Un acto de justicia fue oír al alcalde electo del Mante, Juan Francisco Leal Guerra, candidato externo del PAN, decir que su gobierno será ciudadano y no un gobierno compuesto por panistas de cepa, con militancia confirmada.

Lo cual tiene gran lógica.

Pues en honor a la verdad, fue gente sin partido político (ciudadanos apartidistas) quien a la postre le dieron la victoria, que en muchos sentidos fue inesperada.

Es bueno recordar que el techo de afiliados del PAN en El Mante es raquítico, y no supera siquiera los 12 mil personas, entre simpatizantes, adherentes y membresía.

En las penúltimas elecciones hace 3 años el PAN sacó la suma de apenas 9 mil votos.

Fue la población civil, los ciudadanos comunes quienes en síntesis hicieron triunfar el proyecto del candidato a la presidencia municipal, Juan Francisco Leal Guerra, hoy alcalde electo del Mante, e igual que el entonces candidato a gobernador Francisco García Cabeza de Vaca, se dijo sorprendido por la victoria, y no daban crédito a lo ocurrido.

Pasemos a otro asunto de corte político.

En otro tema, estamos seguros que el presidente Peña es un ejecutor del PRI. 

Es su propio verdugo, para que mejor se entienda.

Es un sicario que sorprendentemente ha ido cavando su propia tumba, al practicarse el harakiri en las pasadas elecciones constitucionales, donde el PRI perdió 7 elecciones en igual número de estados.

Ya incluido Tamaulipas por supuesto.

A Peña no le interesa el PRI, salvo para llevarlo al matadero.

Por esa causa desde hoy el PRI puede irse despidiendo de Los Pinos.

Vienen fuertes y contundentes AMLO y MARGARITA ZAVALA DE CALDERÓN, quienes de nueva cuenta dividirán en dos el país.

Muy probable es que en su tercera incursión como candidato presidencial Andrés Manuel López Obrador, el hombre de las izquierdas, sí gane por fin la elección constitucional en 2018.

Pero retomemos tema.

Las masacres de Nochixtlan, Oaxaca, de Ayotzinapa y de un sinnúmero de revueltas extendidas a lo largo y ancho del país, dan cuenta de los yerros cometidos por Peña.

Su error pronto lo pagará con creces.

Sus motivos tendrá Peña para creerse dictador.

Pero allá él y su minúsculo cerebro.

Es un émulo de GUSTAVO DÍAZ ORDAZ pues constantemente parafrasea sus dichos, sobre todo al dirigirse agresivamente -en tono amenazador- a los mexicanos comunes, particularmente a las clases opositoras a sus agresivas –y lesivas- reformas.

En este momento la llamada reforma educativa tiene al país incendiado y bien sumido en el fogón; las calles de la nación están atestadas de maestros enojados o enfurecidos por la soberbia de Enrique Peña.

Este por su parte, a través de AURELIO NUÑO instruye dictatorialmente a la SEP para que prosiga en destruir los derechos del magisterio.

El país está de cabeza.

En Tamaulipas es claro que permitió la derrota de Baltazar Hinojosa Ochoa, el supuesto adalid justiciero tricolor, hoy defenestrado.

Primero concedió que Baltazar fuera el candidato oficial del PRI, sabedor que a éste las encuestas no lo favorecieron nunca.

Ejerció el dedazo con contumacia desde el centro del país, mismo que a la postre fue la causa de la derrota en Tamaulipas.

Segundo, dejó que al interior del PRI se registraran salvajadas en detrimento de la unidad.

Peña además -en el campo político- es un tremendo cínico, un cómplice de la corrupción y un insolente depredador de la justicia.

Basten dos o tres ejemplos. 

Los veracruzanos claman justicia al cielo, pidiéndole que intervenga para enjuiciar al gobernador saliente JAVIER DUARTE, un horrible troglodita tan parecido a Nerón el oscuro emperador de Roma. 

Duarte se pasó seis años oprimiendo al pueblo sin menoscabo.

Peña en respuesta los ignora olímpicamente y desoye sus quejumbrosas voces, a pesar de que los clamores vienen del viaipi sector empresarial, y no del decantado estrato social bajo.
Han desaparecido además -a lo largo de su sexenio- decenas de periodistas que para su desgracia le declararon la guerra, criticando valientemente su forma de gobernar.
Duarte no dudó en entregarlos al crimen organizado y un mal día aparecieron a orillas de cualquier carretera, inertes, fríos como la fría osamenta de los muertos.

