Hoy es Viernes 03 de Mayo del 2024


Sección: Editoriales / Opinión Económica

Crítica al currículo burocrático y a la evaluación SNI

Por: Jorge Lera Mejía 16/05/2016 | Actualizada a las 22:57h
La Nota se ha leído 2309 Veces

El pasado 12 de mayo fue publicado en La Jornada por Claudio Lomnitz, un interesante artículo periodístico de investigación universitaria denominado “curiculismo mágico”, que por el interés para nuestra querida comunidad de investigadores universitarios de Tamaulipas, me permito citar y comentar en mi columna de Opinión Económica de hoy. http://www.jornada.unam.mx/2016/05/12/opinion/015a2pol#texto

Parte la crítica al curriculismo burocrático por Lomnitz, que primero se debe aceptar que la crítica es imprescindible para hacer más públicas las políticas educativas y si la crítica es “feroz”, como dice Sergio Aguayo, ésta puede legitimarse si se respeta “la veracidad de los hechos y se evita la difamación”. No se puede mentir al criticar; no es honesto intelectualmente y lo peor es que como bien afirma Armando González Torres, no parece haber una “sanción social hacia el intelectual ligero y locuaz, hacia el profeta equivocado o hacia el apólogo de la violencia…” (La Jornada, septiembre 2008).

Aquí extractos del artículo periodístico de Lomnitz en mención: […] La degradación de la vida académica tiene como síntoma el sometimiento abyecto del investigador al burócrata. El fenómeno ya afecta la capacidad de atraer mentes de primer calibre a la investigación.

La publicación de libros y artículos intrascendentes ha llegado al punto de que, en lugar de sumar lectores, las editoriales universitarias y sus coeditores parecieran estar empeñadas en ahuyentarlos. Los académicos nos rasgamos las vestiduras por la falta de lectores, pero en lugar de que nuestras editoriales sean guías para el estudiante, publican por igual lo bueno, lo mediocre y lo malo, subsumado todo por una lógica de ganar puntos y estímulos que serán debidamente anotados y compensados. Por lo mismo, las revistas especializadas en su mayoría también carecen de personalidad. No representan tendencias, ni estilos ni generaciones. Igualan lo sorprendente con lo trivial. Son primero y ante todo institucionales.

… La única forma de revertir esta tendencia es fortaleciendo un sistema de valores propio, consolidando espacios locales de genuino prestigio, y volviendo a ganarle a la investigación el respeto que necesita para florecer. Pero esto sólo se consigue restándole poder al burócrata y reintegrándoselo al investigador, rescatando al investigador de la sospecha de que, en el fondo, es un vividor, un pensionista ocioso del Estado. Al profesor se le trata rutinariamente como si fuese un mentiroso, y se le obliga a probar la verdad de cada cosa que pone en su currículum. Y así el currículum mismo se convierte en fetiche...

Hoy, cuando un investigador mexicano ofrece una conferencia debe pedir constancia, con rúbrica florida y profusión de sellos, para demostrarle a algún burócrata que el académico efectivamente dio la charla que dice haber dado. Es también rutinario pedir al investigador demuestre que tiene su título de doctorado, maestría y licenciatura, independientemente de cuántas veces anteriores tuvo que haberlos mostrado. Se pide también que el investigador demuestre que efectivamente dio su clase…

En mis 25 años de enseñar en universidades en Estados Unidos, nunca me han pedido ni uno solo de esos papeles, ni he visto que haya por eso una crisis de corrupción en el profesorado. ¿Por qué no? Muy sencillo. Si algún director o administrador sospecha que hay algo falso en un currículum lo investiga, y si resulta que el profesor ha mentido, las sanciones son tan fuertes que pueden marcar el fin su carrera. El resultado es que se miente muy poco. En mis años de experiencia sólo he conocido directamente un caso de fraude curricular, mientras en México, con todos sus controles, he oído de varios. Mientras tanto, en Estados Unidos los profesores no tienen que pasarse la vida demostrando que son personas honorables.

Acá, la sospecha pesa sobre las instituciones académicas públicas, al grado que estorba su capacidad de escoger libremente a sus profesores… La universidad mexicana pareciera estar obsesionada con proteger al mundo de su propia corrupción… El sometimiento al requisito burocrático lleva, además, a que el investigador se vaya obsesionando con su currículum, en lugar de preocuparse primero por el mundo, que es su verdadero problema.

