Las añoranzas de todo adulto son por los tiempos pasados, en los que el consumismo no nos agobiaba, la tecnología se reducía a un radio de transistores...
Por: Rosa Elena González19/08/2010 | Actualizada a las 22:46h
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Las
añoranzas de todo adulto son por los tiempos pasados, en los que el consumismo
no nos agobiaba, la tecnología se reducía a un radio de transistores, una
vitrola y luego el tocadiscos y una televisión familiar con programación
después de las cuatro de la tarde.
Muchos
todavía platican de cuando el pasatiempo del atardecer era sentarse en sillones
en la banqueta para saludar a los vecinos y ver pasar los pocos carros
que circulaban, claro… después de servir la merienda y escuchar a PORFIRIO
CADENA y KALIMAN.
En
esos tiempos las mujeres soñaban con encontrase con un KALIMAN, que fuera
caballero con los hombres, galante con las mujeres, tierno con los niños,
implacable con los malvados, y que les dijera que con serenidad, serenidad y
paciencia, siempre hay un camino por donde luchar cuando se sabe mirar con los
ojos de la inteligencia, bueno, así decía la entrada de aquella legendaria
radionovela.
La
situación es que los tiempos ya no son los mismos y en la capital tamaulipeca
la gente recuerda cuando acudían al molino, después a las tortillerías con
mantel, la leche en litros de vidrio retornables e iban al mercado con sus morrales
de plástico o adquirían bolsas de papel que utilizaban en repetidas veces,
compraban en la tiendita los cuartos, medios o kilos de café, azúcar o galletas
que las ponían en alcatraz o cucuruchos hechos de papel de estraza que
reutilizaban, siempre con su respectivo pilón en ocasiones los centavos de
feria se los canjeaban por chicles o cualquier golosina.
Los
quesos eran entregados en hojas de plátano o higuerilla, todo se manejaba de
manera afable, sana, en comunión con la
naturaleza, no existían las bolsas de plástico que hoy en día acumulan grandes
cantidades de basura y contaminan de sobremanera, ya nadie da el pilón… a menos
que sean tragedias, mucha gente no entrega los pesos mucho menos los centavos.
En
aquellos tiempos la gente caminaba en las calles con tranquilidad, sin prisa y hasta El
Tarura, aquel viejo personaje que caminaba por toda la ciudad tocando su tambor
y tarareando pedazos de canciones, era tratado con respeto, así como también se
respetaba al gendarme y se privilegiaba la amistad y los valores familiares.
Ahora
las cosas son diferentes, no solo en el corazón de Tamaulipas sino en todo el
mundo, el consumismo ha provocado el deterioro de medio ambiente, el maltrato
de la naturaleza en pos de la modernidad han desequilibrado los ciclos
climatológicos que ahora nos cobra muy caro las facturas con sus cambios.
En
nuestro país la inseguridad se respira en cada esquina, al policía ya no se le
respeta porque en ocasiones se le teme y en otras es menos que nada, la amistad
es algo que se oferta al mejor postor o cambio de un puesto político o unas
cuantas monedas
En
fin, el caso es que el consumismo nos absorbe, la nobleza desaparece, la
ambición nos invade y la corrupción nos aniquila, es verdad que no se puede regresar el tiempo pero si
urge regresar a lo tradicional para cuidar nuestro entorno, a fomentar los
valores familiares y de amistad para tener mejores personas, mejores ciudadanos,
mejor calidad de vida.
Urge
que el policía se profesionalice, recobre la confianza y respeto, que nuestros
hijos puedan salir a los parques con tranquilidad.
Que se tenga conciencia que los malos hábitos del
consumismo traen consecuencias
lamentables, mala alimentación, enfermedades y desequilibrio con la naturaleza.
Analizar
hasta donde la tecnología y la modernidad puede ser útil o dañina para nuestros
hijos para evitar que se conviertan en autómatas sin remedio.
Necesitamos
que la gente crea y tenga confianza en sus autoridades, que las grandes industrias
no solo vean sus intereses económicos sino la supervivencia del ser humano.
Que se pueda caminar por las calles sin
sobresaltos, acudir a la tiendita de la esquina, platicar con el vecino, cuidar
su entorno, regresarle a la naturaleza algo de lo mucho que nos ha brindado,
pero eso es solo un sueño, una añoranza de nuestros abuelos y un deseo de todos
los ciudadanos.
vida.diaria@hotmail.com
Es Licenciada en Relaciones Públicas. Ha colaborado con editoriales en El Mercurio. Fue jefa de Prensa en Ciudad Victoria y ocupó la jefatura del Departamento de Difusión y Comunicación Social de la Comapa.
Además ha colaborado en distintas campañas políticas.
Actualmente su columna Vida Diaria se publica en el Portal HOYTamaulipas y los periódicos La Verdad de Tamaulipas, Expreso, La Extra, La Voz de Tula, El Tiempo de Mante y Astronoticias
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