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Sección: Editoriales / Opinión Económica

Depreciación o devaluación del peso

Por: Jorge Lera Mejía 06/07/2015 | Actualizada a las 22:50h
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Ayer lunes, nuevamente el peso perdió fuerza y se cotizó arriba delos 16 pesos por dólar, al cotizarse hasta en 16.25 pesos, motivado por la incertidumbre del “no” de Grecia a las presiones de la zona euro de la Unión Europea y del FMI.

Por lo que se interpreta que la tendencia bajista del peso mexicano frente al dólar no solo obedece a la fortaleza del dólar por la recuperación de la economía estadounidense, pues factores como la debilidad de México y la caída en los petroprecios también afectan a la moneda nacional.

Así nuevamente el pasado viernes 4 de junio, el gobernador del Banco central, Agustín Carstens, mencionó que la depreciación del peso frente a la divisa estadunidense se ve exagerada por la crisis griega y podría ser un fenómeno transitorio. Exagerada o no, lo cierto es que la devaluación es un factor de debilidad económica que merma las reservas de divisas en poder del Estado y trastoca la mayoría los sectores de la economía nacional.

[…] Debe recordarse que las autoridades económicas del país se quedaran sin elementos de control cambiario más que las subastas de reservas de divisas en poder del Banco de México: de esa forma, los escenarios de depreciación del peso frente al dólar se saldan con la colocación de miles de millones de dólares de la reserva federal en el mercado cambiario, que son adquiridos por especuladores –beneficiarios finales de esa política– a un precio menor que las cotizaciones en las casas de cambio (Fuente: Editorial del Diario La Jornada, 5/Julio/2015).

Por contraste, el hecho de que el dólar estadunidense suba de precio en el mercado cambiario genera desajustes severos en la de por sí precaria economía nacional. El fenómeno perjudica con particular intensidad a los sectores que dependen total o parcialmente de las importaciones, daña las finanzas de la población en general, en la medida que constituye un factor inflacionario, y beneficia sólo a un sector exportador que –fuera de la industria petrolera– se reduce a un puñado de agroindustrias y a plantas maquiladoras establecidas aquí por empresas trasnacionales, y en cuya operación es muy poca la riqueza generada que se queda en el país.

Por añadidura, la variación de un solo punto porcentual en la cotización peso-dólar genera aumentos de precios casi automáticos en insumos y productos importados, que provocan, a su vez, justificadas preocupaciones en la población. Asimismo, pierde valor de manera instantánea el patrimonio de la inmensa mayoría de los mexicanos que se valúa en pesos, no en dólares, incluidas, por supuesto, las cuentas de retiro.

Las depreciaciones de la moneda pueden resultar intrascendentes o hasta positivas para economías robustas, pero ciertamente no es el caso de la nuestra, postrada por el debilitamiento sistemático y programado del mercado nacional, la apertura indiscriminada al exterior y la grave dependencia del exterior a la que ha sido conducido el país en casi todos los órdenes.

En esa circunstancia, las coyunturas económicas adversas en el plano internacional se vuelven un catalizador que agrava la debilidad estructural de la economía y el mercado internos, cuyo abandono sistemático es uno de los elementos indiscernibles del modelo económico vigente […]

Lo que realmente observamos ya en nuestra economía, es una verdadera  “devaluación” y no una simple “depreciación del peso” como las autoridades monetarias (Banco de México) y Hacendarias (SHCP) nos han tratado de justificar o convencer.

Lo anterior al calcular la pérdida del poder adquisitivo de nuestro peso en relación al dólar que en los últimos meses desde octubre de 2014 (nueve meses acumulados a la fecha), se ha devaluado en más del 15% contra el dólar.

Destacan cuatro factores que han contribuido a que el peso se haya devaluado ante el dólar y se cotice en los peores niveles de su historia reciente.

1. Caída en los precios del petróleo: El desplome de 48% en el precio de la mezcla mexicana de petróleo en seis meses ha contribuido a acelerar la depreciación del peso debido a la alta dependencia de las finanzas públicas en esta materia prima. Esto llevó a la Secretaría de Hacienda a recortar el gasto público en 124,300 millones de pesos en enero de este año.

2. Débil desempeño económico: Se han moderado las expectativas de crecimiento tras el recorte en el gasto público y aunque el efecto es relativamente moderado se especula que pueda tener un mayor  impacto.

3. Reacomodo de portafolios: Ante la expectativa de que la FED inicie con el aumento en su tasa de interés en estos días de julio, los inversionistas han trasladado sus recursos hacia mercados con mayores rendimientos y más seguros. Esto ha generado que la tenencia de CETES en manos de extranjeros disminuyó en 24,455 millones de pesos en febrero de este año.  

4. Incertidumbre por Europa: El estira y afloja entre el Gobierno de Grecia y las autoridades de la zona euro también se ha encargado de inyectarle inestabilidad a los mercados financieros. Este domingo esta situación se radicalizó con el referéndum popular en contra de las medidas de la zona euro.

LAS SUBASTAS DEL BANXICO: Los especialistas coinciden en que aunque la liquidez que inyecta Banxico con las subastas de dólares tiene un efecto psicológico positivo en el mercado, en el corto plazo el principal determinante de los movimientos en el mercado cambiario seguirá siendo la especulación relacionada a la política monetaria de la FED.

El Banco Internacional de Pagos ha indicado que el peso mexicano se ha convertido en parte del grupo de las 10 monedas más negociadas del mundo, y en 2013 su facturación llegó a 135,000 millones dólares.

CONCLUSIÓN: Podemos concluir con esta circunstancia que ya dura más de nueve meses de inestabilidad cambiaria, que nuestro peso ya pasó a estar llanamente DEVALUADO, y que los grandes perdedores como siempre, es la población de más bajos ingresos, así como las empresas pymes importadoras que no exportan. Los grandes ganadores para no variar, son los grandes consorcios y los especuladores cambiarios que viven de la economía de casino y no producen nada.

Jorge Alfredo Lera Mejía

Tampiqueño, Economista (ITAM), LAE, Maestro en Economía y Doctor en Administración Pública (UAT). Asociado del INAP, Subsecretario del Exterior de la Federación del Colegio Nacional de Economistas y Vicepresidente zona noreste de la LER. Inicia su carrera en 1977 y ha desempeñado diversos cargos en la Administración Pública Federal, en Michoacán y en Tamaulipas. Catedrático en la UNAM, ITAM, ULSA y actualmente profesor-investigador por la UAT e Instructor de la Auditoría Superior de la Federación.
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