Las asociaciones sindicales están presentes en la vida laboral: en la mayoría de las empresas; en el gobierno municipal...
Por: Leticia Santoyo31/08/2010 | Actualizada a las 17:49h
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Las
asociaciones sindicales están presentes en la vida laboral: en la mayoría de
las empresas; en el gobierno municipal, estatal, federal; en las instituciones,
y dentro de poco, hasta en nuestros hogares, por aquello de la libre asociación
de las trabajadoras domésticas.
El
problema del sindicalismo es que sus ideales, valores y filosofía se han
pervertidos por sus líderes quienes salen ganando al adquirir poder y dinero. Y
por lo que respecta, a los trabajadores… en la flojera. Quién diría que una
institución creada para luchar contra los abusos, ahora sea quien más abusa...pero
de los ciudadanos.
El
concepto del sindicalismo se ha malentendido. La descripción de esta palabra se
justifica en una asociación formada para la defensa de intereses económicos y políticos
comunes de todos los asociados. En la realidad, quienes logran sindicalizarse
creen y asumen que es sinónimo de impunidad laboral; ser sindicalizado parece
ser una “charola” para pisotear los derechos de los demás trabajadores y ¿Por
qué no? También es tener el poder para intimidar y arrodillar a los jefes.
Desafortunadamente
la palabra sindicalizado, representa para muchos un pase automático a la
flojera, a la bonanza del sueldo, a la seguridad de una chamba -sin mortificare
de nada-, a los beneficios de los bonos. Con la sindicalización se acabó el
trabajo extra, sin pago; se terminó el esmero por llegar temprano, de ser
mejor, el esfuerzo para servir a quien se debe.
El
problema es que vivimos hoy un sindicalismo mal entendido: un abuso sindical.
Tenemos
como ejemplo más claro, una lucha estéril la iniciada por el sindicato de Luz y
Fuerza del Centro que empezó en esta administración de Felipe Calderón
Hinojosa; ahí sus líderes no luchaban por los intereses de sus agremiados, sino
por el poder y medir fuerzas para ver que más podían sacar de provecho.
En
el ámbito federal ¡vaya que hay instituciones y dependencias en donde parece
que nos hacen un favor para atendernos! Ahí tenemos al IMSS, al ISSSTE, a la
CFE, al INFONAVIT y a otras tantas en donde gracias a las contribuciones éstas
permanecen vivas y han sido privatizadas. Sin embargo, a qué precio continuamos
manteniéndolas. A nivel estatal tenemos el registro civil, la
oficina fiscal, tránsito y muchísimas más que perdería tiempo, espacio y papel
hasta en nombrarlas a todas, pero ahí los trabajadores creen que le hacen un favor
al ciudadano al atenderlo. Constantemente se vulneran los derechos de los
pacientes, de los contribuyentes y en general de los ciudadanos.
El
ciudadano tiene la necesidad de hacer o solicitar un servicio en algunas de
estas dependencias o instituciones. Muchas veces se aguantan el mal trato y la pésima
atención de este tipo de trabajadores. Lo peor es que parece que ser
sindicalizado es un pasaporte hacer lo que quieren y tenerimpunidad.
Este
gran monstruo que hemos dejado crecer trae de cabeza a las instituciones. No
por nada, Juan Cruz Villarreal, se queja y se queja todo el día. Los trabajadores
sindicalizados del gobierno del Estado son los que más le tiran a la flojera y
siempre tienen escusas para faltar al trabajo. Los de confianza están
preocupados por no perder la chamba que no tienen tiempo ni para enfermarse.
Así está el desequilibrio laboral. Pero en la fila para sindicalizarse hay
miles y sus líderes siguen midiendo sus logros en poder y dinero.
En
este momento hasta los defensores más férreos del sindicalismo lo han de estar
pensando: ¿cómo llegamos hasta este punto? Y ahora como matamos a la víbora de
mil cabezas que hemos creado, ya que además con todos sus defectos ahora los
sindicalizados son inamovibles, intocables, no se les puede molestar, no se les
puede pedir un esfuerzo más…Además de todo lo que estamos pasando ¿Tenemos que
aguantarnos?
Comentarios: mlsantoyo@hotmail.com
Lety Santoyo
Doctora en Comunicación y Periodismo por la Universidad de Santiago de Compostela.
Profesora de Tiempo Completo e investigadora de la Universidad Autónoma de Tamaulipas. Miembro de La Asociación de Ciencias Políticas.
Ha trabajado para medios impresos y radio, desempeñando cargos como reportera, jefa de redacción y columnista. También participó como Directora de Comunicación Social en la administración actual.
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