El segundo ejemplo es el del gobernador de Chihuahua, CÉSAR DUARTE, acusado de enriquecimiento ilícito y cuyo valor monetario de sus mansiones hacen palidecer al caso “Casa Blanca” del propio Peña y son consorte ANGÉLICA RIVERA.

Dicen asimismo que la derrota del PRI en Tamaulipas es culpa de Peña, aunque no solo es de él.

También aseguran que es culpa de Videgaray, de Baltazar, de Alejandro Guevara, de Enrique Cárdenas, de Antonio Torres y de un sinfín de actores políticos.

Ahora bien, revolver lodos añejos de esos que huelen ciertamente no es un sano acto, sobre todo para quien intenta olvidar el amargo sabor de la derrota. 

Pero vale la pena hacerlo como mero acto de justicia.

Tremenda cosa será para el enquistado priismo tamaulipeco ser borrado de las sempiternas nóminas, donde siempre vivió.

Nadie querrá estar en sus zapatos.

Cabeza de Vaca por su parte, no parece tener muchos deseos de venganza y envía señales sutiles de que no tiene deseos de perseguir a ladrones corruptos del actual Gobierno de Tamaulipas, aunque el peso de la razón juegue a su favor.

Al menos se cree que no perseguirá peces gordos. A lo mucho charalitos de canal.

Aunque es mejor esperar y no especular.

Él sabe que debería hacerlo por bien de la justicia.

Pero a la vez sabe que con la vara que mida será medido. Y que si lo hace, quizá desate un mundo de demonios que en este momento, no conviene desatar.

Algo podría salirse de control.

Para eso debe estar de acuerdo –en este momento- con el presidente Peña, y ambos estar pensando en llevar la fiesta en paz.

Creemos que le gobernador electo de Tamaulipas debería dar un gran salto y marcar un hito en la historia política tamaulipeca en el renglón de justicia, interviniendo para que al menos TOMÁS YARRINGTON y EUGENIO HERNÁNDEZ FLORES caigan.

Empero como estos dos son acusados por delitos del fuero federal, quizá la mano justiciera no le alcance para conseguirlo.

Al menos tiene motivos para no intervenir.

Si los delitos fueran por peculado, por enriquecimiento ilícito o por cosa oscura comprobada, otro gallo cantaría.

Pero hasta hoy no hay valiente que se lance…

Por último dejaremos colgado aquí un pensamiento, ojalá sea motivo de reflexión.

Nada tiene que ver con la política.

En el nombre del -mal llamado- empoderamiento de la mujer se cometen tantas injusticias!
Por mi parte rehúyo términos raros, abstractos y confusos, tales como "feminismo" pues las más de las veces están basadas en arenas movedizas, carentes de fundamento.
Respeto a la mujer por ser pieza esencial en la historia de la humanidad, la valoro individualmente, pero rechazo calificarla en lo general.
¿Que si creo en que hay mujeres buenas y malas?
-Sí, definitivamente sí.
¿Que si creo que hay mujeres sabias, buenas, humildes, soberbias, malas e ignorantes?
-Sí, igual que también creo hay hombres así.
Rechazo por ende esas modernistas corrientes de pensamiento que colocan a la mujer a la altura de un ángel.
Creo por tanto que ni el hombre (género) es un demonio, ni la mujer un ángel divino. 
Y a la inversa, no creo en la santidad del hombre.
Más bien hay mezcla de todo.

Bien, por ahora es todo, nos vemos pronto.

PD: Por último va un pensamiento.

Un verdadero loco siempre está pensando en viajar, en volar, en recorrer caminos insondables para poder así contar a sus amigos y a medio mundo lo que recién descubrió.
Muere de hipertrofia aquél que ha dejado de soñar.
Vive de felicidad quien hasta el último suspiro se acuerda de la misión y legado que está obligado a dejar a su gente antes de partir…

Marco Antonio Torres de León

Estudió la carrera de Ciencias de la Comunicación en CUTM, laboró en diarios como El Sol de San Luis. Inició en el diario La Opinión de Matamoros como reportero de deportes. Posteriormente trabajó como reportero de información general en Expreso de Mante en 1999, en Noticias del Sur (hoy Cinco Noticias, El Signo de Mante, El Matutino)