El PAN aprobó el examen de hace 9 días llegando a ganar 31 de las 43 presidencias municipales que Tamaulipas tiene.

Solamente doce alcaldías salieron de su control

El rico filón del sur que cubre todo el extremo septentrional y que colinda con tres estados, Veracruz, San Luis Potosí y parte de Nuevo León, es -desde ahora- pertenencia del PAN, absolutamente.

Entre ellos El Mante, diríamos que la joya de la corona junto a Xicoténcatl, evidentemente ganado por los azules con diferencia abismal.

Podemos enumerarlos, Tampico, Altamira, González, El Mante, Antiguo Morelos, Nuevo Morelos, Ocampo y Tula, son los municipios colindantes donde reina el PAN.

El PAN recupera ínsulas importantes como son Ciudad Victoria, Aldama, Ocampo, Nuevo Morelos, Tampico, que durante 2 años pertenecieron a la oposición, al PRI para ser precisos.

El PAN pierde Matamoros y Madero ciertamente, municipios de enorme carga y explosión demográfica; en resumen en ésta guerra son más las conquistas que las pérdidas.

Ciudad Madero es un municipio tradicionalmente opositor, tanto así que en su ADN los lugareños no olvidan el agravio salinista que significó la detención y encarcelamiento de Joaquín Hernández Galicia, el prohombre usado como carne de cañón y motivo de venganza de Carlos Salinas de Gortari, por haberse alineado con Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano.

Han pasado 30 años de aquello pero su memoria está más viva y fresca que nunca.

Los maderenses no niegan la cruz de su parroquia, son ciudadanos de izquierda acostumbrados a seguir a un líder, en su caso a La Quina, ultradefensor de sus derechos y maestro en el arte de la alimentación autosustentable, donde sembrar sus propias tierras labrantías era prioridad.

Votan por un Morenista y dan al traste con el proyecto del PAN de extender sus dominios políticos.

Tula es un caso sorprendente también.

Cuando a mitad de la campaña todo indicaba que el priísta Arturo Portales tomaba ventaja sobre la opción del PAN, Lenin Coronado Posadas, un viraje y golpe de timón ordenado desde la Secretaría General de Gobierno enderezó la barca.

Y es que al equipo de Lenin Coronado se había sumado gente odiosa y aborrecible como el ex alcalde José Andrés Cruz, sobre quien pesan denuncias penales por enriquecimiento inexplicable.

Eso decepcionaba a los tultecos, siempre tan únicos y especiales a la hora de decidir quién sería el que los gobernaría.

Se determinó alejar de Lenin a todos los causantes del cáncer dañino, del quiste malo; fue entonces cuando la elección volvió a dar un viraje especial.

Además le dieron a Lenin Coronado más poder de decisión monetaria, poder y mando sobre los destinos del dinero usado para las ordinarias necesidades que suele tener una campaña.

Fue el golpe de timón que el PAN necesitaba.

Desde ahí todo fue miel sobre hojuelas.

Lenin volvía a encaminarse al sendero correcto hacia la victoria.

El PAN logró en el estado que pretendía, gobernar a más de 2 millones de tamaulipecos.

Con esos números a favor el partido blanquiazul se encamina al 2019, año donde se renovará el congreso de Tamaulipas.

Y desde ahora el PAN se enrola hacia un futuro promisorio, la sucesión del año 2022.

Ahora bien, es imposible dejar de citar al autor del éxito blanquiazul en estas elecciones recién acabadas, César Augusto Verástegui Ostos.

El Truco Verástegui estuvo cerca de cada caso, de cada municipio, operando con atingencia para que ninguna ínsula se saliera de control.

Solo Matamoros y Madero podríamos decir que fueron causas perdidas.

Y eso por motivos ajenos.

Matamoros por el enorme porcentaje de votantes emigrantes llegados del interior del país, gente oriunda de Veracruz, sur de Tamaulipas, Hidalgo, San Luis Potosí, Guanajuato, Tabasco, Querétaro.

Por lo general son mexicanos huyendo de la pobreza marginal en sus terruños; así pues, su comportamiento frente a las urnas tenía que ser el mismo -por lógica- que habrían empleado de estar en sus ciudades de origen.

En otras palabras, el fenómeno de AMLO rebasó todo Tamaulipas. Fue un maremoto, un ciclón incontenible.

Matamoros es tierra de migrantes, de fuereños. Pocos son los oriundos de cepa.

Por tanto, no iban a influir en el destino electoral de Matamoros. Iban a quedar rebasados por las masas de emigrantes.

En El Mante la victoria del PAN estaba cantada, solo quienes no quisieron verlo así se resistían.

En el pecado llevarían la penitencia.

La prueba está que el margen entre el primer y segundo lugar fue abismal.

19, 381 mil votos para José Mateo Vázquez Ontiveros y 11, 662 mil para Julio Portales y 10, 523 para Patricia Chío.

Más de 8 mil votos de diferencia entre Mateo y Julio.

Como vemos, el triunfo de Mateo Vázquez fue contundente, con un inmenso margen para ser El Mante un municipio relativamente poblado.

Pero esa fue la resultante de la estupenda operación política hecha por el xicotenquense César Augusto Verástegui Ostos, quien vuelve a demostrar su poder como cuarto bat del trabuco llamado PAN.

El camino se le abre generoso de cara al futuro a César Verástegui.

Por lo pronto no hay otro.

Marco Antonio Torres de León

Estudió la carrera de Ciencias de la Comunicación en CUTM, laboró en diarios como El Sol de San Luis. Inició en el diario La Opinión de Matamoros como reportero de deportes. Posteriormente trabajó como reportero de información general en Expreso de Mante en 1999, en Noticias del Sur (hoy Cinco Noticias, El Signo de Mante, El Matutino)