Al PRI le queda poco tiempo de vida en Tamaulipas.

Sus días están contados.

Se aproxima su fin, políticamente hablando, al menos por los siguientes dos años. Históricamente nunca había pasado esto desde los años 20s del siglo pasado, donde surgió el PRI gracias a que PLUTARCO ELÍAS CALLES lo fundó según él para sepultar al caudillismo, tan en boga por aquéllos revolucionarios años.

A decir verdad fueron los propios tamaulipecos los que lo echan en corrida.

Sus excesos fueron vastos, demasiados, absurdamente llegaron al límite.

Como que al PRI le dedican la canción que dice, “No lloro porque te vas, sino porque no te has ido”.

Letra de despecho (en su forma), cierto, pero que (en su fondo) también describe –en quien la canta- desesperación.

El 1 de octubre de 2016 comenzará a escribirse una nueva historia. 

Llega por primera vez la oposición a gobernar Tamaulipas, entidad cuya historia la llenó -y rellenó- el partido oficialista, PRI desde su fundación, a inicios del siglo pasado.

Francisco García Cabeza de Vaca, emergido de las filas del PAN, se convirtió así en el primer gobernador opositor en ganar unas elecciones constitucionales.

El nombre de Baltazar Hinojosa Ochoa quedó registrado en la historia política como el hombre que sepultó el continuismo y en quien recayó la culpa de la catástrofe ocurrida el 5 de junio.

No hay que rebuscar mucho.

La culpa de la derrota priista recayó en aquéllas vacas sagradas que por haber gozado -a manos llenas- las mieles del poder económico y político, dejaron de voltear a ver al pueblo, cada día más oprimido.

La marginalidad se volvió un fenómeno visible y Tamaulipas fue casa donde vivieron -y convivieron- los dos extremos, pobres y ricos.

Vimos miles de casos donde los apoyos crediticios multimillonarios del gobierno federal y estatal (a fondo perdido) llegaban únicamente a priistas distinguidos, y no a los marginados.

El rico priista haciéndose de ranchos, bienes y propiedades, en tanto los tamaulipecos de a pie sufriendo por no llevar comida diaria al hogar.

La justicia tuvo una sola cara, sin dualidad.

Eso enfureció a los dioses propulsores de la democracia y los hizo actuar.

La resultante es sabida por todos. 

El PRI perdió con 200 mil votos de diferencia; y perdió la confianza del electorado.

Hoy es peliagudo el tema en el renglón de continuismo laboral.

Funcionarios del PRI que casi sempiternamente vivieron del derroche presupuestal, están a un paso de quedar en la calle.

Comenzó el tronar de dedos y muchos comienzan a usar el camuflaje para confundir a quienes tienen la delicada tarea de elegir nominalmente a quienes trabajarán en el servicio público en el futuro.

Ojalá que la suerte nunca acompañe a los afortunados que durante lustros gozaron de riquezas y prebendas con el PRI gobernando municipios y Estado.

Sin embargo, hay que precisar que existen funcionarios públicos que aunque laboraron en el PRI, nunca abusaron de sus cargos demostrando humanismo, aptitud, probidad y entrega.

Ojala que esa gente valiosa se quede. Y repita.

El alcalde electo de El Mante, JUAN FRANCISCO LEAL GUERRA encara –en este momento- el reto de saber acertar y de no equivocarse. Y de mantener los equilibrios que en todos los órdenes de la vida son importantes.

Existen servidores públicos, repetimos, que laboraron para administraciones del PRI pero que sus expectativas son altas pues –por justicia- gozan de un historial laboral excelente, gracias a su entrega y honradez.

Los sentidos de quienes elegirán la próxima plantilla laboral en el gobierno de Leal Guerra deberán estar despiertos cien por ciento para no cometer el error de etiquetar injustamente a quienes no lo merecen.

Como reza el refrán, ni tanto que queme al santo ni tanto que no lo alumbre.

