Le juego una apuesta, respetado lector. Si encuentra dos aeropuertos en el país, que no tenga aviones abandonados, le invito una limonada o una cerveza.
Es una pena y una tristeza que las autoridades no tomen cartas en el asunto. Entiendo que se trata de las aeronaves que se descomponen y que su arreglo es tan costoso que prefieren sus dueños dejarlo en donde fallan.
Me explican, que muchas veces la Procuraduría General de las República o las procuradurías locales detienen a sus propietarios, y nadie reclama dichos aparatos; otras veces, los narcotraficantes los abandonan, al verse capturados por la Mariana Armada o el Ejército Mexicano.
Las empresas comerciales de aviación renuevan constantemente su flota, e inclusive ahora se rentan, para hacer más rentable el negocio y no hacer inversiones multimillonarias; pero por muchos años convirtieron en un cementerio nuestros aeropuertos mexicanos.
Algunos podrían decir que ahora son privados, y que la autoridad no es administradora, sino la que dicta los lineamientos para operar el espacio aéreo, y por ende que cada quien haga con su aeropuerto lo que plazca.
Pero el terrible problema también lo tiene ASUR ( 9 aeropuertos); GAP (12 aeropuertos); OMA (13 aeropuertos) y AICM con el internacional, Benito Juárez de la Ciudad de México.
Pero, ¿acaso sus dueños y administradores no se dan cuenta del grave problema de inseguridad que significan esos pedazos de avión?
Más allá del foco de contaminación que significan esas toneladas de hierro, cables, tapicería, vidrio, fibra de vidrio y centenas de otros materiales que por razones de espacio no enumeramos, le quitan espacio vital de maniobra a los capitanes y copilotos.
¿Hasta qué no tengamos un accidente de consecuencias terribles harán caso a nuestro llamado la Secretaria de Comunicaciones y Transportes, que encabeza Gerardo Ruiz Esparza; la SENEAM (Sistemas a las Navegación del Espacio Aéreo Mexicano) que dirige el ingeniero Claudio Arellano Rodríguez; y Aeropuertos y Servicios Auxiliares que maneja Gilberto Gilberto López Meyer?
Solamente está última dependencia opera los aeropuertos de Ciudad del Carmen, Ciudad Obregón, Ciudad Victoria, Colima, Guaymas, Loreto, Matamoros, Nuevo Laredo, Puebla, Puerto Escondido, Campeche, Chetumal, Nogales, Tepic, Uruapan, Poza Rica, Tamuín y Tehuacan.
¿Qué tiene que decir a todo esto la Dirección de Aeronáutica Civil que comanda Alexandro Argudín Le Roy que administra el programa de verificaciones técnico-administrativas, el proceso de certificación SMS, y los centros de adiestramiento y capacitación?
También decenas de aeródromos en el país sufren de la misma desgracia y se han convertido en deshuesaderos de avionetas, helicópteros y jets.
También le correspondería ser parte de la solución a la Secretaria de Turismo, que encabeza Claudia Ruiz Massieu porque espanta a los turistas internacionales (nosotros ya nos acostumbramos al basurero local); y centenas se preguntan al aterrizar o despegar, qué carajos hacen esos aviones destartalados en los aeropuertos de todo el país.
Después de que usted se fije de la tragedia, en su próximo viaje, respetado lector, sabrá porque estoy tan tranquilo de no invitar ni una sola cerveza ni ninguna limonada.
Con Valor y Con Verdad.-fuentes de alto nivel gubernamental me dicen que al otro día de que se aprueben las leyes secundarias pendientes, se abrirá la llave; que la economía se reactivará y que el gris panorama se aclarará. Y me dicen a manera de broma, que la Revista Forbes tendrá que rectificar su nota y fotografía de portada. Ojalá así sea.
*Periodista, editor y radiodifusor
@GustavoRenteria
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