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Sección: Editoriales / Opinión Económica

Impacto de la desigualdad educativa desde la óptica UAT

Por: Jorge Lera Mejía 19/01/2016 | Actualizada a las 22:21h
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 mi nueva experiencia como docente en la UAMCEH de la Universidad Autónoma de Tamaulipas (UAT), me toca este semestre 2016-1 impartir una asignatura llamada “La desigualdad social en el ingreso, empleo y diferenciación regional”. Para ello se inicia la reflexión de la materia al indagar sobre la educación actual en México.

Un primer factor de las variables de nuestro modelo económico vigente (Neoliberal), es que la educación se divide entre la pública y la privada, donde la primera está dominada por facciones e intereses que han dañado la vocación escolar y el aprendizaje de nuestros niños y jóvenes, mostrando lo que le llamo “analfabetismo funcional”, compuesto por estudiantes que “saben” pero “no aplican lo que saben”. Esto es están pero no hacen, dentro de la dinámica de “hacer” y “saber hacer”, aprender a aprender y aprender a emprender.

¿Cómo nos explicamos esta cruda realidad? Al igual que la mayor parte de los países de la región, en México existe una acentuada “desigualdad educativa”, fenómeno del cual la diferencia de aprendizajes es una de sus manifestaciones más notorias. Uno de los hechos constatados en forma más sólida en la investigación es la relación de esta desigualdad con las diferencias en el nivel socioeconómico de los alumnos.

Para la mayor parte de los niños y jóvenes, la educación formal no ofrece iguales oportunidades de aprender, sino que reproduce, multiplica e incluso intensifica las diferencias de entrada al sistema.

En nuestro país, están en rezago escolar quienes tienen 15 años o más y no han concluido la educación básica. En 2005, el rezago abarca al 44.7% de la población. Es 3% más alto en el caso de las mujeres; y lo padece un tercio de la población urbana y tres cuartas partes de la rural (INEGI, 2005).

Se refleja en el promedio de escolaridad: 8.4 años en los hombres y 7.9 en las mujeres. Contribuyen al rezago quienes no asisten a la escuela: en 2005, 4.2% niños entre 5 y 9 años; 6.9% entre 10 y 14; 46.5% jóvenes entre 15 y 19, y 78.5% entre 20 y 24 años (INEGI 2006).

Está rezagada en competencias, la población sin instrucción y la que teniendo educación básica, no cuenta con las capacidades necesarias para enfrentar la vida moderna. Un indicador de esto son los resultados de la encuesta PISA: México alcanzó el lugar 39 de 41 países (OCDE, 2004).

Otro indicador es la competencia informática: en 2005, por cada mil habitantes en México sólo 120 usaban Internet, mientras que en Estados Unidos eran 556 (PNUD, 2006). Esto repercute en que sólo 6% de la población mexicana de entre 25 y 64 años ha concluido la educación terciaria (OCDE, 2004).

Por otra parte, dentro de la Reforma Educativa mexicana del año 2013, la hoy tan llevada y traída “evaluación docente” no es el principal problema del sistema educativo, sino la “desigualdad social”, que se traduce en que las peores escuelas sean para quienes más las necesitan, y en que la educación más cara sea la que es "gratuita" para los pobres, sostuvo en el año 2014 Manuel Gil Antón, investigador nivel III del Sistema Nacional de Investigadores (SNI) del centro de estudios Sociológicos en el Colegio de México (Milenio, 3/3/2014).

[…] "A los más pobres les damos la peor educación posible" y sentencia: La desigualdad social profundiza la desigualdad escolar, pues cada vez que se pasa de un nivel escolar a otro, quedan menos estudiantes y son los que tienen mejor nivel económico.

En la conferencia sobre la Reforma Educativa, impartida en Pachuca, el investigador señaló que pese a que la Constitución de México establece que la educación debe ser gratuita, donde menos hay este derecho es en las localidades más pobres. "No podemos avanzar con tal nivel de desigualdad y pobreza y sin embargo, la solución en la que coincide el gobierno y muchos es la evaluación de los maestros".

El Gobierno y autoridades educativas están convencidos de que el sistema educativo no funciona por culpa de los maestros, sin analizar el contexto ni las condiciones sociales y económicas, que son muy distintas a las de Finlandia o Brasil, países que han colocado como modelo a seguir.

El problema, refiere, no son sólo los maestros sino el sistema de educación, sin embargo, en ninguna de las leyes que comprenden la Reforma Educativa, se toca el modelo educativo, cuando las pruebas internacionales como PISA demuestran que los programas de estudio actuales no son buenos.

Con alegorías sencillas explicó a la audiencia los verdaderos problemas de fondo del sistema educativo. En su teoría del termómetro, afirma que nunca ha habido un niño que se curé a "termometrazos", y menos si el termómetro no es bueno; mientras que en su teoría del bocho rojo, ejemplifica cómo a un vehículo que tiene muchos problemas (la educación), se le disfraza para que parezca que está muy bien.

La imagen de los docentes ha sido muy golpeada en los medios de comunicación y recordó la frase "El que sabe hace y el que no sabe enseña", de Bernard Shaw, que quedó atrás cuando Sheelman corrigió y dijo "el que sabe hace pero sólo el que entiende enseña". Crear ambientes de aprendizaje conduce a la construcción de estructuras cognitivas que son la base para aprender el resto de la vida, enfatizó al referirse sobre la labor de los docentes.

La agenda educativa y ciudadana, subraya, debe centrarse en que en México ya no valga más tener conocidos que conocimientos y reafirmó que la Reforma no fue educativa, sino “laboral”, y fue impuesta como una estrategia de control, condicionando a los maestros con una evaluación. Con esta Reforma Educativa, sostuvo, el Estado no pretendió retomar la rectoría de la educación, sino la de los sindicatos. "Todo cambia para que no pase nada".

El proceso de la Reforma Educativa empezó en diciembre de 2012, en el cual no ha sido escuchada la voz del magisterio. "¿Cómo hacer una Reforma Educativa sin los principales actores de la educación?", cuestiona. Finalmente alertó que si no se logra hacer un movimiento que rompa el crecimiento de la desigualdad social, el sistema educativo, la economía y todos los problemas nacionales irán en aumento […] (Fin de la cita de Milenio).

Durante el resto de este semestre escolar en la UAT, donde el Rector Enrique Etienne Pérez del Río insiste en reformar y actualizar la currícula universitaria, y el director UAMCEH, Obidio Sánchez López hace su parte de tarea en la Facultad de Ciencias y Humanidades, trataré de seguir investigando y aportando más elementos de juicio de este interesante como espinoso tema, de la desigualdad social vs desigualdad educativa, al ser un tema toral sobre el que se funda nuestro posible futuro de salir de ser un país en desarrollo a un país en desarrollado …

Jorge Alfredo Lera Mejía

Tampiqueño, Economista (ITAM), LAE, Maestro en Economía y Doctor en Administración Pública (UAT). Asociado del INAP, Subsecretario del Exterior de la Federación del Colegio Nacional de Economistas y Vicepresidente zona noreste de la LER. Inicia su carrera en 1977 y ha desempeñado diversos cargos en la Administración Pública Federal, en Michoacán y en Tamaulipas. Catedrático en la UNAM, ITAM, ULSA y actualmente profesor-investigador por la UAT e Instructor de la Auditoría Superior de la Federación.
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