Juan Francisco Leal Guerra por otro lado, es un mantense por adopción, nacido en Monterrey, NL, que se enamoró de esta tierra apenas llegando aquí.

Estudió en la prestigiada Universidad Autónoma de Nuevo León, si no nos equivocamos y de inmediato le fue ofrecido empleo como ingeniero agrónomo en la factoría Ingenio del Mante, donde se quedó gracias a su innata capacidad y a su excelencia.

Conoció aquí a la que hoy es su esposa, una maestra de escuela con vocación para la enseñanza infantil y a partir de ahí formó su familia, que para él es lo más importante.

Aquí consiguió su primer trabajo, y como si estuviera predestinado para alcanzar algo grande en su vida, casi 25 o 30 años después obtuvo la candidatura del PAN para la alcaldía.

Con tan buena fortuna que a la primera pegó.

La suerte le llega a los afortunados y a quienes gozan del favor de Dios.

Leal Guerra consiguió como candidato lo que muchos de sus antecesores (excepto dos, Ubaldo Guzmán y Fernando Pedraza) nunca lograron conseguir, una victoria electoral.

El hartazgo social de la gente salió a relucir justo el día de las elecciones y contra todo pronóstico hizo ganar al hasta entonces vilipendiado PAN, partido político que no es del todo inocente de todo lo que ocurre en México. Sobre todo cuando de complicidad y corrupción se trata, coludido con el propio Partido Revolucionario Institucional.

Es justo escribir la verdad. En el PAN también hay corruptos amantes del dinero fácil.

Pero ante esto, JUAN FRANCISCO LEAL GUERRA ya prepara una estrategia. Y es enfrentar el reto de mantener a raya a los depredadores, cercarlos y maniatarles las manos.

Su carrera y trayectoria están en juego.

Y su prestigio también.

Hemos podido platicar con él, al menos en un par de ocasiones, y eso nos ha bastado para darnos cuenta de su capacidad de diálogo y del alto nivel de respeto con que le gusta manejarse.

Lo conocimos por vez primera en un recorrido por colonias del Mante en plena campaña electoral y ahí confirmamos su seriedad y su espíritu auténtico.

Después estuvimos frente a él en una entrevista muy afortunada en donde constatamos la claridad de sus ideas, la seriedad de su proyecto y su compromiso sincero con los mantenses.

Incluso dejó entrever que su proyecto político podría no acabar en 2 años, sino en cinco.

Pues cuando le preguntamos acerca de sus planes políticos dijo no descartar la posibilidad de reelegirse.

Dijo estar “con posibilidades de reelección” ahora que la reforma política en el país lo permite.

Pasemos a otro asunto.

CÉSAR VERÁSTEGUI OSTOS, el xicotenquense, es un fenómeno mediático. La suerte está de su lado.

Eso lo sabemos quiénes seguimos de cerca su carrera política desde los tiempos en que JOSÉ LUMBRERAS y PÉPE DE LA TORRE fueron líderes de la CNPR y alcalde de Xicoténcatl respectivamente.

De hecho fue en aquél tiempo donde surgió la figura de Los Verástegui, provocando en aquélla primera incursión a la política un fenómeno social sorprendente llamado por los medios, la “trucomanía”.

Nunca olvidaremos aquél famoso Volkswagen  totalmente desvencijado en que se conducía César Verástegui acompañado de un núcleo reducido de compañeros.

Pudimos estar presentes el día del cisma, cuando el PRI se fracturó en dos para dar paso al surgimiento del fenómeno Verástegui, una vez que éstos se enojaron con Lumbreras y De la Torre por cosas que consideraron injustas.

César y Vicente Verástegui entonces eran priistas, militantes confesos del PRI, partido del cual salieron huyendo siendo arropados por el PAN.

Desde entonces el statu quo en Xicoténcatl nunca sería igual.

Pero bien, hasta aquí con un poco de historia.

