Las quejas se van acumulando.

Sobran las denuncias contra él o, mejor dicho, contra su hijo Pedrito, el orgullo de su nepotismo.

Una docena de “Servidores de la Nación” fueron echados por caprichos o antipatía gracias a las lagunas legales que existen en sus contratos de trabajo. El brazo ejecutor fue Pedro Castillo, el famoso “Jr cañero”, quien trata con látigo a todo el personal bajo su mando, so pena de correrlos. Su señor padre, Pedro Castillo Ríos, el delegado regional de los programas sociales, ya no manda ni en su casa. Como dato ofensivo y contrario a la política de austeridad del gobierno federal, se destaca el fastuoso sueldo de Don Pedro, que llega a cobrar 70 mil pesos mensuales, muy lejano a los 7 mil pesos que perciben los “Servidores”. Es un izquierdista que cobra muy bien con la derecha.

El poder de Pedrito es tal, que elige quién será beneficiado con los programas del gobierno federal destinados a jóvenes y adultos mayores. Es caprichoso, terco, aferrado, obstinado y tiene atemorizado al personal, porque no tienen quién se interese por ellos.

En Xicoténcatl, al menos cuatro “Siervos de la Nación” como también se les conoce, fueron despedidos sin justificación alguna, y aunque, elevaron su queja ante el entonces delegado federal en Tamaulipas, José Ramón Gómez Leal, nunca encontraron respuesta. Habían acusado que Castillo Ríos los corrió sin mayores explicaciones y colocó en sus lugares a familiares y amigos de su hijo.

En Antiguo Morelos, hubo otros dos casos similares. Y El Mante, fue la catedral de la injusticia al revelarse que una veintena de trabajadores estaban siendo hostigados por los Pedros, por oponerse a sus caprichos políticos y no apoyar a sus aspirantes de Morena a puestos de elección popular.

Pedro olvidó a los amigos que lo apoyaron en sus inicios, para darle preferencia a su familia, y con todo eso, no le gusta que lo cuestionen, le reprochen o le digan sus verdades; se enoja, reprime y amaga con quejarse con los jefes de periodistas que lo han llegado a fustigar. Y como la omisión es pecado, el subdelegado regional, es cómplice las docenas de quejas que fueron reveladas en su momento y que implicaban a los “Servidores de la Nación” con “empresarios” con quienes se coludieron, para quedarse con la mitad del dinero proveniente de las becas del programa “Jóvenes Construyendo el Futuro”. Los testimonios y denuncias se exhibieron en su oportunidad en esta columna, pero jamás hubo el menor intento por investigarse. De hecho, el expediente contra Pedro Castillo Ríos y su junior, es muy vasto, lo que en su momento fue factor para que Morena no lo tomara en cuenta en las pasadas elecciones.

Su pusilánime actuar ha provocado todo tipo de desorden en las oficinas de la dependencia, en donde impera el miedo, la zozobra y el hostigamiento.

De entrada, en los próximos días van a ventilarse al menos dos casos por acoso laboral en contra del personal de la subdelegación y en donde los Castillo no salen bien parados.

La red de nepotismo que impera en la subdelegación regional Mante, sólo compite con la subdelegación de Soto la Marina, a cargo de otro nefasto morenista de nombre Julio César Hernández Medina, quien junto a su esposa Irma Alonso, han sido exhibidos en diversos medios del estado, por la red de familiares que tienen cobrando como servidores y como beneficiarios de los programas sociales.

Ellos sí que se están transformando. De la medianía económica a la opulencia.

Su cinismo es de primera, su actuar de Cuarta.

Gastón Espinoza
Es egresado de la facultad de Derecho y Relaciones Públicas, donde obtiene el título de Licenciado en Relaciones Públicas por la Universidad Autónoma de Tamaulipas. Además realizó diplomado en Mercadotécnica.
Desde hace nueve años es autor de “Posdata” que se publica en medios electrónicos de Ciudad Victoria, Tampico y El Mante.
Ha sido director de Comunicación Social en algunos ayuntamientos de la región cañera, así como jefe de prensa de varios candidatos a puestos de elección popular.
Además dirige un negocio dedicado a la edición e impresión de periódicos y revistas en El Mante.