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De qué manera te olvido

Por: Alejandro Margain El Día Viernes 21 de Octubre del 2016 a las 21:32

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Es imposible, en la actualidad, entender la producción agropecuaria sin subsidios; La globalización, la apertura de mercados, la facilidad de comprar o vender un producto a través de las redes, cualquiera que sea su origen, obliga a los gobiernos a proporcionar recursos a quienes se dedican a la difícil tarea de producir alimentos para consumo, sea este para humanos o para animales.

Hemos visto en los últimos días, bloqueos de productores agropecuarios tanto en la zona sur como en el área de San Fernando, desquiciando la circulación de vehículos, sin importar las pérdidas económicas y de tiempo, para quienes, sin deberla, se vieron atrapados por estos movimientos de protesta; Se ha visto la necesidad de intervenir personajes de los distintos niveles de gobierno, para desbloquear las vías de comunicación, abrir ventanillas para iniciar tramites de pago (¿Qué no debían haberse iniciado cuando la solicitud de inclusión al programa se realizó, o cuando se entregó el grano?), y aparecer también a líderes de asociaciones de productores, quienes súbitamente recordaron, que en teoría, se deben a sus representados, pero que ante la diputación o algún otra prebenda recibida por parte del gobierno, dejaron pasar y crecer este problema.

Pero quizá la pregunta, la cuestión que debe surgir aquí es, remontándonos al pasado no muy lejano, ¿Cómo producían antes, sin subsidios, sin la maquinaria y las comunicaciones que se tienen ahora, sin el conocimiento que se posee y que continuamente se actualiza?, o quizá esta otra: ¿Cómo podíamos ser un país medianamente autosuficiente, que proveía en gran medida lo que el país y su población requería, sin subsidios? Recuerdo mis tiempos de niño, hace ya algunos ayeres, bastantes quizá, que acompañaba a mi madre los sábados al mercado sobre ruedas, ahora llamados tianguis, y ahí mi madre, con paciencia y tiempo, lo mismo compraba limones, que hortalizas, e inclusive había oferentes que llevaban el pollo vivo y ahí uno escogía el animal que deseaba, el cual se procesaba frente a uno, con las implicaciones sanitarias que eso pudiera llevar, pero estaban ahí, eran productores que acudían puntualmente a su cita con el consumidor, trabajaban fuerte y diario, pero sin subsidios y les era rentable, tanto que daban sustento a sus familias de una manera digna.

Hace no mucho me comento a un Agrónomo, ex compañero de carrera, que él nunca había solicitado un subsidio a gobierno y aun así le era rentable su actividad; otro compañero, amigo de prácticamente toda la vida, platicando con él en Tampico, le pregunte si en caso de no tener subsidio, la actividad que el realizaba seria incosteable, y me comento que no, pero que él no había puesto las reglas de juego y que los subsidios ahí estaban.

Es entonces donde debemos preguntarnos si los subsidios y apoyos del campo deben ser reorientados hacia la producción básica, de autoconsumo y venta de excedentes, en lugar de seguir subsidiando tractores o trilladoras, que terminan en manos de grandes productores o de “lideres” agrarios; hacer áreas de producción específica, aprovechando la diversidad del clima que tiene Tamaulipas; Crear pequeños polos de producción que puedan surtir de manera sencilla a las comunidades y ciudades cercanas con productos que aporten frescura y variedad a nuestra mesa y dejen una derrama económica en las áreas donde se producen. Porque de nada sirve que lleguen millones de pesos al estado, si salimos a comprarles a proveedores de otros estados, dejando en esos estados la riqueza que pudo ser invertida en Tamaulipas, generando con ello mejores condiciones de vida y ayudando a conservar empleos, en lugar de promoverlos en otras entidades.

Porque si no modificamos nuestra percepción del campo, así como la aplicación de los subsidios, en algunos años podremos estar cantando “de qué manera te olvido”, para ya no recordar lo que se ha hecho mal en cuanto a la atención de la producción agropecuaria, donde actualmente el país ha inclinado de manera negativa la balanza agropecuaria, importando de manera salvaje, lo que el país podría producir, generando riqueza y deteniendo la estúpida sangría de divisas que se da por tener que comprar en otros países lo que aquí se requiere consumir.

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Editorialista en HOYTamaulipas

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