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Sección: Editoriales / Opinión Económica

“El peso y petróleo se sigue devaluando”

Por: Jorge Lera Mejía 25/12/2015 | Actualizada a las 15:02h
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Al cierre de las operaciones cambiarias del 24 de diciembre en bancos de la capital mexicana, el dólar libre se ofertó en un precio máximo de 17.50 pesos, sin variación respecto ayer, y se compró en un mínimo de 16.75 pesos.

El euro se comercializó hasta en 19.07 pesos y el yen se vendió hasta en 0.145 pesos por unidad. De acuerdo con CI Banco, el peso continúa presionado, debido a una menor liquidez por el feriado de fin de año.

El tipo de cambio para solventar obligaciones denominadas en moneda extranjera pagaderas en el país es de 17.1953 pesos, informó el Banxico (Banxico).

¿Qué pasa con nuestro peso?, después de que ya se estableció la nueva tasa de interés de la FED norteamericana, y vemos que se sigue devaluando. El dólar ganó fuerza frente a la mayoría de sus principales cruces como consecuencia del ajuste a la política monetaria de la Fed el día 17 de diciembre y como reacción a una nueva caída en los precios del petróleo, en donde el WTI cerró con una pérdida de 2.0 por ciento en 34.8 dólares por barril.

La tarde del 17 de diciembre, el Banco de México aumentó 25 puntos base el objetivo para la Tasa de Interés Interbancaria a un día, por primera vez desde 2008 al ubicarla en 3.25%, desde el nivel mínimo previo de 3.0 por ciento.

Pero el peso continua devaluándose, por ello aquí opiniones de algunos expertos…

El director del Grupo Financiero Banamex, Emilio Torres Cantú, aseguró que el peso mexicano se devalúa porque el dólar es una moneda fuerte.

Luis Costa, estratega de Citi Bank, sugiere que las transacciones en nombre de bancos mexicanos son las causantes del mayor daño al peso.

Además, señaló para Financial Times, que los ciudadanos están sacando sus depósitos en pesos para convertirlos en dólares.

El gobernador de la institución, Agustín Carstens, dijo que el tipo de cambió surge de la caída en los precios del petróleo, el anuncio de producción de petróleo por parte de Irán y las políticas monetarias.

Ramírez Miguel del grupo Banorte  garantizó que “la devaluación no tiene nada que ver con México. Todos los números macroeconómicos están bien”.

Carlos Serrano, analista en jefe de BBVA aseguró que la volatilidad de la moneda no tiene resolución, hasta que se definieron este mes de diciembre las tasas de interés de la Fed de Estados Unidos.

Otro analista, Leo Zuckermann, opina que: (…) El peso mexicano sigue depreciándose frente al dólar estadunidense. Los mexicanos están muy preocupados. Nuestros traumas históricos de repente se aparecen. Sabemos que nada bueno sucede cuando el peso se devalúa. Ver en las sucursales bancarias, en grandes números, cómo el dólar cada vez vale más nos remite a las épocas de las crisis económicas ocurridas en los sexenios de Echeverría, López Portillo, De la Madrid, Salinas y Zedillo.

Tendemos a relacionar el debilitamiento de nuestra moneda con una mayor inflación. En la última devaluación abrupta de diciembre de 1994, en el contexto de una economía abriéndose donde ya era posible adquirir varios productos de importación, recuerdo que la gente abarrotó las tiendas para comprar todo tipo de bienes que no necesitaban. Sabían que esa televisión, refrigerador o coche que estaban adquiriendo pronto costarían mucho más.

Pero en esta ocasión resulta que, a pesar de una depreciación acumulada de casi 30%,  hoy tenemos los índices inflacionarios más bajos de los últimos 40 años.

De acuerdo con Carstens, un factor que ha impedido que suba la inflación a pesar de la depreciación es que ciertos “precios internos de insumos que son transversales a la economía, como los precios de algunos combustibles, electricidad y telecomunicaciones (reflejo en parte de las reformas estructurales), junto con la caída de los precios de mercancías básicas, que también son insumos, como los de los metales y granos”. Se trata de otra buena noticia reflejo de otra buena decisión del Estado mexicano: la de abrir la economía y dejar que los precios internacionales determinen los domésticos.

Carstens, sin embargo, esconde en una breve frase la mala noticia de toda esta historia: “Todo lo anterior, en un contexto de una demanda agregada débil, ha contrarrestado algunos costos mayores en insumos importados causados por la depreciación de la moneda nacional”.

Lo que está diciendo el gobernador de Banxico es que, como la economía está floja, como el consumo y las inversiones andan por los suelos, pues los empresarios han decidido, por lo pronto, no subir los precios. Con tal de vender algo, están asumiendo el costo de la depreciación del peso.

Esto es sostenible para bienes que no son importados o que no tienen componentes de importación. El que México sea hoy una economía abierta con una gran producción de manufacturas hace que los refrigeradores, televisiones y coches ya no se tengan que importar y, por tanto, se puedan vender en pesos sin subir los precios.

El problema es para los productos importados o con partes importadas. Supongo que muchos de estos bienes no han subido de precio porque los vendedores compraron coberturas del tipo de cambio. Aunque el dólar esté en 17.22, ellos están vendiendo como si estuviera a 13.50 gracias a que se cubrieron financieramente. Pero estas coberturas sólo operan por un monto o un periodo de tiempo así que eventualmente tendrán que subir los precios.

Yo no tengo duda: la depreciación generará inflación en México. No mucha ni muy rápido porque el Banco de México se encargará de evitarlo. Se trata de una gran diferencia con nuestro pasado. Pero, lo más triste en esta historia es que hasta ahora hayamos podido capotear el vendaval inflacionario por una “demanda agregada débil”: que los precios no hayan subido por la flaqueza de la economía nacional (…) (Fin de la nota).

Esperemos que al entrar el año 2016, las presiones de valuatorias empiecen a calmarse, así como las presiones inflacionarias ya que el gobierno mexicano solo autorizo un pequeño aumento del 4.22% del mini salario mexicano. Porque por el lado de los precios de nuestro petróleo de exportación pasara mucho tiempo para ver que mejoren del actual menor a 28 dólares por barril.

Jorge Alfredo Lera Mejía

Tampiqueño, Economista (ITAM), LAE, Maestro en Economía y Doctor en Administración Pública (UAT). Asociado del INAP, Subsecretario del Exterior de la Federación del Colegio Nacional de Economistas y Vicepresidente zona noreste de la LER. Inicia su carrera en 1977 y ha desempeñado diversos cargos en la Administración Pública Federal, en Michoacán y en Tamaulipas. Catedrático en la UNAM, ITAM, ULSA y actualmente profesor-investigador por la UAT e Instructor de la Auditoría Superior de la Federación.
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