Impresionante. Así fue el arranque de campaña del candidato del PRI, BALTAZAR HINOJOSA OCHOA, el único que logró movilizar en la mayoría de los municipios, a una multitud que le dio sentido a esta campaña.
Pero no fue lo único, también se posicionó las redes sociales. Se nota que su equipo está preparado para atender bien cada uno de los tramos de esta campaña que arrancó ayer en Tamaulipas.
Había que mostrar músculo y lo hizo. Ríos humanos llenaron las vialidades para arrancar como él ya lo había anticipado, en los 43 municipios del estado con eventos simultáneos.
Podemos decir que el candidato de la coalición que encabeza el PRI salió a ganar desde el primer minuto y lo hizo, impuso un estilo no visto en otros años en los candidatos del Revolucionario Institucional.
En el caso del candidato del PAN, FRANCISCO GARCÍA CABEZA DE VACA ocurrió todo lo contrario. No arrancó con multitudes y tampoco se lanzó a la conquista del Facebook.
Él buscó causar un efecto mediático con un evento que simboliza la tragedia y el dolor, por eso empezó su campaña en el municipio de San Fernando.
Su inicio fue confuso para algunos, que se condolían por un evento tan pobre, porque ese fue a simple vista el mensaje que envió, aunque estoy seguro que la impresión que buscaba dar era otra, una que convirtiera a San Fernando en el epicentro de la inseguridad.
Es el segundo día y ya se notan las diferencias, aunque aún falta mucho para resolver la gubernatura de Tamaulipas.
Fueron dos maneras de empezar una batalla. La de BALTAZAR parece apostarle a las mayorías, sabedores tal vez de que a la gente le gusta estar donde está el montón.
FRANCISCO no quita el dedo del renglón, va por el tema de la inseguridad, aunque sería muy interesante escuchar de manera concreta cuál será su propuesta que le daría a la gente la tranquilidad que está esperando.
Creo que en el caso de BALTA, hay un hombre detrás de él, que a pesar del éxito indiscutible no se desborda en celebraciones ni en carcajadas, más bien se caracteriza por reír en silencio, bajo el semblante inconfundible de quien parece escuchar mucho y hablar muy poco.
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