Por: Jorge Lera Mejía20/01/2013 | Actualizada a las 18:07h
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En
el reciente ensayo “México ante la crisis humanitaria de los desplazados
internos, de los autores Luis Benavides y Sandra Patargo (Dic. 2012), ex
alumnos del ITAM, se describe el desplazamiento interno de personas (o desplazamiento
forzado). Por lo interesante de las aportaciones de este ensayo, me permitiré
resumir este trabajo de investigación (Fuente: http://exalumnos.itam.mx/FAL_dic12/14_Benavides.pdf
) “…Se
piensa en ejemplos de los países africanos, del Medio Oriente, de Centro o
Sudamérica que, como consecuencia de luchas internas o conflictos internacionales,
obligan a grandes sectores de la población a dejar sus hogares. Cuando
lo planteamos de esa manera, el fenómeno del desplazamiento interno en México
no resulta tan distinto de lo que ocurre en otros países. En la actualidad,
varios grupos criminales, que se enfrentan entre sí y contra las diversas
fuerzas del Estado mexicano, han provocado que grandes sectores de la población
civil hayan sido forzadas a dejar sus hogares y trasladarse a otras ciudades. De
acuerdo con el Conflict Barometer 2011 del Heidelberg Institute for
International Conflict Research, la confrontación entre el gobierno mexicano y
los cárteles de las drogas han llevado a México a destacar por alcanzar el
número cinco -el grado más alto- en la escala de intensidad del conflicto, siendo
considerada, por segundo año consecutivo, la única guerra en el continente
americano. El
problema de los desplazados internos en México como consecuencia de la lucha en
contra del crimen organizado -que, sin duda, debe ser considerado una
emergencia humanitaria en ascenso- nos obliga a poner sobre la mesa la
importancia de que el gobierno mexicano dé los pasos necesarios para garantizar
la protección de esta población tan vulnerable. Este
fenómeno que se ha presentado con mayor fuerza a raíz de la “guerra contra el
crimen organizado” (2006-2012), provocó que las personas que se desplazan están
haciéndolo como consecuencia de amenazas directas de los miembros de los
cárteles o simplemente porque la violencia y la inestabilidad les impiden vivir
en sus hogares. El
despliegue de las fuerzas armadas en toda la República tampoco ha sido la
solución esperada, sobre todo para evitar el desplazamiento de las personas. La
misma presencia militar ha aumentado el número de quejas por violaciones de los
derechos humanos por parte de las fuerzas armadas desde 2006. Asimismo,
el desplazamiento forzado se ha sumado a un nuevo tipo de migración hacia
Estados Unidos que, sin descartar por completo el antiguo incentivo económico,
está impulsada por el miedo y la inseguridad. Por ejemplo, nada más en los 2
primeros meses de 2010, el número de mexicanos que pidieron créditos para
comprar casas en Texas se duplicó con respecto al año anterior. En
México, se están presentando dos tipos de desplazamientos: en masa y poco a
poco. Los primeros se dan, generalmente, después de un incidente cargado de
violencia que lleva a que comunidades enteras dejen su lugar de residencia en
un mismo momento. El segundo tipo de desplazamiento se da de manera paulatina,
y la mayoría de las veces se presenta cuando hay amenazas o pequeños brotes de
violencia. Otra
característica particular del conflicto que se vive actualmente en México es
que afecta a ricos y pobres, a gente de ciudades grandes y de comunidades en
zonas rurales, mujeres, niños, jóvenes, gente mayor, empresarios, indígenas,
campesinos, funcionarios públicos y prácticamente a cualquier habitante del
país. Quizás el grado de vulnerabilidad de cada grupo es diferente, pero la
realidad es que ya nadie está exento de vivir una amenaza o extorsión, o de ser
víctima de algún tipo de violencia; por lo tanto, cualquier mexicano podría
llegar a ser una víctima del desplazamiento forzado. Esta
clase de fenómeno se ha mostrado más en la zona norte del país. En esta región,
los empresarios han sido de los primeros grupos en desplazarse tras recibir
amenazas o ser extorsionados, han cerrado sus empresas o las han trasladado a
lugares más seguros en otra ciudad o fuera del país. Muchas veces, estos grupos
cruzan la frontera de Estados Unidos llevándose los negocios que aquí dejaban
de ser productivos por las amenazas y las constantes extorsiones. De
acuerdo con el International Displacement Monitoring Centre (IDMC), los estados
que presenta más casos de desplazamiento interno, como consecuencia de los
enfrentamientos entre los cárteles del narcotráfico y la respuesta militar del
gobierno de Felipe Calderón, son Chihuahua, Tamaulipas, Nuevo León, Durango,
Sinaloa, Guerrero y Michoacán (en la zona de Tierra Caliente, se registran más
de 10,000 personas desplazadas hasta 2010). La
cantidad de personas que han dejado su hogar o su comunidad a causa del
incremento de la violencia por la lucha entre los cárteles y las fuerzas de
seguridad para diciembre de 2010 era de 230,000 personas, aproximadamente, de
las cuales se estima que 115,000 se desplazaron sin haber cruzado fronteras. Un
reportaje de Vanessa Job para la revista Emeequis de agosto de 2011 expone la
cifra obtenida por Parametría en lo que sería la primera encuesta nacional que
mide este fenómeno. La encuesta señala que en la segunda mitad de 2010 y la
primera de 2011, alrededor de 700,000 personas tuvieron que dejar su hogar como
consecuencia de la violencia generalizada que se vive en el país. El
problema de los desplazados internos como resultado de la lucha contra el crimen
organizado en México ha sido subestimado e incluso ignorado. Si bien las cifras
sobre el número de desplazados varían según las diferentes fuentes, lo cierto
es que se cuentan por miles y no existen políticas públicas que atiendan de
manera integral este fenómeno. El Estado mexicano
debe garantizar la protección de los derechos de los desplazados internos y
para ello debe a) hacer un reconocimiento explícito del desplazamiento y de sus
víctimas, b) realizar una la evaluación y medición del fenómeno, tanto
cuantitativa como cualitativa, c) llevar a cabo las medidas necesarias para
minimizar la situación de riesgo de los desplazados, d) y crear un marco
normativo a nivel federal que incluya no sólo el reconocimiento de los derechos
de las víctimas de desplazamiento, sino que identifique claramente a los
responsables de atender este fenómeno y que coadyuve a instrumentar políticas
públicas de atención a los desplazados internos...” (Fin del resumen de ensayo
citado).
Jorge Alfredo Lera Mejía
Tampiqueño, Economista (ITAM), LAE, Maestro en Economía y Doctor en Administración Pública (UAT). Asociado del INAP, Subsecretario del Exterior de la Federación del Colegio Nacional de Economistas y Vicepresidente zona noreste de la LER. Inicia su carrera en 1977 y ha desempeñado diversos cargos en la Administración Pública Federal, en Michoacán y en Tamaulipas. Catedrático en la UNAM, ITAM, ULSA y actualmente profesor-investigador por la UAT e Instructor de la Auditoría Superior de la Federación.
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