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Trabajo para “viejos”

Por: Carlos Santamaria El Día Viernes 02 de Agosto del 2019 a las 13:02

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En la conferencia del Mesías del jueves último, un periodista hizo un planteamiento al señor López Obrador referente a un problema que se convierte en serio, grave, y que pocas veces se ha tratado: las fuentes de trabajo para quienes hemos cruzado más de la cuarta década de existencia.

Nada hay más injusto que ver las oportunidades laborales que rezan un límite de edad muy corto: que bueno que hay opciones para nuestros muchachos y jóvenes que cada vez se preparan con más ahínco, pero no podemos olvidar a ese grupo que en oriente es muy valorado: los viejos, en el sentido afectuoso y respetuoso de la palabra.

Somos gente con experiencia, con conocimientos, con trayectoria, aunque no todos lo mostramos, pero de que hay estos factores, no se puede negar.

Y hay que entender que cada persona mayor de 40 tiene familia qué mantener, tiene esposa o hijos o esposa e hijos y debe llevar el sustento a casa.

No es fácil llegar con todos tus blasones y tu solicitud de empleo y que te digan que no se puede, porque la edad límite es hasta 40.

Quienes hemos abrazado la investigación padecemos la política discriminatoria de instituciones como Conacyt, donde si no entraste joven no tienes oportunidad: las convocatorias, en su gran mayoría son para gente menor de 40, como si no supiéramos investigar los demás. Lo más injusto de las injusticias, sin duda alguna.

¿Qué hacer en ese sentido?

El gobierno debe instrumentar programas que puedan hacernos aprovechar esa experiencia de la gente mayor, que se pueda incorporar el conocimiento al progreso y que, con el entusiasmo de la juventud y la experiencia de los “viejitos” se pueda crecer aún más.

Vemos, por ejemplo, las universidades públicas inundadas de recomendados que roban trabajos de investigación y se ostentan inclusive como miembros del Sistema nacional de Investigadores. Es increíble ver la forma en que les dan clases y se roban, plagian los trabajos de sus alumnos y los presentan como propios, haciéndose de una trayectoria ajena, inmoral a todas luces.

Mire, humanamente NO ES POSIBLE que un investigador haga 5 o 10 trabajos de investigación en un año. No se puede, porque los procedimientos llevan tiempo y la revisión bibliográfica no se presenta por ósmosis: hay que leer y trabajar.

Pero de ahí a que los viejos estén marginados, hay mucha diferencia.

Entonces, tenemos universidades con un compadrazgo que afecta y daña terriblemente a la investigación real, y por otro lado, el desaprovechar la experiencia de esos que han vivido -hemos, dijo el indio- por más de 4 décadas y tenemos mucho que compartir y aportar.

No somos expertos, pero tenemos algo de experiencia que pudiera servir a muchos.

Hace falta una política que nos permita aprovecharnos totalmente, y que no sea más discriminatoria. Es increíble que llegando a los 40 ya nos sentimos viejos laboralmente hablando, porque nadie quiere darnos oportunidades de empleo, porque hay hijos de los que ya están ocupando las plazas, y que ubican a sus vástagos sin más merecimiento que un apellido o acta de nacimiento.

Hace falta poner en marcha eso que se llama justicia social en todos los ámbitos, pero más en el laboral, porque infinidad de personas mayores tienen necesidades de mantener a los suyos, y deberían tener las mismas oportunidades, que sería lo más justo del mundo.

O qué, ¿no cuenta tener un currículum extenso? ¿Si no tenemos amigos no podemos aspirar a trabajar dignamente? Esa es la realidad, y no chocamos con lo que vivimos, pero sí hacemos un llamado a la justicia para que nuestros iguales encuentren una oportunidad laboral acorde a su edad, experiencia, trabajo y conocimientos, que sería lo más justo del mundo, y debemos fomentarlo.

Comentarios: columna.entre.nos@gmail.com

Carlos David Santamaría Ochoa

(México, D.F., 1957) Licenciado en Relaciones Públicas, Maestro en Trabajo Social y maestro en Comunicación; Doctor en Comunicación y Periodismo por la Universidad de Santiago de Compostela (Galicia, España). Diplomado en periodismo y en locución ( U.A.T.) Periodista desde el año de 1979.

Jefe de fotografía del periódico El Heraldo de México (1979).

Ha colaborado en los diarios locales El Mercurio de Tamaulipas, El Diario de Ciudad Victoria, La Verdad de Tamaulipas y en revistas como Poste Restante, A quien Corresponda, entre otras. Fue corresponsal del diario El Nacional, de la revista Época de México y de radio grupo ACIR. Fotógrafo profesional desde el año de 1978.

Fue jefe de prensa del Instituto Estatal Electoral en Tamaulipas y del Hospital General de Ciudad Victoria. Actualmente se desempeña como profesor de periodismo y fotografía en la licenciatura en Ciencias de la comunicación, en la Universidad Autónoma de Tamaulipas, donde también colabora como investigador.

Es presidente de Vive con Diabetes, A.C., dirige y conduce el programa de radio Al Día en Radio UAT.

Recientemente publicó su primer libro: Diario del Camino, Unidos por la Diabetes.

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