Hace un par de días observé en la televisión al presidente de México, Enrique Peña Nieto, que en un discurso daba dos datos que verdaderamente le ponían de punta los pelos a cualquiera. Decía el primer mandatario que el 98% de los damnificados de los sismos, por lo menos los dos de 2017, ya habían sido atendidos y que el 100% de los estudiantes cuyas escuelas habían sido dañadas estaban normalmente en clases.

¿What? ¿A qué país se refería Peña Nieto? ¿Quién quiso engañar al presidente? ¿Y por qué el presidente Peña quiso engañar a los mexicanos? ¿O verdaderamente el presidente vive en la irrealidad de la realidad mexicana? Me queda claro que desde el Boeing Dream Liner no se ve con lujo de detalle la realidad del país, pero que diga que no hay problemas en México me pareció un profundo exceso.

Recién pasado el movimiento telúrico que hizo renacer la solidaridad, no sólo de otros mexicanos sino de la comunidad internacional, había cuentas de que con el recurso donado a los damnificados era suficiente para reconstruir las afectaciones generadas por los sismos en todo el país. Pero algo sucedió en el camino.

Primero, nunca hubo, ni en la Ciudad de México ni en los estados afectados por los movimientos telúricos, un censo real, ordenado y preciso de los damnificados y los daños. Segundo, nunca nadie ofreció una explicación transparente de cómo se gastaron los recursos donados y los dineros fiscales, y a donde se canalizaron ni a quien ayudaron.

Por ejemplo, Aurelio Nuño, el ex secretario de Educación Pública anunció, primero, que el costo de reparar las más de 13 mil escuelas dañadas y de reconstruir los 577 inmuebles escolares afectados en su totalidad, era de 13 mil millones de pesos, aunque semanas después reculó y corrigió la cifra la que se ajustó a los 20 mil millones de pesos.

Asimismo, el presupuesto total de la reconstrucción fue modificado tres veces: la primera estimación que hizo Enrique Peña Nieto el 27 de septiembre fue de 37 mil 500 millones de pesos; el 10 de octubre ascendió a 44 mil 500 millones de pesos; y el último, hecho público el 17 de octubre, subió a los 48 mil millones, lo que representa poco más de 2 mil 500 millones de dólares. ¿Y entonces cuál fue el bueno o cuál fue la cifra final?

El caso es que a un año de los sismos del 7 y 19 de septiembre no hay datos confiables de los padrones de escuelas afectadas de las fuentes de fondeo, de los avances en la reconstrucción de escuelas afectadas, los recursos ejecutados a la fecha, ni siquiera cuántos niños y jóvenes no tienen acceso a educación y cuántos continúan en planteles temporales, de acuerdo con una denuncia del Instituto Mexicano para la Competitividad, IMCO.

Por sólo compartirle, en el cruce de información realizado por el IMCO, se encontró que la Secretaría de Gobernación reportó tres mil 648 escuelas atendidas por el Fondo de Desastres Naturales FONDEN, con ocho mil 934 millones de pesos asignados y con mil 532 Millones de pesos ejercidos (17%) en dos mil 238 escuelas. En contraposición, la base de Transparencia Presupuestaria reportó dos mil 505 escuelas atendidas por el FONDEN, con mil 916 Millones de pesos asignados y con 560 Millones de pesos ejercidos en 278 escuelas.

Y el problema grave, gravísimo diría yo, es que hay daños por aquí, afectaciones por allá, damnificados más allá, quejas, denuncias y enfado social por un ineficaz e ineficiente manejo y administración de la emergencia, prácticamente desde el principio y tristemente el presidente Peña Nieto ni los ve ni los oye.

Y mientras el mandatario trata de “terminar bien su sexenio”, cientos, miles de damnificados, pululan por las arrogantes oficinas de las autoridades suplicando la ayuda que, según los primeros recuentos, con las donaciones alcanzaba para resolver los problemas derivados de los sismos y más. Pero al más puro estilo Fumanchu, el dinero se esfumó y los afectados siguen viviendo un verdadero calvario.

Con ello, queda más que claro que “alguien” engañó al presidente Enrique Peña Nieto sobre lo que no se hizo, sobre lo que se dejó de hacer, y sobre lo que creen que ocurrió en un “colectivo imaginario” que no ocurrió. Los daños ahí están y quedarán por sólo Dios sabe cuánto tiempo, porque a esta administración federal y de la Ciudad de México ya no les da ni las semanas ni la voluntad política para arreglar el entuerto. ¡Qué pena!

1. 1. Felipe de Jesús Cantú, candidato del PAN a la alcaldía de Monterrey, y a quien el tribunal estatal le arrebató el triunfo, estuvo en el Comité Directivo Estatal de Acción Nacional de Tamaulipas, en Ciudad Victoria, donde lo recibió el presidente Francisco Elizondo Salazar acompañado de una comitiva panista de Diputados, alcaldes electos, así como militantes y simpatizantes, quienes le expresaron su apoyo en favor de la defensa del voto ciudadano que lo eligió como alcalde en el municipio de Monterrey. A esta historia no le quedan muchos días, pero si es como la contó el panista regio, la pérdida de la credibilidad del Tribunal será verdaderamente brutal. Ya veremos. Ya contaremos.

Gracias por recibirnos. Sus comentarios son bien recibidos en nuestro correo electrónico hipodromo.politico@gmail.com. Y también estamos en twitter @CarlosCortesMX.

Columnista en HOYTamaulipas