Ocampo es el trópico de las intrigas.

El alcalde y un funcionario estatal, han propiciado el desorden político.

Chuy Puente, el presidente municipal del vergel tamaulipeco, sigue empecinado en creer que su trabajo ha sido el mejor y que, por lo tanto, merece una segunda oportunidad al frente del ayuntamiento. Lo que no sabe, es que su gobierno ha sido incapaz de responder a las necesidades de la ciudadanía. Los servicios públicos son tan deficientes como la atención a la gente que acude a solicitar ayuda a la presidencia municipal, si acaso el que se salva de la quema, es el tesorero, Alfredo Budarth, de ahí en fuera, los funcionarios están hechos a la medida de los caprichos del alcalde.

El presidente municipal sigue entretenido en la pelea política con su rival, Melchor Budarth, alias “el señor de las becas”, un funcionario de medio nivel que siempre ha sacado raja de su cargo y que está encaprichado con ser presidente municipal de ese municipio, aunque en la realidad no viva en Ocampo.

Mientras ellos se la pasan haciendo públicas sus intrigas, cizaña, malas vibras y golpes bajos, enfrente hay un personaje que poco a poco ha levantado su figura por encima de estos dos servidores públicos. Su nombre es: Carlos Lara. Un personaje que se ha distinguido por su don de gente, su vocación de servicio y su honestidad.

Carlos fue tesorero municipal en la administración de Pedro Javier Muñiz, desde donde sirvió a la gente sin ningún tipo de distinción, lo que le valió que hoy se le reconozca como alguien que se preocupa por los demás.

Carlos Lara Macías, si se lo propone puede dar la sorpresa. Tiene trabajo de sobra en favor de la comunidad, es bien visto, vive aquí junto a su familia, y no ha ocupado de recursos públicos para promover su figura. La solvencia moral de Carlos le basta y sobra para presentarse ante su pueblo.

De darse las cosas, en Ocampo habrá finalmente un personaje que cumple con el perfil que necesita esta zona: Inteligente, dinámico, gestor, sensible y altamente honesto.

Ocampo va dibujando su futuro con el buen Carlos.

EL COMEDOR COMUNITARIO EN EL MANTE

Se llama Maximiliano.

Desde hace meses no ha podido encontrar trabajo. Se dedica a reparar abanicos y estufas. El confinamiento al que nos sometió el COVID-19 vino a endurecer más su precaria situación. Vive en un modesto cuarto de la calle Obregón. Su único patrimonio, es una vetusta bicicleta que un buen samaritano le regaló.

Su salvación para no padecer los estragos del hambre es el COMEDOR COMUNITARIO que el ayuntamiento de El Mante y el DIF municipal abrieron recientemente, al que acude puntualmente, y en donde además de la comida le han dado un trato digno.

Dice que jamás le han pedido documento de identificación alguno, para poder recibir su comida.

"Gracias al presidente (Mateo Vázquez Ontiveros) y a su esposa (Coral Fentanes) por la ayuda que nos dan con la comida porque de verdad se necesita. Lo que nos ponen en ese plato es una bendición para quienes en verdad tenemos necesidad", dice Max.

Historias como estas se reciben a diario no solamente en el Comedor Comunitario, sino en las colonias a donde los brigadistas del DIF llevan la comida caliente llega para mitigar el hambre de muchas familias.

Por eso, es indignante y molesto que en redes sociales se haga alusión a la calidad de la comida, seguramente el plato de comida llegó a las manos equivocadas. El responsable de esa publicación tuvo la opción de rechazar el platillo y darle la posibilidad a otra persona.

Se trata de "joder al vecino", afortunadamente las historias como Max, se repiten y se escriben con palabras de agradecimiento sincero, de corazón.

El Mante es un claro ejemplo de un gobierno que trabaja con humildad y en favor de los que menos tienen. Ni ciudades con grandes recursos han decidido crear un COMEDOR COMUNITARIO, como el que tiene nuestra ciudad y aún más, con brigadas que llevan comida a familias vulnerables, con prioridad a niños, discapacitados y adultos mayores.

Alguien se está muriendo con su veneno.

Gastón Espinoza
Es egresado de la facultad de Derecho y Relaciones Públicas, donde obtiene el título de Licenciado en Relaciones Públicas por la Universidad Autónoma de Tamaulipas. Además realizó diplomado en Mercadotécnica.
Desde hace nueve años es autor de “Posdata” que se publica en medios electrónicos de Ciudad Victoria, Tampico y El Mante.
Ha sido director de Comunicación Social en algunos ayuntamientos de la región cañera, así como jefe de prensa de varios candidatos a puestos de elección popular.
Además dirige un negocio dedicado a la edición e impresión de periódicos y revistas en El Mante.