Ninguna elección es igual, cambia según el contexto político, económico y social de cada territorio donde ésta se desarrolle. Sin embargo mantiene una tendencia que obliga a partidos políticos a buscar sin éxito en muchos casos, una mejor forma de convencer a los ciudadanos de que sus candidatos son la solución a sus problemas.
Los ciudadanos se alejan cada vez más del político tradicional, de las campañas que dicen mucho y a la vez no dicen nada. En contraparte, los políticos atípicos cobran mayor relevancia porque sencillamente se han humanizado y su comunicación se centra en cómo resolver problemas y no en hacerle culto al ego del político.
Los procesos, usos y costumbres para la nominación de candidaturas será un gran reto para la dirigencia del Comité Ejecutivo Nacional del PRI y para su líder Manlio Fabio Beltrones. La premisa es menos dedocracia y más meritocracia (la cultura del mérito). El equipo compacto de Manlio lo sabe y aspira a ofrecer candidatos limpios, con alta credibilidad moral y que garanticen el equilibrio con las diferentes fuerzas políticas internas en cada estado y municipio en disputa.
Ante este nuevo esquema, “los mismos de siempre” representan un gran problema para la dirigencia nacional. Estos políticos, los vemos en todas las elecciones, y no sólo nos referimos a los que siempre aparecen en las boletas, sino a todo aquél que es dominado por la emoción y no por lo estratégico.
Por tal razón me he dado a la tarea de describir quienes son estos personajes que en todo proceso electoral aparecen:
1.- “EL YA CHOLE”. Este es el más común, el que siempre está en las boletas. Son intransigentes, agresivos y no buscan formar una trayectoria política, sino vivir de la política. Sencillamente la gente quiere caras nuevas que revivan el entusiasmo y la esperanza de que por fin alguien solucionará sus problemas.
2.- “EL YA ME TOCA”. Argumenta que es el siguiente en la fila y que su disciplina en procesos pasados para desistir de la candidatura son méritos para ser nominados. Probablemente sea el siguiente en la fila en su partido, pero no en la mente del elector. Fracaso electoral seguro.
3.- “EL HÉROE”. Este político mantiene la creencia que todo se resolverá con su llegada al poder. Es arrogante, soberbio y provocativo. Son populares y dinámicos; irreverentes y autoritarios. Se especializan en la manipulación de emociones. Buenos candidatos pero malos gobernantes.
4.- “EL AVENTADO”. Regularmente son jóvenes, pero hay de todas edades. Son apasionados, ambiciosos, impacientes y desorganizados. Un logo, un eslogan y su campaña la tienen lista. Siempre levantan la mano pero así como crecen sus aspiraciones, así mismo son tranquilizadas con un dulce en la función pública. La gente los ve con buenos ojos, pero en el fondo pocas expectativas son generadas dada la desorganizada e improvisada aspiración.
Y mi favorito
5.- “EL MELATE”. Su mérito es un amigo, padrino o familiar en el poder y sienten que se han ganado la lotería. Centran su fortaleza en su cercanía con los que toman decisiones. Son torpes; con excesos de confianza y optimismo. Su presencia es efímera. Como la espuma, generan grandes expectativas pero de igual forma desaparecen. Regularmente son malos candidatos debido a que son impulsados por un compromiso político o moral más que estratégico y por aclamación social.
Si estás en la política y no quieres convertirte en “los mismos de siempre”, contrata un consultor político urgente y profesionalízate. Vale la pena. Tu partido y el electorado te lo agradecerán.
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