Aunque en la república mexicana somos campeones en estos temas, pero en casi  todos los países del mundo también vamos a encontrar algún pequeño signo de corrupción, de tráfico de influencias o alguna práctica  de similar negatividad entre la clase política que gobierna, entre sus opositores, en su clase empresarial o en algún rincón del país del que hablemos; parece imposible para nosotros concebir que… “el ave cruce el pantano y no manche su plumaje” (mi pantano es de esos, diría un mexicano cínico).

Entonces sin el suficiente ánimo para pertenecer a ese amplio círculo de cínicos, pero sería prudente preguntarnos en que sector de la sociedad mexicana moderna podríamos encontrar plumajes impolutos, es decir que brillen por su blancura y sin cieno; por ser limpios, puros y sin mancha.

Al pensar que pudiese ser en la clase empresarial, sin remedio recordamos aquel famoso apoyo económico de cinco mil millones de pesos que el gobierno federal en turno le obsequió al grupo industrial Alfa, para evitar su quiebra y para que continuara.… “dando empleos dignos a los neoloneses”; ni se diga el FOBAPROA del presidente Zedillo, asalto institucional y pacífico que nos dejó en quiebra a todos los mexicanos de ayer, de hoy y de mañana “para salvar a los empresarios” del ambiente especulativo en el que ellos mismos se metieron.

Si volteamos nuestros ojazos hacia la clase política que gobierna, pues el asunto impoluto es más complicado; no importa el orden de gobierno o el poder constitucional que se trate, pero sobran ejemplos de plumajes manchados que no pudieron cruzar limpios sus pantanos.

Ni se diga de los partidos políticos pues no hay año electoral en que no salgan con sus cuentas mochas, ante la imposibilidad de justificar documentalmente el correspondiente gasto de sus prerrogativas que les otorga con amplia generosidad el mismo gobierno.

Entonces...  ¿dónde encontraremos plumajes impolutos?; algún ciudadano creyente de la voluntad de Dios pudiera sugerirnos que quizá en la iglesia los encontremos; pero si recordamos las denuncias de padres agraviados que se quejan de abusos sexuales cometidos por sacerdotes en sus hijos menores de edad, denuncias algunas dudosas en tanto que se expresan muchos años después de haber sido cometidos los supuestos forzados encuentros sexuales, decimos si hacemos memoria pues tendríamos que descartar a la religión y a sus practicantes como impolutos.

Un lector acucioso pudiera decirnos que se trata de eventos excepcionales, que “una golondrina no hace verano”; que no es la norma de conducta habitual, que en todas partes Satán puede influenciar a los débiles humanos. Y sería cierta la aclaración pero sin embargo es difícil reconocer si se trata  de poquito o si  es mucho; o como dijo “Layo” aquel famoso alcalde de Nayarit cuando reconoció públicamente que ciertamente él robo en su gestión municipal pero que… “fue poquito”.

Llagamos así a nuestro territorio; ¿Dónde buscar “aves” que no manchen su plumaje?.

Tarea titánica como es de esperarse; además tarea ingrata, nada simpática y controversial. Porque cada sector de la sociedad tamaulipeca nos diría que “su plumaje es de esos”, que cruzan el pantano de la tentación y salen impolutos, fortificados y listos para dar la batalla a Satán.

Ahora que yo  les respondo, que así como condenaron a Magdalena por ser pecadora, así  les reclamo…”quien esté libre de culpa, que lance la primera piedra”.

Aunque corremos el riesgo de que nos quedemos sin piedras en el río, pero sería mejor dejar pasar el reto: me reconozco pecador y sobrellevo mi cruz. Que busquen por otro lado ciudadanos sin mácula, sin pecados pero sobretodo que no sean hocicones como yogas.

Evaristo Benítez Castro

Nació en Llera Tamaulipas el 26 de junio de 1948. Estudió una licenciatura en la UAT, donde fue catedrático de 1972 a 1980.

Fundador de la revista de la UAT, llamada EDUCIEN, que se publicó desde el año de 1978 a 1981. Ha escrito su columna Faena en Canal en diferentes momentos desde 1991: La Verdad de Tamaulipas, Noticias del Golfo (ahora El Cinco), El Mercurio, El Diario de Ciudad Victoria y El Expreso, además de diferentes portales.

Consejero Electoral del IETAM en los años 2006-2007; autor de 14 libros del tema político-electoral.