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Sección: Editoriales / Rutinas y quimeras

La memoria de los victorenses

Por: Clara García 08/11/2013 | Actualizada a las 09:30h
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La fundación de Ciudad Victoria hecha en 1750 y que recibió el nombre de Santa María de Aguayo, fue en Tamatán; ubicada en la parte suroeste de la ciudad, actualmente es una zona cuya extensión es de límites imprecisos, pero claro punto de referencia para los habitantes de Victoria. Por los dichos de los vecinos del lugar y algunas referencias históricas sus límites aproximados son: hacia el sur hasta la margen del rio San Marcos, hacia el oriente la vía del ferrocarril, hacia el poniente la boca del cañón del Novillo y hacia el norte, tomando como referencia el rio San Marcos dos kilómetro aproximadamente.

La zona empezó a poblarse durante el siglo XIX con adjudicaciones hechas por el Ayuntamiento de Victoria de los terrenos de Tamatán propiedad del general Manuel del R. González y el rancho San Isidro que había sido propiedad de Guadalupe Treto; se formó una unidad de producción conocida como Hacienda de Tamatán donde se producía, entre otras cosas, henequén según refiere Tomás Reséndez en su libro” Fragmentos de una memoria”.

Ya para los primeros años del siglo XX, la hacienda de Tamatán se convirtió en un atractivo paseo para los victorenses, que vivían a no más de tres kilómetros de distancia; afirma Reséndez que había paseos a la hacienda, la cual contaba con alberca y otras atracciones para que las familias visitaran el lugar los fines de semana y algunas fechas importantes del año.

Tamatán cuenta desde la fundación de la ciudad con dos atractivos naturales, el río San Marcos que nace muy cerca de ahí, en la Sierra Madre Oriental y un paraje llamado La Peñita que es una piedra de grandes dimensiones de donde nace un manantial. Aunque la ciudad creció a lo largo del rio por ambos costados, los mejores lugares para bañarse e ir de día de campo eran los que estaban en Tamatán, no solo por lo poco poblado de la zona sino también por la cercanía de la sierra que hacía que su vegetación fuera más exuberante.

Durante el siglo XX Tamatán se fue poblando, pasando de una zona rural a espacio de urbanización, ya para 1922 la Hacienda había sido adquirida por el Gobierno de Estado que proyectó para su uso la Escuela granja Presidente Manuel González, lo que años después se convertiría en la Escuela Normal Rural de Tamatán.

Fue a inicios del siglo XX cuando se reconstruyó, de piedra, el Camino Real a Tula, aunque ya era un trazo muy recorrido desde comienzos de su vida colonial; éste llegaba a Ciudad Victoria por la zona de Tamatán siguiendo el río San Marcos y cruzando la Hacienda a pocos metros de su casco; siendo camino obligado para quienes viajaban a Jaumave, Tula y San Luis Potosí.

Para la década de los 40 se mejoró el trazo de este camino, iniciando en el cruce del ferrocarril, cruzando toda la zona de Tamatán hasta llegar a la falda de la sierra en línea recta, bautizado como Calzada de Tamatán. En esos años se construyó una escuela primaria, una capilla y se realizó un reparto de tierras fundándose el ejido siete de noviembre; también se puso en funcionamiento la cárcel estatal, un lienzo charro y el gobierno del estado proyectó un gran centro recreativo en algunos de los terrenos que habían sido de la Hacienda, proyecto que nunca se concretó totalmente pues solo se construyó en pequeño zoológico.

Fue en la década de los 80 que se dio un nuevo impuso a la zona regularizando colonias populares y proyectando fraccionamientos y espacios públicos donde se construyeron oficinas gubernamentales y un hospital.

Actualmente Tamatán cuenta con un aproximado de 30 colonias populares, siendo una zona densamente poblada y de bajos ingresos económicos, el casco de la antigua hacienda está destinado al uso de oficinas educativas y otra parte está en uso de la policía y el ejército.

La historia de Tamatán se inicia a fines del siglo XIX con el deslinde, adjudicaciones y compraventa de terrenos para constituir la Hacienda, a partir de la cual se desarrolla como espacio agrícola, recreativo, educativo y finalmente urbano durante el siglo XX. Así, las construcciones más antiguas tienen cerca de 120 años.

El atractivo del paisaje natural convocó los paseos y días de campo de muchas familias de clase media y alta que acudían a sus parajes con fines recreativos y de los cuales los escritores dan cuenta, algunos con nostalgia evocando los recuerdos de su juventud. Es importante señalar que hasta la década de los 70 del siglo XX gran parte de la zona estaba poco poblada y que el surgimiento de sus colonias populares y urbanización se dio a partir de los 80. 

Tamatán es un patrimonio cultural íntegro, una unidad compuesta por el rio San Marcos, La peñita, el Camino Real a Tula junto con sus edificaciones, la escuela Matías S. Canales, el monumento a Portes Gil y la mojonera que marca la distancia a Ciudad Victoria, el conjunto de edificios de la ex hacienda de Tamatán con sus murales y monumentos, el busto a López Mateos, el lienzo charro, la iglesia de San Isidro, el parque y zoológico de Tamatán, el Centro de Readaptación Social y el antiguo cuarto de máquinas de la Comisión Federal de Electricidad, sumando a esto el conjunto de comedores típicos que se encuentran en toda la zona. Tamatán es el lugar donde está la memoria de los victorenses, a veces como nostalgia, como recuerdo, como riqueza edificada o como presente.

E-mail: claragsaenz@gmail.com

Clara García Sáenz
Historiadora y Promotora Cultural; catedrática de la Universidad Autónoma de Tamaulipas.
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