Peña Nieto y la evaluación de la política
A lo largo de la historia, Grecia y Roma, se ha buscado que la actividad política sea evaluada de manera cuantitativa, para saber si quienes han ejercido el poder y el gobierno tuvieron la capacidad y el buen juicio para hacer las cosas correctas y para tener a los ciudadanos contentos y satisfechos con sus acciones políticas.
De esta idea, nacieron como instrumentos de medición las encuestas, que han permitido en los últimos años medir la satisfacción o no de un ciudadano ante un gobierno y sus gobernantes. Y entonces hemos visto con tristeza que en esas encuestas el todavía titular del ejecutivo federal mexicano, Enrique Peña Nieto, navegó durante, prácticamente toda su administración, con el viento en contra y la percepción social se agravó en los últimos años de su presidencia señalando sus pobres resultados al frente del Gobierno Federal.
Ya habíamos asumido en este mismo espacio que Peña Nieto no había logrado consolidar un modelo de comunicación eficiente, lo que no le permitió construir una empatía entre su administración y la sociedad mexicana. Críticas, memes, quejas sociales en redes y denuncias, fueron el común denominador social a lo largo de esta administración federal que tuvo que lidiar con violencia, pobreza, gasolinazos, corrupción, impunidad y, reitero, paupérrimos resultados de gobierno.
A tal grado ha sido el rechazo social de los mexicanos contra Peña Nieto, que su gobierno se convirtió en el lastre que hundió al tercer lugar electoral al PRI y a la campaña presidencial de José Antonio Meade Kuribreña, lo que no se había visto nunca en la historia contemporánea de este país y de ese partido.
En diciembre de 2012, de acuerdo con una medición del periódico Los Ángeles Times, año en que el mandatario inició su periodo presidencial, Enrique Peña Nieto contaba con un índice de aprobación del 54%, una preferencia muy alta considerando que su elección fue declarada como constitucional con tan sólo el 38% de los sufragios obtenidos por el mexiquense en la misma.
Pero a partir de ese año, la popularidad del mexiquense se fue en picada, poco a poco, y hasta llegar a los bajos niveles en que se encuentra el día de hoy. Y es que a lo largo de su gobierno Peña Nieto se vio envuelto en escándalos nacionales e internacionales, que lejos de limpiar la imagen del político, la han llegado a encasillar como uno de los gobernantes más corruptos e ineficientes en la historia del país. Y como muestra basta un botón, ahí Ayotzinapa y la Casa Blanca, como escándalos que hasta hoy no han podido ser superados.
Según una encuesta del diario El Universal publicada a mediados del mes de agosto pasado, un 66.8% desaprobaba la gestión de Peña Nieto frente al 21.2% que la aprobaba y un 10.1% que ni la aprobaba ni la desaprobaba. “Peña Nieto no supo administrar su popularidad inicial y desgastó muy pronto ese capital social”, comentó el coordinador del Centro de Estudios Políticos de la Universidad Nacional Autónoma de México, Khemvirg Puente.
El preámbulo del adiós a Peña Nieto fue más agrio que dulce cuando gracias al hastío ciudadano, Andrés Manuel López Obrador logró vencer en los comicios del primero de julio con más del 53% de los votos, y con un discurso disruptivo, prometiendo enterrar el pasado reciente. Así pues, la cuantificación de la política fue para el todavía presidente, Enrique Peña Nieto, reprobatorio a todas luces.
Al día de ayer, a un día de que Peña Nieto ofrezca su mensaje a la nación con motivo con el Sexto Informe de Gobierno, Consulta Mitofsky publicó una nueva evaluación que muestra con toda claridad y crudeza la baja apreciación ciudadana y el alto rechazo popular a su mandato, los cuales se hicieron más críticos a partir del mes de agosto de 2014, aunque Peña a golpe de anuncios quiera cambiar la percepción social sobre su gobierno.
En los últimos lugares se ubican los gobernadores de Tabasco, Arturo Núñez Jiménez quien es el peor gobernador del país (PRD); el gobernador de Chiapas, Manuel Velasco Coello en el lugar 31 (PVEM); Graco Luís Ramírez Garrido Abreu, gobernador de Morelos en el 30 (PRD); y José Ignacio Peralta Sánchez de Colima en el lugar 29 (PRI). Y me parece que para ser bien evaluado o mal evaluado siempre los ciudadanos van a tener motivos.
Por cierto, Almaraz entregará a la nueva administración una Comisión Municipal de Agua Potable y Alcantarillado en pedazos, con un pésimo servicio y gestión social, falta de equipo, falta de proyecto y deudas, muchas deudas, pero con una nómina envidiable para cualquier mortal, incluido su Gerente General, Gustavo Rivera.
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Columnista en HOYTamaulipas
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