Cuando Geño Hernández comenzó a gobernar, ese fue el inicio de la época de oro del PRI en Tamaulipas, en su última era.

Y aunque el victorense ya tenía fama de simpatizar con el PAN, la misma corriente ideológica-política que hoy lo tiene contra las cuerdas, aquel tiempo no era mejor que hoy.

El camaleonismo ya existía. La inmoralidad política también.

Y Geño se movía como pez en el agua, según sus conveniencias.

Geño en realidad era un neopolitico, imberbe en algunos sentidos, pero hábil, sumamente hábil para las relaciones humanas y políticas.

Tuvo un problema, creyó que la suerte siempre estaría de su lado.

Y que el brazo de la justicia nunca lo alcanzaría.

Aunque su personalidad tenía un agregado, era cínico al extremo, cínico en todos los sentidos.

Era capaz de juntar a Dios y al diablo en todo lugar y en cualquier circunstancia; era sorprendentemente diestro para todo negocio, independientemente de la natural verborrea discurrente que poseía, voz que lograba envolver a sus gobernados.

Máxime si se trataba de mujeres, a quienes su estilo encantaba, aunque dijera mentiras.

Tan fue así que sedujo a Felipe Calderón y éste, como presidente, lo apoyó en su fallida guerra contra el narco, guerra que trajo a Tamaulipas el peor de los escenarios pues bajo ese oscuro manto murieron cientos o miles de personas inocentes.

Geño Hernández nunca imaginó que un día la vida le cobraría sus excesos.

Tuvo que llegar un nuevo gobierno, el de Francisco Javier García Cabeza de Vaca, para que la suerte diera la espalda a este judío-mexicano, enriquecido a más no poder gracias a sus relaciones políticas con hombres de la derecha yunquista, verbigracia, Felipe Calderón Hinojosa.

De hecho entre Felipe Calderón y Eugenio Hernández hubo alianzas oscuras anti éticas, una de ellas apoyarlo con votos para impedir que Andrés Manuel López Obrador llegara a la Presidencia de la República.

La suerte se le fue al pozo a Eugenio una vez que Cabeza de Vaca ganó la elección a gobernador en 2016.

Eso tiene hoy a Eugenio sumido en la depresión emocional, cumpliendo su castigo dentro de una cárcel, la cárcel de Tamatan, la misma que él visitó tantas veces en persona para llevar a cabo programas gubernamentales.

Claro, en calidad de mandatario estatal.

El punch de Cabeza de Vaca es tan impresionante que el ex gobernador ya no siente lo duro sino lo tupido.

No sale de una cuando entra a otra.

El sistema judicial estaba a punto de otorgarle un amparo que le permitiría abandonar la cárcel; y de un día a otro lo vinculan a proceso penal, aunque ahora por el grave delito de enriquecimiento ilícito.

Eugenio no comprende cómo sus antiguos amigos lo dejaron solo, una vez que su barca se fue a pique.

Todavía gozó de seis años de impunidad tras dejar el poder sexenal cediendo la gubernatura al más nefasto y oscuro de los gobernadores de Tamaulipas, Egidio Torre Cantú.

Nunca imaginó que ceder la estafeta equívocamente a un subpensante, a un subhumanoide como es Egidio Torre Cantú, abriría la llave para que el PAN llegara al poder y así, se consumara su caída, de la que difícilmente se levantará un día.

Los pronósticos son reservados para Eugenio Hernández.

Sabe que en el fondo todo puede suceder.

Si a Javier Duarte le condenaron a 9 años por delitos más graves como asociación delictuosa y enriquecimiento ilícito y esos 9 años pueden ser conmutables a únicamente tres, significa que la suerte podría jugar a su favor en un breve futuro.

Aquí lo malo es que los abogados de Geño no son como los abogados de Javidu, no se han visto hábiles. Aquellos sí.

Hallaron los vericuetos legaloides para lograr conmutar penas, dando un giro al nombre de las acusaciones y permitiendo la reducción de la condena.

A Geño el Estado de Tamaulipas le tiene pisada la sombra, a Javier Duarte la PGR, no.

Es la propia PGR quien juega a su favor.

Un agregado: todo indica que el gobernador Cabeza de Vaca no está jugando a la simulación ni tampoco permite la mezcla de vacas buenas con vacas malas.

La prueba de que va en serio contra las fuerzas de la noche, contra el poder de las tinieblas, son los 100 elementos -en una primer comalada- que están a punto de ser corridos de la Policía estatal acreditable por delitos diversos.

Estos delitos serían, pérdida de confianza, robo a ciudadanos, despojo de sus pertenencias, y delitos vergonzosos, como el hecho de atentar contra gente inocente usando la charola, aprovechándose de su papel de policías.

Parece ser que Cabeza de Vaca no está jugando.

Vale más medir el agua a los camotes.

Y en cuanto a Eugenio Hernández Flores, es evidente que le tienen pisada la sombra.

Bien, por ahora es todo, nos vemos pronto.

Posdata:

Mateo Vázquez Ontiveros, presidente municipal de El Mante, ha comenzado su trienio con el pie derecho, sin escatimar esfuerzo.

Ni descansa en sus reuniones de trabajo con fuerzas representativas del desarrollo local.

Sabe que la gente del sector empresarial e industrial es fundamental para que la economía en El Mante se vaya arriba y se dispare 

Pero aun así, no olvida al sector más marginado, con el cual ya empezó a trabajar siguiendo una mística de trabajo disciplinada, rígida.

Ésta acabando de conformar su equipo cercano, con el cual trabajará de la mano durante 3 años.

Van cuatro días de gobierno y ya comienza a marcar el paso. 

Bien por Mateo Vázquez Ontiveros.

Marco Antonio Torres de León

Estudió la carrera de Ciencias de la Comunicación en CUTM, laboró en diarios como El Sol de San Luis. Inició en el diario La Opinión de Matamoros como reportero de deportes. Posteriormente trabajó como reportero de información general en Expreso de Mante en 1999, en Noticias del Sur (hoy Cinco Noticias, El Signo de Mante, El Matutino)