Este fin de semana, en la capital del país, finalmente se terminó de caer la llamada “verdad histórica” del fracaso del ex procurador de la República, al reconocer el Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes (GIEI), que no existen evidencias científicas que los 43 estudiantes de la Normal de Ayotzinapa fueran incinerados en el basurero de Cocula, Guerrero.
Asimismo, este fin de semana como pareciendo también ya una gran “burla histórica”, cayeron en Nuevo León, SLP y Tamaulipas un gran número de migrantes centroamericanos, en tránsito por nuestro país y que estaban siendo “extorsionados” (para variar), por criminales o venían siendo trasladados en condiciones infrahumanas.
El tema de la migración voluntaria o forzada está pasando a ser nuevamente un tema toral de derechos humanos, al presentarse en Europa masivos grupos migratorios originados principalmente de Siria, que provocado por la cruenta guerra civil que sufren, están siendo desplazados más de 100 mil habitantes que buscan refugio y trabajo en países de Europa, principalmente del Norte (Alemania, Inglaterra, Suecia), así como en Hungría y Austria.
Por lo anterior, en México y en el mundo, el tema migratorio ya rebasa la línea de peligro inminente y empieza a mostrarse como un tema humanitario que ya no registra fronteras, más que ahora locos fascistas como Donald Trump, muestran su grave ignorancia y fanatismo racial, al pronunciarse simplificadamente y amenazador contra los inmigrantes mexicanos y chinos en los EUA.
Volviendo con el tema central de los 43 desaparecidos de la Normal de Ayotzinapa, la nota del fin de semana ya le dio la vuelta a todo el mundo y vuelve a poner en la palestra a nuestras autoridades judiciales, que vuelven a pronunciarse por reabrir el caso de investigación, cuando no entienden que los padres de los estudiantes desaparecidos, lo que quieren es volver a ver a sus hijos vivos, o en su caso de por sí lamentable, identificar si están fallecidos el lugar de su ejecución con evidencias y la “verdadera verdad histórica” del hecho violento a todas luces injustificable.
Para respaldar los dichos aquí citados, a continuación se presenta el Informe del GIEI:
[…] A casi un año de la desaparición de los 43 estudiantes mexicanos, una investigación independiente divulgada este domingo pone en entredicho elementos centrales de la versión que el gobierno ha mantenido sobre lo ocurrido ese funesto 26 de septiembre de 2014.
La administración del presidente Enrique Peña Nieto ha sostenido una versión sobre el destino de los 43 estudiantes de la Escuela Normal de Ayotzinapa desaparecidos en Iguala, Guerrero:
Fueron asesinados y sus cuerpos incinerados en un basurero del municipio de Cocula, vecino al sitio donde desaparecieron, pero esto que la Procuraduría (fiscalía) General de la República (PGR) catalogó de "verdad histórica" del caso empieza a tambalearse.
En un informe de 550 páginas, el Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes (GIEI), designado por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) a petición del gobierno mexicano para analizar el caso, asegura que no hay evidencias de que un fuego de esa magnitud haya ocurrido ni que los estudiantes hayan sido incinerados en un basurero […] (Nota extraída de Alberto Nájar y Juan Paullier. BBC Mundo. 6/9/2015).
Ante estos hechos, los mexicanos volveremos a ver la molestia entendible y justificable de los familiares de los desaparecidos, por lo que creemos que la presidencia de la República tendrá que afrontar este nuevo episodio con otra actitud y responsabilidad, ante el hartazgo evidente de la mayoría de los mexicanos por la violencia y la impunidad con que se enfrenta esta.
No cabe duda que hoy día México y el mundo entero, viven tiempos inéditos que prometen presentarse como una época de cambios de paradigmas, que seguramente sacudirán el modelo político de gobernanza y de economía, que en su mayoría es de corte neoliberal y conservador, por un nuevo modelo de corresponsabilidad política, económica y social.
El mundo enfrenta hechos al borde de nuevas guerras frías y de guerras regionales de alto peligro, además los desplazamientos humanos son de tal magnitud que ya rebasan lo manejable y administrable. Por una parte las migraciones por hechos de guerras religiosas y políticas, y por otra parte, las emigraciones forzadas por el hambre, el desempleo y la falta de oportunidades mínimas de vida.
Los gobiernos ya no pueden evadir estas responsabilidades, se requiere un trabajo de fondo y radical, con nuevos modelos económicos se urge volver la vista de las economías de la mayoría de países pobres y emergentes, hacia el mercado interno, hacia el despegue de las empresas nacionales y locales que atiendan el empleo formal escaso y ofrezcan mejores condiciones laborales internas y satisfactorias.
Las empresas transnacionales no son la solución de este paradigma, ya que operan bajo sus propios intereses de lucro y beneficio propio y no del interés social y comunitario. Por ello el mundo espera que se disminuya y elimine la desigualdad, la pobreza y el desempleo, si no se quiere llegar al fin de toda una era.
