El gobernador Francisco García Cabeza de Vaca es un animal político en constante perfeccionamiento y así lo demostró en la reciente visita del presidente Andrés Manuel López Obrador a Tamaulipas.

Con excelente oratoria, tablas, con claridad de ideas, gran dominio del escenario y contundencia, el mandatario marcó presencia durante su intervención en Tula, Tamaulipas, donde le pidió al presidente considere enviar más recursos a la entidad, acorde a los impuestos que ésta envía a la Secretaría de Hacienda.

‘Somos el estado que más impuestos federales aporta a Hacienda después de la ciudad de México’, sostuvo García Cabeza de Vaca.

Dijo cantidades y pidió que los impuestos aportados por Tamaulipas sean devueltos.

‘No para que los maneje el gobernador ni el gobierno del estado’, sino para que los tamaulipecos disfruten de esos saldos a favor merecidamente, en forma de obras, seguridad, bienestar, turismo y desarrollo urbanístico y carretero.

El mandatario del país López Obrador por su parte, reconoció que en Tamaulipas han bajado rotundamente los índices de violencia.

En su discurso el gobernador Cabeza de Vaca dio como hecho el anteproyecto carretero de cien kilómetros Mante – Ocampo – Tula, suerte de autopista de cuota, la primera en Tamaulipas y que por razones de inseguridad ha sido suspendida dos veces, una con el ex gobernador Eugenio Hernández Flores (actualmente preso, caído en desgracia) y otra con Egidio Torre Cantu, ex mandatario estatal que está en la mira de la justicia.

Francisco García Cabeza de Vaca es un político que alineó los astros a favor en el difícil renglón de seguridad en Tamaulipas.

Revirtió los datos que heredó del oscuro Egidio Torre Cantu, que tenía a los tamaulipecos en el limbo y a un paso del infierno en materia de secuestros, asaltos carreteros, levantones y asesinatos a civiles, limpiando esa mancha y abriendo un nuevo futuro en su sexenio.

La clave fue limpiar las policías, profesionalizarlas, darles academia y ética policial.

Fue así como Tamaulipas dejó de convertirse en narcoestado y de paso dejó de ser el hazmerreír de México.

Antes de García Cabeza de Vaca Tamaulipas estaba considerado por medios nacionales como un estado fallido.

El gobernador en su discurso fue respetuoso de la popularidad del presidente López Obrador, quien oyó con marcada atención la esencia de la pieza discursiva, analizando su fondo y forma.

El gobernador uso inteligentemente la figura del mimetismo en cierta parte de su intervención, sobre todo al comparar dos realidades históricas, una que alude a los años que Andrés Manuel López Obrador tardó para llegar a ser presidente de la República (más de 12 años) y otra, los años que tardó Tamaulipas en derrotar al yugo del PRI, más de 80, con él como candidato del PAN.

En resumen, el gobernador conoce de política.

Sabe que a veces hay que hablar y otras es mejor estar callado.

El gobernador resaltó la figura moral de la honestidad, con la que él concuerda, e incluso recordó que a Tamaulipas ‘han venido secretarios de estado que han llegado a ser presidentes de México’ y han pintado para su entidad un paradisíaco futuro, prometiendo sin cumplir.

Cuando la verdad es que estos ‘secretarios de estado’ no llegaron nunca a consumar sus promesas de cambio.

Marco Antonio Torres de León

Estudió la carrera de Ciencias de la Comunicación en CUTM, laboró en diarios como El Sol de San Luis. Inició en el diario La Opinión de Matamoros como reportero de deportes. Posteriormente trabajó como reportero de información general en Expreso de Mante en 1999, en Noticias del Sur (hoy Cinco Noticias, El Signo de Mante, El Matutino)