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Zapata, Cárdenas y su herencia

Por: Alejandro Margain El Día Viernes 04 de Noviembre del 2016 a las 20:28

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Saliéndome un poco de lo habitual respecto a los temas que publico, el día de hoy quiero hacer mención, a raíz de estar por concluir mis estudios en la Licenciatura en Historia, de la situación que se vive en el campo tamaulipeco en particular, y en el mexicano, en lo general, respecto a algunos asuntos de la política agropecuaria nacional y como se ha desarrollado en los últimos años.

Algunas agrupaciones agrarias les gusta ensalzar la figura de Emiliano Zapata o utilizar el apellido del General Cárdenas, como queriéndose dar tintes de agraristas, sin conocer a fondo y en realidad, el pensamiento de ambos personajes, respecto a lo que deseaban para el campo mexicano, lo que lograron y sus consecuencias en la vida nacional por muchos, muchos años.

Zapata de inicio, y parafraseo a Womack Jr., inicio una revolución para no cambiar; Ellos, los campesinos de Morelos de principios de siglo XX lo que deseaban era únicamente que se les reconocieran sus títulos virreinales, que amparaban sus tierras y les fueran devueltas, las cuales, por una ley de tierras baldías emitida por el gobierno de Díaz, había hecho que muchos terratenientes se apoderaran de áreas de los pueblos morelenses, para establecer grandes y productivas plantaciones de caña de azúcar. Zapata no buscaba alianzas con el gobierno, deseaba que los campesinos de Morelos realizaran las actividades a las que habían estado acostumbrados, sembrar su milpa, producir para su autoconsumo, y acudir a vender al mercado local sus excedentes, ya fuera en intercambio económico o vía del trueque. Zapata, reitero, luchaba por la restitución de la tierra que las haciendas habían arrebatado a los pueblos. Quería restaurar un orden tradicional, casi mítico, en el campo. Su querella fue semejante a la de los Yaquis que defendían ""el Valle que Dios les dio'', parafraseando a Enrique Krauze.

El espíritu zapatista, de acuerdo al ideólogo del zapatismo Antonio Díaz Soto y Gama era "Tierra libre, parcela libre, hombre libre... sin capataces y sin amos dentro del ejido, sin tiranías individuales, pero también sin tiranías ejercidas por el Estado y por la colectividad...

Lázaro Cárdenas por su parte, imbuido del pensamiento socialista que marco su sexenio, el primero en la presidencia mexicana, creo una abominación legal al dotar a campesinos de tierras, con la paternidad del gobierno. El modelo expuesto y desarrollo por Cárdenas era una herencia del comunismo soviético, al instalar al Comisariado, como un mecanismo de control político, al requerir el aval de una instancia gubernamental, y lo Ejidal, como un resabio de la cultura paternalista de la colonia novohispana. Cárdenas, en su afán de dotar tierras, y su afán populista, se convirtió en Tata Lázaro, el redentor de los humildes, aquel que los sacaría de la pobreza, bajo la guía del gobierno federal, nada más equivocado y que era rechazado por los campesinos de antes: los campesinos no deseaban la colectivización de las tierras y le temían mas al nuevo patrón, el gobierno, que a los antiguos terratenientes. Así también, les negaba la mayoría de edad, les negaba criterio y medios para salir adelante, solos.

¿Qué se logró con esto? Fortunas creadas, millones inyectados al campo a través de instancias como Banrural, que se iban al caño, en contubernio entre funcionarios, líderes agrarios y comisariados coludidos en perjuicio de sus representados; conflictos entre ejidatarios que no compartían modos de pensar y formas de trabajar.

Krauze no lo pudo decir mejor: “Cárdenas no concebía al ejido como una institución transitoria, sino permanente: "por su extensión, calidad y sistema de explotación, el ejido debe bastar para la liberación económica absoluta del trabajador... Será un nuevo sistema económico-agrícola (que liquidará) el capitalismo agrario de la República'' (septiembre de 1935). No simpatizaba particularmente con la pequeña propiedad. Detestaba la acción individual, la consideraba "anárquica''. Creía en la acción colectiva tutelada, pastoreada, controlada por el Estado: la consideraba justa, eficaz y humanitaria. Pensaba que era la fuente natural de la democracia. Hubiera querido instituirla en todo México, pero el tiempo le bastó para instituirla en varios enclaves decisivos del país. En la mayoría de los casos el experimento fracasó social, económica y moralmente: no arraigó las costumbres colectivas, no liberó económicamente al campesino, no fortaleció su sentido de independencia.”

Aparejado con la modificación al artículo 27, impulsada por el gobierno Salinista, se dio la creación de apoyos y subsidios, dineral que se va, año tras año, nuevamente al caño, y que no nos ha sacado de la dependencia alimentaria; Somos un país que importa más del 55% de lo que consume, pero se invierten miles de millones de pesos al año.

Aquellos “líderes agrarios” que usufructúan mediáticamente el nombre de Zapata y de Cárdenas, desconocen en realidad el pensar de ambos personajes; Uno deseaba la mayoría de edad para sus pares, otro deseaba la tutela clientelar política de los campesinos; Piensen en esto cada vez que escuchen a un “seudo líder”, chantajista profesional,  clamar ante los medios que se encuentran en pie de lucha y que tomaran oficinas y bloquearan carreteras en busca de obtener lo que “legal e históricamente” les corresponde; Una vez conseguido su objetivo, presionar al Gobierno para mantener sus canonjías políticas y económicas, se retiraran, hasta que nuevamente vean amenazados sus cotos de poder.

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Editorialista en HOYTamaulipas

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