Los sindicatos han perdido la esencia de su existencia, al convertirlos sus “lideres” en auténticos instrumentos inútiles, podridos, así como apestosos a corrupción y la ambición para su enriquecimiento ilícito, olvidando que su real y principal función es la defensa de los intereses de la clase trabajadora.
Han cambiado y mucho el rostro y la verdadera función de las organizaciones sindicales en el Estado, por culpa de la corrupción, imposición y terquedad de viejos caciques que se creen dueños de los sindicatos y que no permiten soltar sus riendas para seguir robando las cuotas de los agremiados.
Los sindicatos fueron formados por grandes defensores de los intereses de los trabajadores, como Fidel Velázquez Sánchez, un activo lechero que vivía de su trabajo, no hurtándose las aportaciones económicas de la base trabajadora, como lo hacen muchos que se dicen líderes de organizaciones sindicales de la entidad, sobre todo los de la Federación de Trabajadores de Tamaulipas de la CTM y que lamentablemente aún dirige Edmundo García Román.
Los edificios deteriorados de los sindicatos lucen cerrados y abandonados, pues muchos agremiados no quieren asistir a las reuniones por la gran corrupción que practican sus líderes y por miedo a que les pidan más cuotas y llevarse estos recursos para cubrir los gastos de borracheras, caprichitos de las queridas y de sus verdaderas familias.
Aunque, sí los obligan a pagar las cuotas, porque de no hacerlo amenazan con no gestionarles chamba o intervenir para que los despidan de su empleo, a lo cual son sometidos miles de trabajadores, principalmente de maquiladoras, centros comerciales, choferes del transporte público urbano, camioneros, carretoneros, albañiles, carpinteros y otras humildes personas que se han quejado que el salario no les alcanza para cubrir las cuotas sindicales.
Lo cierto es que los trabajadores no necesitan de un sindicato, porque “los líderes” han tergiversado la función de estas organizaciones, toda vez que yo no protegen sus intereses, sino los de los patrones y esto existe por culpa de pésimos “dirigentes” que les ha ganado la ambición de poder político y económico, para vivir con grandes comodidades, como lo hacen algunos multimillonarios.
Los grandes líderes obreros ocupaban su mayor tiempo en la oficina del sindicato defendiendo a sus trabajadores, hablando con representantes de instituciones públicas y empresas para gestionarles fuentes de trabajo, no exigiéndoles cuotas, como durante mucho tiempo lo han hecho “líderes” cetemistas y croquistas, así como del magisterio y de las organizaciones sindicales conformadas por trabajadores federales, para elevar su fortuna.
La CTM, CROC y SNTE, ya necesitan auténticos líderes, comprometidos con la clase trabajadora, no con los patrones, pero retirar a los gavilanes, buitres, zopilotes y vividores que actualmente los dirigen, es una determinación de la base obrera y si se resisten, una vez que concluya su periodo, deberán hacerlo a través de la vía legal, para evitar sigan robando.
Antes de exigir su retiro, acertado sería les apliquen una minuciosa auditoría, para aclarar en qué se gastaron las cuotas y exigirles una declaración patrimonial, porque no se debe permitir que con las aportaciones y derechos de los agremiados se conviertan en los nuevos ricos de Victoria y Tamaulipas.
En fin, es sólo un comentario y nada más.
Quejas y sugerencias: jrdelasota@hotmail.com