A partir de ahí diríamos convencidos que CÉSAR VERÁSTEGUI OSTOS tiene todos los astros alineados a su favor, de no ser porque ha quedado confirmado que irá, no a la Secretaría General de Gobierno sino a la Secretaría de Desarrollo Rural, en donde sus posibilidades de operar políticamente quedan reducidas drásticamente.

Eso es un duro golpe para él, salido de quién sabe dónde pues le amarra las manos en materia de operación política y le achica su campo de acción.

Repetimos, no cabe duda que El Truco (un día nos confesó que le llaman El Truco por culpa de un viejo personaje de caricatura famoso en aquéllos tiempos al que le llamaban “Trucutú”).

Trucutú era un cavernícola de la prehistoria del reino de Moo (Mu/Guzilandia en algunos países hispanohablantes). Montaba un dinosaurio que era su mascota, vestía un taparrabos de piel y andaba armado con un martillo de piedra.

Volvamos al tema.

Aunque por otra parte, es entendible legalmente pues de acuerdo con los criterios de selección de personal a una Secretaría General de Gobierno de un Estado debe llegar un abogado de carrera universitaria y no un ingeniero agrónomo.

Es un asunto de legalidad, perfil y porque no decirlo, de vocación, pues casi por obligatoriedad quien ocupe un cargo en este puesto debe ser un abogado experto en leyes.

Y César Verástegui es ingeniero agrónomo salido de la UAT campus Mante, cuya Facultad en aquéllos años reconocida en el país como una gran escuela.

Tanto así que la Facultad de Agronomía Mante tenía alumnos provenientes de ciudades muy lejanas como Veracruz, Querétaro, Jalisco, San Luis Potosí y hasta de Zacatecas.

Mejor cambiemos de temática.

Al alcalde del Mante PABLO ALBERTO GONZÁLEZ LEÓN le tocó –y le está tocando- un tiempo duro, crítico, difícil y de fuertes transformaciones mientras gobierna.

Un mundo de cosas políticas –en su periodo de casi 3 años- estaban cambiando y quizá por ello le tocó estar cerca de fenómenos sociales y políticos que hicieron que el PRI perdiera hegemonía y poder, aunque sea temporal.

Pero a decir verdad, la culpa de los resultados adversos del PRI nunca ha sido de él.

De hecho el alcalde hizo esfuerzos sobrehumanos (los que estaban a su alcance) para enderezar un barco que estaba yéndose a pique.

Nos consta que PABLO GONZÁLEZ LEÓN trabajó arduamente cada día, aún en los tiempos de campaña, los mismos que la ley electoral le permitía, para hacer su trabajo limpiamente a favor del Mante.

Lo que vimos venir el 5 de junio fue un fenómeno meteorológico similar a un huracán sin freno.

Y de ese fenómeno el menos responsable fue el presidente municipal.

Hasta hoy Pablo González León es día que no ve su descanso.

Hoy estuvo en recorridos de escuelas por ser fecha de inicio oficial de clases en el sistema SEP.

Por angas o mangas, y porque el diablo siempre mete la cola, no fue candidato a diputado local del Distrito 16 aunque lo merecía.

Quizá si hubiera sido él el candidato, otro gallo cantaría aquél día 5 de junio.

Una nefasta decisión central le quitó la oportunidad de irse de candidato del PRI y consecuentemente vinieron las consecuencias.

El capital político del mantense PABLO GONZÁLEZ LEÓN sin embargo sigue inamovible. Pues ha trabajado incansablemente porque al Mante le vaya bien.

Y lo ha conseguido.

Hoy que queda mes y medio de su gobierno, justo es reconocer su esfuerzo por servir a todos los mantenses.

Bien, hasta aquí por hoy, nos vemos pronto.

Marco Antonio Torres de León

Estudió la carrera de Ciencias de la Comunicación en CUTM, laboró en diarios como El Sol de San Luis. Inició en el diario La Opinión de Matamoros como reportero de deportes. Posteriormente trabajó como reportero de información general en Expreso de Mante en 1999, en Noticias del Sur (hoy Cinco Noticias, El Signo de Mante, El Matutino)