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Sección: Editoriales / Opinión Económica

Tratado UE y EEUU versus el TLCAN

Por: Jorge Lera Mejía 03/06/2015 | Actualizada a las 08:11h
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Hoy en Europa (8 junio), como ayer en México (diciembre 1994), están debatiendo la posible firma de un Tratado comercial entre EEUU y el bloque europeo, que ha despertado una gran polémica entre grupos ambientalistas y opositores a este tipo de medidas comerciales, que comúnmente solo benefician a las grandes empresas transnacionales.

El pasado jueves 28 de mayo, fue la votación del Parlamento Europeo, donde la mayoría “neoliberal” de la Comisión de Comercio Internacional (INTA) aprobó el proyecto de informe que apoya las negociaciones del “Tratado Transatlántico de Comercio e Inversión” (TTIP), uno de los asuntos más controvertidos de la actual legislatura europea.

El informe va en contra de la opinión pública europea, que se movilizó el pasado 18 de abril en más de 700 ciudades en todo el mundo. A las movilizaciones se suman las casi dos millones de firmas a la Iniciativa Ciudadana Europea que se oponen a ese acuerdo comercial entre la UE y EEUU, ya que supondría la pérdida de más de un millón de empleos y un ataque sin precedentes a los derechos laborales, sociales y ambientales.

Sin embargo, el pleno del Parlamento Europeo votará este informe en su próxima sesión plenaria en Estrasburgo durante la próxima semana que inicia el 8 de junio. Los opositores a este Tratado (TTIP) lo han identificado con el famoso Caballo de Troya por los intentos reiterados de los negociadores de mostrarlo como un antídoto a la crisis, y de ocultar la pérdida de derechos sin precedentes que conllevará para la población europea.

PERO QUE SIGNIFICA EL TTIP y porque se está negociando ahora, cuando en México desde el año 1994 ya se firmó un Tratado comercial entre EEUU y Canadá, y hasta la fecha los únicos ganadores del tratado han sido los grandes consorcios multinacionales y los perdedores las pequeñas y medianas empresas (pymes). Además en México desde el TLCAN, desapareció literalmente las pequeñas explotaciones agropecuarias (dígase el ejido colectivo y pequeñas propiedades).

En México ante la puesta en marcha del TLCAN, se cambió radicalmente el modelo productivo agrícola, sobreviniendo las explotaciones agroindustriales transnacionales y perdiéndose la llamada “soberanía alimentaria”, al no producir al mínimo lo que los mexicanos consumimos de productos básicos, como era el maíz, frijol, trigo, leche, huevo y carne. Productos que ahora son importados desde EEUU con la consabida perdida que ello representa (food power).

El Tratado Transatlántico de Comercio e Inversiones (TTIP en sus siglas en inglés) es el nuevo modelo de tratado de libre comercio que se está negociando entre la Unión Europea y Estados Unidos desde junio de 2013, con la intención de crear la zona de libre comercio mayor del mundo. (Fuente de información http://www.ecologistasenaccion.org/inf/ue/pregunta_15.html

[…] ¿Por qué ahora? EEUU y la Unión Europea están perdiendo poder económico y político, y otros países, especialmente China, les están desplazando como mayores economías, exportadores y proveedores de inversión extranjera directa. El TTIP pretende por tanto consolidar los intereses geopolíticos y recuperar el poder y el protagonismo de ambas potencias, declarando una guerra comercial a países terceros.

¿Quién y cómo se está negociando? Desde su origen, son los grandes lobbies empresariales de un lado y otro quienes presionan y participan de manera activa en ellas: industria automovilística, farmacéutica y agroalimentaria, empresas de servicios, bancos, fondos de inversión… Las negociaciones además, están produciéndose de espaldas a la población, con un alto carácter secreto sobre su contenido, y sin participación y apenas consulta a la sociedad civil.

¿Qué regulará? Dado que los aranceles entre la UE y EEUU son ya muy bajos, este nuevo modelo de tratado se centra en la liberalización de todos los sectores y en conseguir una armonización legislativa, es decir, unificar leyes a ambos lados del Atlántico, con el fin de reducir costes y “retrasos innecesarios” para las corporaciones.