… Ante esto, hay que hacer recordar que la investigación existe porque sirve para algo, y no únicamente para acumular puntos y bonificaciones. Cada universidad debería tener un consejo dedicado a proteger el tiempo de los investigadores, y a asegurar que el administrador trabaje para el investigador, y no al revés.

Por su parte, los investigadores tendremos que ponernos más serios, y comprometernos a que nuestras editoriales no publiquen cualquier cosa. Comprometernos a mostrar la relevancia de nuestras investigaciones, ahora sí que con la fuerza de nuestro brazo derecho, recordando siempre que se publica para el público, y no para el currículum. El culto del currículum mágico ha deformado al investigador al grado de transformarlo de un curioso en un narciso. Y el narcisismo, como el onanismo, puede ser placentero, pero es estéril al fin […] (Lomnitz, El Reforma, 2016).

Por otra parte la ya famosa crítica del investigador mexicano Sergio Aguayo, que el 24 de noviembre de 2012 publicó (yucatan.com.mx) la llamada “Crítica al Conacyt: nada personal”, se refiere en concreto que: […] El Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación (Conapred) ha dictaminado que los reglamentos del Sistema Nacional de Investigadores (SNI) permiten decisiones discrecionales. Hay momentos en los que la academia se transforma en jungla de los impulsos más primarios. En el SNI quienes evalúan a los aspirantes son comités integrados por investigadores elegidos por sus pares.

Los comités están sometidos a una presión brutal porque deben revisar centenares de casos en tiempos muy breves. En términos generales hacen un espléndido trabajo, pero una reglamentación imprecisa e incompleta abre espacios para que afloren amores y rencores.

En 2010 un comité del SNI me bajó del nivel III al II. Apelé con evidencia y meses después revirtieron la decisión. El asunto apestaba y cuando profundicé en los hechos demostré parcialidad: el comité me había aplicado todo el rigor de los reglamentos mientras que violaba la normatividad para favorecer a una colega.

Sostuve y sostengo que se trata de un conflicto de interés y un tráfico de influencias. Hace un año dediqué una columna al tema y luego intercambié misivas en este diario con uno de los posibles evaluadores, con quien desde hace años tengo una entrañable enemistad (véase www.sergioaguayo.org).

A raíz del incidente recibí docenas de cartas de colegas que alegaban maltrato de algún comité del SNI. Historias que, por otro lado, son normales en las reuniones de académicos. Para establecer la magnitud de las irregularidades toqué, con el apoyo de la abogada Delia Sánchez, diversas ventanillas… […] (Fin del extracto de cita).

Usted amable lector universitario, estudiante o académico, o ciudadano interesado del tema, tendrá su último y válido puntos de vista en estas disertaciones intelectuales que nos muestran al México de la Reforma Educativa y la tan llevada Reforma Curricular que funda sus criterios en una mera evaluación del personal docente y las formas de contratación y estímulos económicos de los profesores normalistas.

Este tema que desde el año 2013 se ha venido discutiendo y analizando ha mostrado rompimientos  de paradigmas que ya valió la caída de un Secretario de Educación nacional, y en un claro desgaste del actual Secretario Aurelio Nuño, que a diario se le exhibe en medios de opinión pública, y sin embargo no se termina de madurar la famosa reforma citada, y ahora además, le truena el paro de 26 vocacionales del Instituto Politécnico Nacional, no se arregla un grave problema y ya explota un problema mayor.

Por ello mi reflexión de salida en esta columna, es que las autoridades educativas de nivel básico, medio superior y superior universitario reflexionen que México necesita una verdadera reforma estructural y no una reforma laboral educativa, para corregir desde la raíz el problema de la educación, cultura e investigación encaminada a hacer un país de mayor competitividad económica, en base a un modelo educativo moderno de competencias…

Jorge Alfredo Lera Mejía

Tampiqueño, Economista (ITAM), LAE, Maestro en Economía y Doctor en Administración Pública (UAT). Asociado del INAP, Subsecretario del Exterior de la Federación del Colegio Nacional de Economistas y Vicepresidente zona noreste de la LER. Inicia su carrera en 1977 y ha desempeñado diversos cargos en la Administración Pública Federal, en Michoacán y en Tamaulipas. Catedrático en la UNAM, ITAM, ULSA y actualmente profesor-investigador por la UAT e Instructor de la Auditoría Superior de la Federación.
adadasdas
HoyTamaulipas.net Derechos Reservados 2016
Tel: (834) 688-5326 y (834) 454-5577
Desde Estados Unidos marque: 01152 (834) 688-5326 y 01152 (834) 454-5577