A la sociedad se le enseña a comer pescado; pero no se le ha dicho como usar la red, ni como lanzar el anzuelo; en México la sociedad no ha aprendido a pescar.
La mitad de la población de nuestro país ha vivido, vive y posiblemente vivirá en condiciones de pobreza; y mientras aumenta el porcentaje de necesidades, se señalan y persiguen culpables sin buscar soluciones efectivas, pues hasta la fecha pocos se han preguntado, ¿Qué factores provocan el aumento de la marginación social?
La marginación social es un tema electoral; pues la brecha entre el populismo y el clientelismo se acorta a tal grado que, la ideología que defiende y busca satisfacer los intereses y necesidades del pueblo para acortar la desigualdad social, se vuelve una práctica que satisface las necesidades del pueblo en momentos determinados para favorecer la popularidad de un individuo.
Diferenciar la ideología populista de la práctica del clientelismo es difícil, pues los participantes en ambos casos son los mismos, sin embargo destaca la diferencia en los siguientes puntos:
1. El populismo es una ideología que tiene como fin la justicia social. El clientelismo es una práctica con el fin de dar popularidad a cierto individuo.
2. El populismo se desencadena por programas sociales que incentivan la igualdad social y el desenvolvimiento de los más débiles (beneficiarios); el clientelismo es representado por un individuo del aparato gubernamental o ligado a él, que concede favores o peticiones.
3. El populismo es ajeno a las campañas electorales; el clientelismo es generalmente electorero.
4. El beneficiario es apoyado para desarrollarse y crecer; el cliente es adiestrado a pedir apoyo para volverse dependiente de un individuo o partido y ser el voto duro del mismo.
5. El beneficiario se vuelve un ser independiente; el cliente aprende a aportar su voto, asistir a eventos partidistas, y participar en protestas y movilizaciones cuando se es oposición.
Mientras que el populismo se vuelve clientelismo en los siguientes casos:
1. El programa social beneficia a un grupo de individuos seleccionados que después pagarán el apoyo con su voto, y los recursos que pueda representar.
2. El programa social surge en campañas electorales y es representado por un posible candidato, no pedirá el voto verbalmente; su “trabajo” lo hará por sí solo.
3. El beneficiario se desenvuelve, pero no se independiza; aprende a usar los programas sociales a cambio de favores electorales.
Con lo anterior podemos decir que la marginación social es un problema que, generalmente, los gobiernos y partidos reciben con los brazos abiertos, ya que representan el voto duro en tiempos electorales, es cuando les sueltan las cadenas y el bozal a sus líderes sociales empapándose del sudor, del hambre y de las necesidades de los más débiles.
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