Un capítulo especialmente polémico es el de la protección de las inversiones, por el cual cualquier inversor privado internacional puede desafiar, ante tribunales internacionales poco transparentes, cualquier legislación (ambiental, laboral o social) que interfiera con sus beneficios. Por ejemplo, una moratoria al fracking (técnica muy contaminante de extracción de petróleo o gas) o una regulación sanitaria de sustancias tóxicas pueden ser objetos de demandas a los Gobiernos.

¿Qué supondrá? Se ahondará en los recortes en los derechos laborales. La liberalización de cada vez más sectores económicos profundizará en las privatizaciones de servicios públicos, cuyas consecuencias ya son conocidas. La armonización legislativa a la baja, aplicando la legislación más beneficiosa para las grandes corporaciones afectará a: Políticas medioambientales y del derecho a la salud: se flexibilizará el uso del fracking, se aumentará la producción y venta de transgénicos, el uso de toxinas y sustancias peligrosas, entre otros, que cuentan con legislación favorable en EEUU.

La agroindustria se verá favorecida en detrimento de las pequeñas explotaciones más sostenibles, y por tanto se resentirá la soberanía alimentaria y la calidad en la alimentación. Sobre propiedad intelectual y uso y acceso a internet: se aplicará la legislación norteamericana que facilita la vigilancia cibernética y el acceso a datos personales, y pena el compartir archivos en la red; y además blindará las patentes, reduciendo por ejemplo la posibilidad de acceso a medicamentos genéricos, en beneficio del gran capital […]

CASO DEL TLCAN MEXICANO: Por estas razones, es conveniente que los 28 países miembros de la UE y en particular España, analicen con mayor cuidado lo que sucedió en México tras 21 años de operación del TLCAN signado con EEUU y Canadá.

Desde que las tres naciones firmaron el TLCAN en 1994, EEUU no ha sufrido los efectos negativos que algunos políticos norteamericanos creían que tendría el pacto. Canadá también ha mantenido sus particularidades culturales. Pero México, a pesar de ser una estrella emergente, no se ha convertido en el país desarrollado que soñaba ser.

México sufre un exceso de trabajadores mal pagados y un déficit de trabajos cualificados; sobran espejismos y falta crecimiento económico. En lugar de experimentar un proceso de inexorable convergencia, el producto interno bruto mexicano per cápita sigue siendo una quinta parte del estadounidense, exactamente igual que en 1994.

Pero particularmente el mayor perdedor fue el sector agroalimentario mexicano, que sigue estando en desventaja ante sus socios comerciales, debido a la falta de políticas públicas acertadas en México, la grave distorsión en la entrega de apoyos, los bajos niveles tecnológicos y de productividad.

Al momento de medir el impacto del TLCAN en la economía mexicana y particularmente en el sector agropecuario, no sólo se debe evaluar en términos monetarios, de balanza comercial y en su aportación al Producto Interno Bruto (PIB), sino medir el impacto que ha tenido en la planta productiva, en la industria de insumos y de transformación, en el transporte, en la soberanía alimentaria, en la generación de empleos y divisas, en la protección del medio ambiente, entre otros factores.

Una prueba de los resultados negativos en el campo y la población rural mexicana, se observa con los niveles de emigración, de pobreza extrema, de inseguridad, y no se diga en términos de rentabilidad y productividad en los que no hemos podido competir con EEUU y Canadá.

Con estas afirmaciones, y obviamente destacando las diferencias que se registran entre las economías delos 28 países miembros de la UE y la estructura económica mexicana, con simetrías y asimetrías diferentes, sin embargo se sobresalta que la actitud de los grandes grupos de poder (poderes fácticos) operan igualmente en países desarrollados como en emergentes, por lo que deberán tener mucho cuidado con la firma del multicitado TTIP entre EEUU y la UE.

Jorge Alfredo Lera Mejía

Tampiqueño, Economista (ITAM), LAE, Maestro en Economía y Doctor en Administración Pública (UAT). Asociado del INAP, Subsecretario del Exterior de la Federación del Colegio Nacional de Economistas y Vicepresidente zona noreste de la LER. Inicia su carrera en 1977 y ha desempeñado diversos cargos en la Administración Pública Federal, en Michoacán y en Tamaulipas. Catedrático en la UNAM, ITAM, ULSA y actualmente profesor-investigador por la UAT e Instructor de la Auditoría Superior de la Federación.
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