Todo comenzó con la “renuncia” de su ahijado Jaime Ariel Torres.

En marzo del 2019, Héctor Garza González, había designado al mantense Jaime Ariel Torres, responsable de la Oficina Estatal de la Unidad de Educación Media Superior Agropecuaria y Ciencias del Mar en Tamaulipas.

Jaime Ariel, poco acostumbrado al trabajo y mucho al presupuesto, tenía como función el tejer las redes para afianzar la imagen de su entonces compadre, amigo y jefe, Héctor Garza, “el guasón”. Al inicio, las cosas iban de maravilla, pero el caudal del dinero que manejaba el oficial mayor de la SEP (300 mil millones de pesos) despertó muchas ambiciones en sus principales colaboradores, entre ellos, claro está; Jaime Ariel Torres, cuya labor como responsable de las escuelas de medio superior pasaron a segundo término, como lo demuestra una infinidad de huelgas de hambre, denuncias de acoso, venta de plazas y amenazas, por parte de trabajadores de los CBTAS.

Jaime Ariel tejió alianzas con grupos poco recomendables, oscuros y perversos, que antes de tiempo comenzaron a incomodar al funcionario de la SEP que poco a poco dejó de acudir a Tamaulipas, ya no se sentía a gusto y, sobre todo, ya comenzaba a incomodarse con Torres…le había perdido la confianza.

La base trabajadora, por su parte, lo señalaba junto a César de la Garza, de robarse las plazas de docentes y personal administrativo, así como “lavado de dinero de la SEP”, situación que fue aprovechada por Garza González para solicitar la “renuncia” de su subalterno. Ese día, el encontronazo entre “el Guasón” y Jaime fue intenso, se habla que el cañero dejó en claro que, si él caía, también su compadre se iría. Tan pronto salió de las oficinas en la ciudad de México, Ariel se dedicó a maquinar un plan para derrocar las aspiraciones de su otrora patrón. Lo primero que hizo fue correr a los medios para desquitar su coraje: “Héctor Garza es un prepotente y altanero. yo sí le conozco a este señor su pasado, y que recuerde los tiempos en que era el secretario de Oscar Luebbert en el PRI estatal, que se rifó una camioneta Ram último modelo, donde toda la militancia compró boletos, pero al final, fue él, (Héctor Garza) quien se la sacó”, narró a un connotado periodista de la capital, cuya difusión acaparaba algunas de las principales portadas de los medios de comunicación.

Torres Castillo desestimó el futuro político de su “amigo” al considerar que no llegaría a ser candidato de Morena al gobierno de Tamaulipas, y luego en un acto sobrado de soberbia le espetó lo siguiente: “Por lo pronto, Héctor Garza que ni cuente conmigo, ni tampoco con la gente que yo traigo conmigo”.

La venganza de Ariel no paró ahí. Ante el Secretario de Educación Pública, Esteban Moctezuma Barragán, reveló la operación “Guasón cuerudo” en la que daba cuenta de recursos públicos, acuerdos con grupos oscuros, así como sindicatos de maestros, para lograr el posicionamiento electoral del hasta ayer oficial mayor de la SEP. Ante lo evidente de los hechos, se decidió reacomodar a Héctor en la Oficialía Mayor de la Secretaría de Gobernación, un área que a la llegada de Andrés Manuel López Obrador ha perdido su influencia para la toma de decisiones y es que doña Olga Sánchez Cordero, dejó de ser referencia en el primer círculo del presidente, por lo que desde su nueva oficinal será difícil para Héctor contar con una cancha libre para su proyecto político. No hay brillo y no hay recurso con el cual pueda sostener a una pequeña pero costosa maquinaria de operadores que en el estado estuvieron promoviendo su imagen de cara a la elección del 2022.

“El Guasón” pagó caro confiar en su compadre. Ariel le sacó los trapitos al sol, y eso lo llevó a ser cambiado de área, en donde seguramente acumulará polvo y olvido. Ayer fue un día triste para la raza “guasonera”.

UN ÁNGEL EN MEDIO DE LA PANDEMIA

Como presidenta del DIF municipal no se escondió en su oficina.

Durante la pandemia no se quedó solamente a entregar despensas.

No justificó su actuar en “selfis”.

No demostró su trabajo por los demás con discursos cansados.

Coral Fentanes Mayorga armó un extraordinario equipo humano para operar el comedor comunitario -siempre procurando salvaguardando la salud de la gente- para que nadie se queda sin comida.

Hoy –siempre inquieta- recorre las calles de la ciudad haciendo un llamado a la población para que no bajen la guardia y se proteja ante el repunte de casos de COVID-19.

Eso no es todo. Hace días, Coral Fentanes Mayorga, comenzó su labor como enfermera en el Hospital General de El Mante, en un turno por demás complicado…el nocturno. Nos hemos enterado (y no sorprende) que su nombre empiece a sonar por los pasillos de ese hospital, porque los familiares de los pacientes la empiezan a buscar para que les ayude lo mismo con trámites, comida y medicamentos, situación que ella toma con agrado y da respuesta.

En un Hospital en donde las quejas por indiferencia, desatención y carencia de equipo y medicamentos, la llegada de Coral Fentanes es una bocanada de aire fresco, de confianza, de optimismo, un ángel en medio de una pandemia.

Me queda claro que la ciudad sería diferente si más allá de nuestra tarea, nos diéramos el tiempo para ayudar como lo hace la señora Coral. Es de las mujeres que engrandecen su profesión de enfermera, siempre en primera fila para ayudar a los demás.

Gastón Espinoza
Es egresado de la facultad de Derecho y Relaciones Públicas, donde obtiene el título de Licenciado en Relaciones Públicas por la Universidad Autónoma de Tamaulipas. Además realizó diplomado en Mercadotécnica.
Desde hace nueve años es autor de “Posdata” que se publica en medios electrónicos de Ciudad Victoria, Tampico y El Mante.
Ha sido director de Comunicación Social en algunos ayuntamientos de la región cañera, así como jefe de prensa de varios candidatos a puestos de elección popular.
Además dirige un negocio dedicado a la edición e impresión de periódicos y revistas en El Mante.