cuerpo por naturaleza, después de 8 horas sin comer, piensa que estás en ayuno y toma medidas por si no vuelve a comer en un lapso grande de tiempo: 16 horas es un lapso MUY grande de tiempo. La reacción de tu cuerpo será almacenar la siguiente comida en esa jabonera que odiamos y claro, la cadera, por si llegas a necesitar energía y lo tienes en ayunas otra vez.
A esta explicación le llamo “teoría del cazador prehistórico”. Tiene sentido, pues si nos remontamos a miles de años atrás, cuando los nómadas buscaban qué cazar para comer, entendemos que podían pasar varios días sin encontrar comida pero su cuerpo había almacenado energía como reserva de grasa para situaciones de emergencia. Sí, yo tampoco cazo, pero imagínense que nuestro cuerpo funciona así desde hace más de 100,000 años. No es nada nuevo.
Entonces, ya sabemos el problema. Ahora me imagino que quieren escuchar la solución. Muy simple: Comer 5 veces al día (3 comidas fuertes y 2 colaciones).
No es por dejarlos picados, pero hablaremos sobre esto en la siguiente columna.
¡Bonita semana! Y recuerda el aprendizaje de hoy: ¡Desayuna… Y cena!
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