Pintar la raya

Una costumbre en política es pintar la raya. Significa, llanamente, delimitar; o sea, marcar una línea sobre lo que sucede, sucedió o sucederá; tiene que ver con resultados, con aportaciones. En ese sentido, Magdalena Peraza pinta su raya sobre su triunfo electoral en Tampico. Gane, dice, por el voto ciudadano y no necesariamente panista. Gano, porque el PAN la hizo candidata; pero gano con el voto de otros, incluido el de priistas.
 
Incluso, días después de las elecciones, Manglio Murillo –militante destacado del PAN y que será diputado plurinominal-, escribió en Facebook: “Quiero mucho a mi partido, pero más quiero la verdad. En el puerto no ganamos, ganó la oligarquía que en mis años mozos de reportero, me negaba a creer que existía”. Explicación no pedida, pero que sirve para entender lo que sucedió en Tampico: son los intereses económicos y políticos, no los partidos, los que ganan las elecciones.
 
Efectivamente muchos pintan su raya. Lo hizo en su momento, por ejemplo, Fernando Gómez Mont. Era Secretario de Gobernación y no aprobaba, apoyaba, las “coaliciones” que su partido el PAN hizo con el PRD. Pinto su raya y lo pintaron, primero el renuncio a su condición de panista; luego Felipe Calderón le pinto también su raya, lo hizo renunciar. Hagan de cuenta: si no estás conmigo, estas en mi contra.
 
Es bueno pintar la raya. Sirve para colocar a cada quien en su lugar. Los empleados y servidores públicos de la torre vivieron momentos de tensión. En 18 camiones llegaron campesinos; con gestos de malos, porque no los atendían, bloquearon el edificio público, no dejaban salir a nadie y hasta amenazaban con cortarles la luz. Es, a todas luces, una protesta; la manifestación de una inconformidad. Buscaban respuestas de Humberto Valdez Richaud, mejor conocido como “Bético”.
 
La acción de los campesinos debió obligar, a los negociadores de la General como a los de Sedesol Estatal, pintar su raya. Por culpa de Alex, todos los damnificados ya no aguantan la desesperación, de ver cómo pasan los días, las semanas y nada de los apoyos. Las gestiones del gobernador Eugenio Hernández Flores ante la Federación suman miles y miles de pesos; el problema es que, Felipe Calderón y sus correligionarios, no los envían, los retrasan y con eso, vaya pies, le echan más leña a la hoguera, para que los gobernadores sufran y sufran.
 
Por cierto, pintar la raya en política, es parte de un ritual para acceder al poder. De eso sabe Eugenio Hernández Flores, de ahí que en su momento se prevea que Egidio Torre Cantú también lo haga. La primera pintada de raya será, inevitablemente, con Rodolfo: con su proyecto y su equipo. Egidio mismo ha manifestado que es diferente a Rodolfo; que son de distinta generación; profesión… así que, ha prometido cumplir el sueño de Rodolfo, pero digamos que lo hará bajo su estilo personal de gobernar. Y, obvio, al paso de los años, del sexenio, pintar la raya con Eugenio, asumir plenamente el ejercicio del poder.
En realidad Egidio va pintando su raya en la medida que se reúne con el equipo de campaña, que lo hace con el Comité Ejecutivo de su partido, y lo hará cuando tenga reuniones con los distintos grupos y líderes del Estado. Lo hace, inevitablemente, al momento de dibujar, delinear, lo que serán sus decisiones torales, sus acciones principales de gobierno. Unos, por sus palabras, por su actitud, tendrán que percibir que, de plano, no entran en los planes del próximo gobierno. Bien dicen, unos corretean la liebre y otros las alcanzan.
 
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