Bastante común de confundir. El hambre es la necesidad fisiológica de comer y proveer a tu cuerpo de energía. En condiciones normales de alimentación, esto sucede, asintomáticamente, después de 3 – 4 horas de haber ingerido el último alimento. Si se sobrepasan las 4 horas, se pueden empezar a presentar síntomas de hipoglucemia (azúcar baja en sangre) como mareo, debilidad, temblor, ansiedad y en casos extremos, confusión y delirio. Claro, no es sano permitir que nuestro cuerpo se someta a una hipoglucemia, lo correcto es comer cada 3 – 4 horas, siendo tres las comidas fuertes del día (desayuno, comida y cena).
Por otro lado, la ansiedad se define como un estado mental de inquietud o angustia. ¿Quién alguna vez se ha sentido intranquilo, quién ha tenido problemas de concentración por estar pensando en alguna preocupación o peor aún, quién se acuesta por la noche y siente que le falta el aire? Son síntomas de ansiedad que se presentan por el simple hecho de vivir en una ciudad industrializada con familia, trabajo o estudio.
Lo malo de la situación es que la ansiedad no queda conforme con estos daños, sino que busca escapatoria: la comida. Hay diferentes maneras de desahogarse, como el cigarro, el alcohol o la onicofagia (“morderse las uñas”), pero la más común es la ingesta de alimentos. ¿Qué hacer para evitar comer cuando se está ansioso?
Lo más importante es entender que lo que se está teniendo es un episodio de ansiedad, si logramos distinguir este sentimiento, ya estamos del otro lado. Lo siguiente es intentar desviarlo: deja lo que estás haciendo y sal a caminar, ve a hacer ejercicio, cierra tus ojos cinco minutos y respira hondo, tómate un té caliente, duérmete una siesta de media hora o aplica el famoso “cuenta hasta diez”. Estas son maneras efectivas de desviar la ansiedad o el estrés y no elegir la opción de comer.
Ahora, sabemos que no siempre es tan fácil y hay personas que tienen episodios frecuentes de ansiedad. Si te funcionan las opciones anteriores, ¡perfecto!, pero sino, no te desesperes. Evita alimentos con demasiada azúcar, cafeína, toma agua, haz ejercicio y sobretodo, acude con un especialista.
Finalmente, quiero dejarte un consejo: no caigas en la confusión de comer por ansiedad o comer por hambre, son situaciones completamente distintas; la primera puedes desviarla y tratarla, mientras que la segunda es natural y necesita satisfacerse. Fue un placer escribir para ustedes una vez más, y quedo al pendiente de dudas y comentarios:
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