Reforma Política: ¿Mujeres al poder?

Este es un tema olvidado, un discurso político más que llega como todos los demás. ¿Qué cómo llegan? A saciar una necesidad de la sociedad a base de soluciones a corto plazo y generalmente estudiadas al margen de las historias de éxito en otros países.

En México la equidad de género no se ha abordado como se debe, el proceso ha sido lento y su importancia es significativa, a la par de esto, los partidos no han presentado cambios contundentes en sus modos de operar.

El tema de los candidatos jóvenes y las candidatas sigue siendo un tabú, un sueño, una utopía.

Con la Reforma Política se garantiza que las mujeres ocupen el 50% de las candidaturas a legisladores federales y locales, teniendo como referente la iniciativa lanzada por Enrique Peña Nieto sobre la paridad de género en el 60 aniversario del voto de la mujer mexicana el año pasado.

El problema de la igualdad entre hombres y mujeres se delimitó al margen de oportunidades en la vida política del país y de las entidades federativas, pero la situación real no se delimita a dividir las posibilidades de llegar al poder, pues la pregunta es ¿A qué oportunidades darán paso los partidos?

De tomar la equidad de género sin previo análisis profundo para generar cuotas de género partidistas se podría caer en el hecho de hacerlo porque se debe y no porque se puede.

Tal es el caso, que determinado partido pudiese postular a una mujer en una candidatura de algún distrito que el mismo partido ya considera perdido, con esto se estaría cumpliendo con el requisito, pero no afectaría en nada su postura y realidad política.

Otro caso sería que por cumplir la norma, el partido tenga que postular por obligación a una mujer ya que la ley lo demanda, teniendo que quitarle la candidatura a un hombre posiblemente mejor posicionado, en el peor de los casos, por lo que los partidos pequeños podrían perder un número significativo de votos y con ello el porcentaje de sufragios que los mantiene dentro del ámbito político.

Por último, se estaría entrando en una política de género obligada y no de experiencia y capacidad, que le cargaría la obligación al elector de votar entre candidatos que son impuestos por ley y no por la calidad de mover masas.

Una Reforma Política con paridad de género real, incentiva la competencia dentro de los partidos, donde se provocarían elecciones internas para elegir a sus candidatos entre hombres y mujeres; es ahí donde la equidad de género debe aparecer proporcionando las mismas oportunidades de darse a conocer por el trabajo y la garra política.

Sin candados verdaderamente efectivos que modifiquen las reglas del juego de una manera más abierta y democrática la realidad de las mujeres seguirá siendo la misma y su futuro avanzará con paso lento y de la mano de políticas posiblemente poco efectivas.

Para hablar de equidad de género se debería tratar a las mujeres que aspiran a ser legisladoras del mismo modo que se les trata cuando inician las campañas electorales, ahí no hay distinción, pues el voto define gobiernos.

¡Nos vemos el jueves!

Adrianla93@gmail.com

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